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Gina Sotelo
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Hace
falta entender el valor de la cultura en la formación del ser
humano, opina el chiapaneco |
Julio
Cortázar describe en su Bestiario deslumbrantes fantasías
que revelan nuevos mundos, de igual manera Jorge Luis Borges en su
Manual de Zoología Fantástica da vida a seres que se
metamorfosean representando lo fantástico en el sentido más
atávico. Igual lo hicieron Kafka y Poe en la literatura.
Siguiendo este camino de imaginar lo que parece ser y no es o lo que
es pero no debería, Manuel Velázquez traduce en enormes
tablones el caos, seres e instrumentos carentes de sentido y lógica
que cobran vida al ser representados, se trata de Instrumentos alógicos,
exposición que se presenta en la Galería Universitaria
Ramón Alva de la Canal.
La serie consta de 16 piezas de formatos diversos entre 122 y 140
centímetros, aproximadamente, son pinturas sobre madera en
una técnica llamada paladium, combinada con acrílico,
grafito y patinas plateadas y/o doradas.
“Se trata de una serie minimalista que trabaja entre lo real
y lo abstracto, a manera de dispositivo que pretende aprovechar la
parte no lógica de la creación y de la vida, intentando
que la obra no cuente ninguna historia y que sea el espectador quien
dé su propia interpretación”. |
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El
artista chiapaneco empezó a trabajarla en 2005 y es la primera
vez que se expone en Xalapa. A diferencia de su obra anterior, es
una colección con poco color, muy sintética, casi minimalista,
un tanto ornamental que tiende a preguntarse sobre la razón
de ser de las cosas y las posibilidades que tiene el ser humano de
moverse en planos no lógicos.
“Traté de trabajar sobre planos simbólicos de
la realidad –dice el pintor– a partir de asociaciones
y evocaciones a manera de las máquinas inútiles y de
propuestas cercanas al dadá y a las corrientes del arte que
plantean múltiples lecturas e interpretaciones”. |
Manuel
Velázquez las llama “instrumentos” porque pretenden
ser analogías de piezas que pueden o no tener una función;
pueden ser a veces semillas, otras son recipientes y otras más
no tenemos una función clara de ellas: “Es una obra cercana
al minimalismo y a lo primigenio, conjuga la sencillez con lo polisensorial
y lo contradictorio”.
Añade que lo “alógico” es lo que escapa
a lo lógico, se mueve en planos de lo real y lo absurdo, de
lo funcional y lo inútil, de lo figurativo y lo abstracto:
“Lo alógico mantiene una estructura más o menos
congruente pero su intencionalidad y función se nos escapa,
la idea es preguntarse sobre el ser y el sentido de las cosas, es
decir ¿qué es esto?”
De ideas profundas y pensamientos claros, Manuel Velázquez
trabaja de manera incansable. Sea en su taller artesanal, como en
su obra personal, siempre está ejerciendo el oficio. Más
aún en tiempos en los que el arte no es precisamente un artículo
de primera necesidad. |
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“Creo
que los apoyos siempre son limitados. En México estamos muy
por abajo de las recomendaciones de la UNESCO en materia de cultura,
que recomienda el uno por ciento del gasto operativo anual para esta
área. En nuestro país se destina menos del .01 por ciento,
mientras en otros países se destina el tres por ciento o más,
hace falta entender el valor de la cultura en la formación
del ser humano”. |
Ante este panorama, opina que hacen falta no sólo más
apoyos económicos, sino un trabajo más profesional,
una revisión de lo que son los espacios culturales y cuál
es la función que realizan en nuestra sociedad.
“No solamente es mostrar la obra de los creadores, sino una
labor educativa, de formación de públicos, de rescate
de tradiciones, de preservación, de entretenimiento, aunque
esta palabra todavía les da miedo a los difusores de la cultura”.
Velázquez afirma que hace falta hacer del museo, de la galería,
un lugar de encuentros, de posibilidades múltiples para la
gente: “Estos espacios compiten de una manera muy desventajosa
con la televisión y los medios comerciales de entretenimientos,
hay que crear formas creativas de acercamiento con el público”.
Entre sus propuestas como creador para que el arte alcance públicos
más amplios, explica que el asunto no es sólo de dinero,
sino de cómo se aplican los recursos. Piensa que hay que trabajar
de manera muy cercana a los creadores, pero también con los
niños que será el público del mañana.
“El arte como fenómeno cultural tiene el valor de enriquecer
al ser humano tanto espiritual, como emocional y materialmente”,
y agrega que hay que tener una visión integral de las políticas
culturales, que involucre no sólo a los creadores, sino también
a las comunidades, la visión de los museos y los espacios culturales
tiene que cambiar, tienen que ser más dinámicos, más
lúdicos, con perfiles definidos y con temas actuales.
Además de ésta, Manuel Velázquez tiene una exposición
en Los Cabos el 17 de febrero con Roberto Rodríguez, ahí
mostrará una serie más artesanal de su trabajo donde
trata de retomar la cultura popular mexicana, sus colores y sus temas.
También será ponente en el Coloquio de Educación
Artística en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas
con una intervención sobre perfiles profesionales en las artes
plásticas y donde dialogará con otros invitados sobre
las perspectivas de la educación artística actual, sus
retos, dónde estamos y hacia dónde vamos.
En este coloquio participan artistas independientes, profesores de
las universidades de Chiapas, la Universidad Veracruzana y maestros
de la UNAM.
En septiembre viajará a Canadá para una exposición
individual en una galería dedicada a las artes gráficas
y para una colectiva en la Casa de México de Montreal. En noviembre
estará en Bélgica en otra exposición con otros
artistas locales.
Instrumentos alógicos estará expuesta todo febrero en
la Galería Universitaria Ramón Alva de la Canal, ubicada
en Zamora 27. Vale la pena visitarla. |
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