Año 6 • No. 260 • marzo 19 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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  Implica formas de evaluar y sancionar a quien no haga lo debido
La rendición de cuentas no se reduce
al acceso a la información: Olvera

Edith Escalón
Fundamental fomentar que los ciudadanos aprendan a controlar al gobierno

La rendición de cuentas es un punto de encuentro entre ciudadanos y gobierno, señaló Alberto Olvera, investigador de la UV
La rendición de cuentas no se reduce al acceso a la información, sino que forma parte de una familia de prácticas e instituciones que hoy día se están construyendo en América Latina, dentro de esta ola reciente de las democratizaciones de los países de la región, aseguró Alberto Olvera, investigador de la Universidad Veracruzana (UV).
Al participar en el encuentro “Transparencia, acceso a la información y rendición de cuentas en las universidades”, que realizó la UV con el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI), Olvera comentó que estas prácticas tienen que ver básicamente con la capacidad ciudadana de incidir en el diseño de las políticas públicas.
“Rendir cuentas a la ciudadanía no se refiere sólo a la información, sino a cómo se justifica lo que hace el gobierno y, en su caso, cómo se evalúa la gestión de poder público en todas las diversas dimensiones”, explicó el universitario, integrante del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales de la UV.

Éste es un discurso, dijo, relativamente nuevo impulsado por el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y otras agencias de desarrollo; idea que se lanzó como una forma de fomentar que los ciudadanos aprendieran a controlar al gobierno y, de esta manera, se acabara con la corrupción y con la falta de control ciudadano sobre las acciones del Estado, problemas típicos de los países latinoamericanos. Explicó que la rendición de cuentas, en un sentido conceptual, tiene tres fases: la participación ciudadana, que tienen que ver con mecanismos de consulta a la ciudadanía en el ejercicio de las políticas públicas; el seguimiento o monitoreo, es decir, cómo se ejecutan esas políticas, y la evaluación o balance de las mismas.

Este ciclo, señaló, implica que el gobierno informe sobre lo que hace, pero además que haya una capacidad efectiva de imponer sanciones a quienes violan las normas jurídicas aplicadas, es decir, que además de estar informados, los ciudadanos tengan manera de evaluar y sancionar a quienes no hagan lo debido.

De acuerdo con el académico, en México la única manera que tenemos de castigar a los gobernantes es durante las elecciones, cuando hay la posibilidad de cambiar de partido “porque ni siquiera tenemos un verdadero control sobre nuestros gobernantes”.

Y aunque reconoció que las elecciones son un mecanismo post factum de rendición de cuentas, aseguró que en nuestro país es un pésimo mecanismo porque no hay reelección de diputados y senadores; por ejemplo, “a un diputado que haga mal su trabajo los ciudadanos no tienen manera de castigarlo a través de la votación. Lo cierto es que las elecciones, aún en la hipótesis de que hubiera reelección, no son un buen mecanismo de control, ni eficaz ni práctico”.

Por otro lado, habló del problema de los controles internos del Estado, pues se supone que hay mecanismos integrales al Estado para controlar entre los poderes: “lamentablemente no tenemos un mecanismo operativo que permita que los sistemas horizontales funcionen”.

Dijo que la acción de la ciudadanía tiene mucho que ver con complementar o suplir ausencias que provienen de los diseños institucionales y jurídicos del propio Estado, porque puede hacer operativos los mecanismos horizontales a través de presiones; sin embargo, aunque debería intervenir haciendo que esos controles funcionen, Olvera reconoció que en México no funciona así.

Por otra parte, Alberto Olvera comentó que cuando se habla de rendición de cuentas las estadísticas son insuficientes: “la información per se es apenas una de las fases, de los instrumentos; una más tendría que ser lo explicativo, es decir, aquello que justifica por qué lo que se hizo se hizo de tal manera”.

Agregó que la información en frío no es suficiente para que los ciudadanos tengan una capacidad evaluativa de la actuación de los gobernantes: “Antes se acostumbraba en los informes presentar un alud de cifras que a 99.9 por ciento de los ciudadanos no le decía absolutamente nada, por eso es indispensable la explicación”.

Habló entonces de una tercera dimensión, relacionada con la posibilidad de los ciudadanos de exigir y hacer valer su participación. “Si bien desde el punto de vista del Estado son importantes las dimensiones informativa y explicativa, desde el ámbito de los ciudadanos es fundamental la posibilidad de exigir”.

La lógica de la rendición de cuentas, aclaró, es el punto de encuentro entre ciudadanos y gobierno en donde se ofrece información, pero los ciudadanos tienen una parte activa –no solamente receptiva– que significa el control y la participación.