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Las
competencias humanas
Dalia
Xiomara Ceballos Romero
Alberto C. Ruiz Quiroz
Facultad de Filosofía UV |
Hoy se hacen planes de estudio desde un modelo de competencias. Se
está muy a la moda si se educa para ellas. Parece ser un término
que pertenece a la jerga del lenguaje educativo, pero sin duda que
la potencia del mundo mercantil dio lugar al boom de la competitividad.
Ésta puede ser entendida como disputa en el mercado de trabajo
o como pericia, aptitud actitud para hacer algo.
Viéndolo bien, una cosa lleva a la otra. Las nuevas generaciones
están siendo llevadas al punto de competir por un lugar en
el mercado ateniéndose a su capacidad personal. Esta competencia
estimula el desarrollo de las capacidades específicas que corresponden
a las características de cada carrera, al mismo tiempo que
urge el desenvolvimiento de las potencialidades básicas de
la propia personalidad. Unas y otras forman parte de las llamadas
competencias.
La arquitectura requiere de ciertas capacidades específicas
por parte de quienes desean desempeñarse en las tareas propias
de este campo. El derecho y la ingeniería otras, y cada carrera
exige las suyas. Sin embargo, el significado de competencia se ha
adelgazado hasta desvirtuarse. Lo peor es que se ha reducido a las
habilidades manuales y, con ello, se han dejado de lado las potencialidades
básicas.
Estas potencialidades básicas consisten en fundar las capacidades
específicas en el razonamiento básico que ha dirigir,
las aptitudes, las acciones y las actitudes. De este modo, las capacidades
específicas y las habilidades manuales, asociándose
a las habilidades de pensamiento, serán enmarcadas en el contexto
de las auténticas las competencias humanas. Entonces, las habilidades
mismas lograrán productos con dimensión social.
El titular de la Dirección de la educación normal, José
Guillermo Trujillo, emprendió ese camino el pasado sábado
24 de marzo. Un grupo de 30 profesores de educación primaria
iniciaron un diplomado sobre competencias, nosotros diríamos
básicas, que genera diálogo y reflexión colectiva.
Sus integrantes ponen su experiencia docente en una comunidad de indagación
que busca pistas y construye procesos educativos participativos que
desarrollen las competencias básicas de los niños.
Es el diplomado Comunidad de indagación y competencias, registrado
en educación continua de la Universidad Veracruzana, con la
colaboración de su Facultad de Filosofía y el apoyo
del programa de Matthew Lipman sobre Filosofía para niños,
el que guiará a los docentes de educación básica
quienes de manera muy concreta retoman la recomendación de
la UNESCO de incorporar la educación básica a la práctica
de la filosofía.
A través de su metodología basada en una práctica
dialógica, se pretende formar niños racionales y razonables,
aspectos que encontramos cimentados en el desarrollo de un pensamiento
crítico, creativo y de cuidado por el otro. Son los niños
quienes más conservan su de asombro y admiración por
el mundo que empiezan a descubrir, y que -muchas veces- los adultos
hemos dejado despreciado. De aquí se desprende la capacidad
para la imaginación y la creatividad, competencia básica
que casi no se cultiva.
Virginia Elizabeth Cobos Patiño, directora del centro regional
mencionado, ha puesto su mejor empeño en llevar adelante este
proyecto. La Subsecretaría de Educación Media Superior
y Superior, ha cimentado este proyecto que enfatiza la distinción
entre la filosofía y el filosofar.
Aquella responde a un conocimiento de la tradición filosófica,
es decir, a cierto bagaje teórico que le respalda. Éste,
se dice que es propio de los niños, entendido como el acto
mismo de dialogar, reflexionar y pensar de manera ordenada, de cuestionar
lo que les rodea, de intentar buscar un sentido, indagando, construyendo
y generando conocimientos por sí mismos sin la necesidad de
contar con un respaldo teórico, mas que el de su propia experiencia
de niños.
Este proyecto innova la educación: es un trabajo interinstitucional,
vincula diferentes niveles educativos y promueve las competencias
básicas, las competencias humanas que también son productivas
por afinar las aptitudes de pensamiento, las actitudes de colaboración
y de cuidado del otro, haciendo de los niños unos peritos en
su desempeño desde la plataforma de las competencias humanas.
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