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Teatro
para mentes pensantes
Continúa
puesta en escena:
Las instrucciones, en La Caja
Gina Sotelo
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La
puesta en escena de Las instrucciones, versión libre del texto
El montaplatos, de Harold Pinter, inició su temporada el pasado
15 de marzo y se extenderá hasta el 8 e abril en el teatro
La Caja, ubicado en la calle La Pérgola sin número,
en la zona universitaria. Las funciones son los jueves y viernes a
las 20:30 horas y los sábados y domingos a las 19:30.
Cuando el entretenimiento es sinónimo de pastelazos y estridencia,
siempre se agradece una propuesta que atrape la atención y
lleve de manera sutil a la reflexión. Así es la puesta
en escena Las instrucciones, versión libre del texto El montaplatos,
de Harold Pinter. |
En
Las instrucciones aparecen dos hombres
que son observados por un tercero
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En la semioscuridad del escenario aparecen dos hombres que son observados
por un tercero. Dos sillas blancas y una de color son toda la escenografía,
no hace falta más, la presencia actoral llena el espacio. Los
hombres de traje negro platican ente sí, o mejor dicho, entablan
sendos monólogos que a veces se entrecruzan. Se desconoce su
profesión o lo que hacen ahí.
Mientras Gus (Joaquín Vargas) es ingenuo, infantil y quizás
algo torpe, Ben (Horacio Trujillo) sorprende por sus ataques de ira,
una furia que lo abraza y se apodera de él. Wilson, el jefe
(Víctor Camas) da instrucciones de manera fría pero
firme. ¿Cuál es el propósito de estos hombres
armados que hablan de los “trabajos” a realizar y el “batidero”
que queda tras sus misiones cumplidas?
“Pero es precisamente el débil quien tiene que ser fuerte
y saber marcharse cuando el fuerte es demasiado débil para
ser capaz de hacerle daño al débil” dice Milan
Kundera en el programa de mano de Las instrucciones, obra con diseño
de iluminación de Marla Espinosa, diseño de audio de
Javier Beverido y adaptación y dirección de Manuel Domínguez.
La producción, que se realizó gracias al programa de
Estimulo a la Creación y Desarrollo Artístico de Veracruz
2006, se sitúa en el sótano de un restaurante en Birmingham.
Los matones a sueldo Ben y Gus esperan instrucciones de Wilson para
realizar su próximo trabajo.
A lo largo de la obra vamos descubriendo la rutina a la que han estado
sujetos estos hombres, la forma de sobrellevarla en cada uno y las
consecuencias de sus personalidades dentro de la organización
para la que trabajan: la víctima de ese día es Gus.
El montaplatos es una obra que habla de traición. Las instrucciones
es una obra que habla de lealtad, específicamente de aquella
que no se pierde ni siquiera en la turbulencia de la traición.
Los dos personajes están obligados a representar su última
escena: la muerte de uno a manos del otro, sin ningún recurso
más que sus actuaciones para poder disimular, frente al otro,
sus papeles de verdugo y víctima.
Pinter (al igual que Beckett) hace de las tareas escénicas
acotadas en el texto un discurso complementario y esencial para su
dramaturgia. Esa importancia en las acciones es la que impera en esta
adaptación; son las acciones propuestas por el autor, las que
sirven de percutor de esta puesta en escena.
La representación se lleva a cabo en un escenario a la italiana,
con dos actores en escena y otro afuera. El formato de la puesta es
parte del discurso dramático de la misma; son dos actores en
un escenario vacío carente de los recursos escenográficos
necesarios para llevar a cabo las tareas que un misterioso personaje
externo (¿el director?) les exige para el desarrollo de la
obra.
Este tipo de imposibilidad práctica es la misma que el autor
propone en el texto original al plantear a dos personajes, a quienes
les piden platillos que no saben como preparar en una cocina en la
que hay una vajilla, mas no los ingredientes necesarios, y una estufa
sin gas.
La entrada general es de 60 pesos. |
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