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Implica
formas de evaluar y sancionar a quien no haga lo debido
La rendición de cuentas no se reduce
al acceso a la información: Olvera
Edith
Escalón |
Fundamental
fomentar que los ciudadanos aprendan a controlar al gobierno |
La
rendición de cuentas es un punto de encuentro entre ciudadanos
y gobierno, señaló Alberto Olvera, investigador de la
UV |
La
rendición de cuentas no se reduce al acceso a la información,
sino que forma parte de una familia de prácticas e instituciones
que hoy día se están construyendo en América
Latina, dentro de esta ola reciente de las democratizaciones de los
países de la región, aseguró Alberto Olvera,
investigador de la Universidad Veracruzana (UV). |
Al participar en el encuentro “Transparencia, acceso a la información
y rendición de cuentas en las universidades”, que realizó
la UV con el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública
(IFAI), Olvera comentó que estas prácticas tienen que
ver básicamente con la capacidad ciudadana de incidir en el
diseño de las políticas públicas.
“Rendir cuentas a la ciudadanía no se refiere sólo
a la información, sino a cómo se justifica lo que hace
el gobierno y, en su caso, cómo se evalúa la gestión
de poder público en todas las diversas dimensiones”,
explicó el universitario, integrante del Instituto de Investigaciones
Histórico Sociales de la UV.
Éste es un discurso, dijo, relativamente nuevo impulsado por
el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y otras agencias
de desarrollo; idea que se lanzó como una forma de fomentar
que los ciudadanos aprendieran a controlar al gobierno y, de esta
manera, se acabara con la corrupción y con la falta de control
ciudadano sobre las acciones del Estado, problemas típicos
de los países latinoamericanos. Explicó que la rendición
de cuentas, en un sentido conceptual, tiene tres fases: la participación
ciudadana, que tienen que ver con mecanismos de consulta a la ciudadanía
en el ejercicio de las políticas públicas; el seguimiento
o monitoreo, es decir, cómo se ejecutan esas políticas,
y la evaluación o balance de las mismas.
Este ciclo, señaló, implica que el gobierno informe
sobre lo que hace, pero además que haya una capacidad efectiva
de imponer sanciones a quienes violan las normas jurídicas
aplicadas, es decir, que además de estar informados, los ciudadanos
tengan manera de evaluar y sancionar a quienes no hagan lo debido.
De acuerdo con el académico, en México la única
manera que tenemos de castigar a los gobernantes es durante las elecciones,
cuando hay la posibilidad de cambiar de partido “porque ni siquiera
tenemos un verdadero control sobre nuestros gobernantes”.
Y aunque reconoció que las elecciones son un mecanismo post
factum de rendición de cuentas, aseguró que en nuestro
país es un pésimo mecanismo porque no hay reelección
de diputados y senadores; por ejemplo, “a un diputado que haga
mal su trabajo los ciudadanos no tienen manera de castigarlo a través
de la votación. Lo cierto es que las elecciones, aún
en la hipótesis de que hubiera reelección, no son un
buen mecanismo de control, ni eficaz ni práctico”.
Por otro lado, habló del problema de los controles internos
del Estado, pues se supone que hay mecanismos integrales al Estado
para controlar entre los poderes: “lamentablemente no tenemos
un mecanismo operativo que permita que los sistemas horizontales funcionen”.
Dijo que la acción de la ciudadanía tiene mucho que
ver con complementar o suplir ausencias que provienen de los diseños
institucionales y jurídicos del propio Estado, porque puede
hacer operativos los mecanismos horizontales a través de presiones;
sin embargo, aunque debería intervenir haciendo que esos controles
funcionen, Olvera reconoció que en México no funciona
así.
Por otra parte, Alberto Olvera comentó que cuando se habla
de rendición de cuentas las estadísticas son insuficientes:
“la información per se es apenas una de las fases, de
los instrumentos; una más tendría que ser lo explicativo,
es decir, aquello que justifica por qué lo que se hizo se hizo
de tal manera”.
Agregó que la información en frío no es suficiente
para que los ciudadanos tengan una capacidad evaluativa de la actuación
de los gobernantes: “Antes se acostumbraba en los informes presentar
un alud de cifras que a 99.9 por ciento de los ciudadanos no le decía
absolutamente nada, por eso es indispensable la explicación”.
Habló entonces de una tercera dimensión, relacionada
con la posibilidad de los ciudadanos de exigir y hacer valer su participación.
“Si bien desde el punto de vista del Estado son importantes
las dimensiones informativa y explicativa, desde el ámbito
de los ciudadanos es fundamental la posibilidad de exigir”.
La lógica de la rendición de cuentas, aclaró,
es el punto de encuentro entre ciudadanos y gobierno en donde se ofrece
información, pero los ciudadanos tienen una parte activa –no
solamente receptiva– que significa el control y la participación. |
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