Año 6 • No. 265 • Mayo 7 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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La Ley Federal del Trabajo es la única de AL sin reformas
Poco democrático el sindicalismo mexicano: experto

David Sandoval

Carece de participación de las bases en la toma de decisiones y está acostumbrado a recibir beneficios en negociación de los líderes

Las instituciones como el IMSS y el ISSSTE pueden considerarse como logros del movimiento sindical, expresó Sergio García Díaz
En la actualidad, la situación de los sindicatos en México experimenta transformaciones que revelan problemáticas del pasado aún no resueltas, así como probables tensiones que podrían generarse dentro del mismo movimiento sindical y hacia el sector de los empresarios, manifestó en la conferencia “El Sindicalismo en México y sus transformaciones”, Sergio García Díaz, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).

Invitado por la Facultad de Sociología de la Universidad Veracruzana (UV) en el marco de su trigésimo aniversario, el investigador articuló un panorama histórico del movimiento sindical desde principios del siglo XX hasta el día de hoy, resaltando los cambios que ha experimentado este movimiento y algunas de las implicaciones generadas por ello.

El movimiento sindical es un rasgo característico de la clase obrera, señaló, pero tuvo una dependencia del Estado mexicano durante las siete décadas en que gobernó el Partido Revolucionario Institucional (PRI) al país y es desde los años ochenta –cuando la política de Estado adoptó el modelo neoliberal como estrategia de desarrollo nacional– que las transformaciones en este movimiento laboral han sido más evidentes.

La clase obrera en México cifra sus esperanzas en la Ley Federal del Trabajo; sin embargo, la ley mexicana es la única en toda América Latina que no ha sido reformada, planteando una situación más compleja a futuro ya que el Estado no cuenta actualmente con el respaldo de amplios sectores obreros.

A pesar de haber existido un sindicalismo independiente formado en la década de los sesenta, éste tuvo poco impacto ya que el sindicalismo corporativo ejercía una presión importante tanto para sus agremiados como para otras organizaciones; García Díaz apuntó que durante estas décadas es cuando se consolidan las posiciones de los líderes corporativistas, tendientes más a la negociación que a la manifestación.

Durante las últimas décadas del siglo XX el Estado mexicano oferta las empresas nacionales y comienza un proceso de privatización que continúa hasta la fecha, pues en la actualidad el Estado opera únicamente 100 de las mil 100 que tuvo durante varias décadas, comentó el académico.

El sindicalismo creado en relación con dicha privatización puede denominarse como “neocorporativo”, incluyendo a organizaciones apegadas previamente al Estado como el Congreso del Trabajo y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que es también el sindicato más grande de Latinoamérica contando con más de un millón de agremiados.

También en años recientes, agregó García Díaz, se ha constituido una opción sindical católica, coordinada por el Partido Acción Nacional (PAN); la Alianza Sindical Mexicana, como se denomina, agrupa a diversos sindicatos pro-empresariales, algunos pertenecientes a la CROC.

Entre las organizaciones que han persistido existe un sindicalismo radical proveniente de las grandes organizaciones laborales del país; no obstante, se expresa de manera independiente en su acción, conformada principalmente por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), la sección del Sindicato de Trabajadores Mineros de la Siderúrgica de Lázaro Cárdenas, en Michoacán, y la sección 22 del SNTE, radicada en el estado de Oaxaca.

Al finalizar este recuento histórico de los sindicatos en México, el investigador del CIESAS definió al sindicalismo mexicano como poco democrático, carente de la participación de las bases en la toma de decisiones, además de estar acostumbrados a recibir beneficios por medio de la negociación de los líderes.

Sin embargo, algunos de los logros sindicales obtenidos por estos líderes han redundado en beneficios para los trabajadores, estableciendo un acuerdo con el Estado, que brinda recursos para crear entidades como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).

No obstante, destacó el investigador, pareciera ser que las actuales relaciones obrero-patronales están imponiendo otras condiciones que benefician más a las empresas que a los trabajadores, como jornadas extensas de trabajo y predominancia de contrataciones temporales.

Numerosos logros de los sindicatos estatales han sido convertidos en privilegios, esto explicaría la escasa lucha de los sindicatos ante las privatizaciones, ya que hasta el momento se ha registrado poca actividad en ese sentido, expresó García Díaz, debido a que los dirigentes negocian una inactividad a cambio de favores o ingresos económicos que no son registrados.