Año 6 • No. 261 • Marzo 26 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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Las competencias humanas

Dalia Xiomara Ceballos Romero
Alberto C. Ruiz Quiroz
Facultad de Filosofía UV

Hoy se hacen planes de estudio desde un modelo de competencias. Se está muy a la moda si se educa para ellas. Parece ser un término que pertenece a la jerga del lenguaje educativo, pero sin duda que la potencia del mundo mercantil dio lugar al boom de la competitividad. Ésta puede ser entendida como disputa en el mercado de trabajo o como pericia, aptitud actitud para hacer algo.

Viéndolo bien, una cosa lleva a la otra. Las nuevas generaciones están siendo llevadas al punto de competir por un lugar en el mercado ateniéndose a su capacidad personal. Esta competencia estimula el desarrollo de las capacidades específicas que corresponden a las características de cada carrera, al mismo tiempo que urge el desenvolvimiento de las potencialidades básicas de la propia personalidad. Unas y otras forman parte de las llamadas competencias.

La arquitectura requiere de ciertas capacidades específicas por parte de quienes desean desempeñarse en las tareas propias de este campo. El derecho y la ingeniería otras, y cada carrera exige las suyas. Sin embargo, el significado de competencia se ha adelgazado hasta desvirtuarse. Lo peor es que se ha reducido a las habilidades manuales y, con ello, se han dejado de lado las potencialidades básicas.

Estas potencialidades básicas consisten en fundar las capacidades específicas en el razonamiento básico que ha dirigir, las aptitudes, las acciones y las actitudes. De este modo, las capacidades específicas y las habilidades manuales, asociándose a las habilidades de pensamiento, serán enmarcadas en el contexto de las auténticas las competencias humanas. Entonces, las habilidades mismas lograrán productos con dimensión social.

El titular de la Dirección de la educación normal, José Guillermo Trujillo, emprendió ese camino el pasado sábado 24 de marzo. Un grupo de 30 profesores de educación primaria iniciaron un diplomado sobre competencias, nosotros diríamos básicas, que genera diálogo y reflexión colectiva. Sus integrantes ponen su experiencia docente en una comunidad de indagación que busca pistas y construye procesos educativos participativos que desarrollen las competencias básicas de los niños.

Es el diplomado Comunidad de indagación y competencias, registrado en educación continua de la Universidad Veracruzana, con la colaboración de su Facultad de Filosofía y el apoyo del programa de Matthew Lipman sobre Filosofía para niños, el que guiará a los docentes de educación básica quienes de manera muy concreta retoman la recomendación de la UNESCO de incorporar la educación básica a la práctica de la filosofía.

A través de su metodología basada en una práctica dialógica, se pretende formar niños racionales y razonables, aspectos que encontramos cimentados en el desarrollo de un pensamiento crítico, creativo y de cuidado por el otro. Son los niños quienes más conservan su de asombro y admiración por el mundo que empiezan a descubrir, y que -muchas veces- los adultos hemos dejado despreciado. De aquí se desprende la capacidad para la imaginación y la creatividad, competencia básica que casi no se cultiva.

Virginia Elizabeth Cobos Patiño, directora del centro regional mencionado, ha puesto su mejor empeño en llevar adelante este proyecto. La Subsecretaría de Educación Media Superior y Superior, ha cimentado este proyecto que enfatiza la distinción entre la filosofía y el filosofar.

Aquella responde a un conocimiento de la tradición filosófica, es decir, a cierto bagaje teórico que le respalda. Éste, se dice que es propio de los niños, entendido como el acto mismo de dialogar, reflexionar y pensar de manera ordenada, de cuestionar lo que les rodea, de intentar buscar un sentido, indagando, construyendo y generando conocimientos por sí mismos sin la necesidad de contar con un respaldo teórico, mas que el de su propia experiencia de niños.

Este proyecto innova la educación: es un trabajo interinstitucional, vincula diferentes niveles educativos y promueve las competencias básicas, las competencias humanas que también son productivas por afinar las aptitudes de pensamiento, las actitudes de colaboración y de cuidado del otro, haciendo de los niños unos peritos en su desempeño desde la plataforma de las competencias humanas.