Año 6 • No. 266 • mayo 14 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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Permite apreciar la relación entre programas de estudio y procesos prácticos
Seguimiento curricular: clave para analizar nuestras universidades

David Sandoval

Es considerado como un proceso de investigación que contempla la posibilidad de intervención cuando se requiera, afirma investigadora de la UPN

El seguimiento curricular es pieza clave del análisis institucional al permitir tomar decisiones para efectuar cambios que modificarán los procesos de formación profesional, permitiendo a los directivos y académicos involucrados tener una visión global del desarrollo de los procesos, manifestó Rosa María Torres Hernández, profesora de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN).

Invitada por la Facultad de Pedagogía de la Universidad Veracruzana (UV) al ciclo de “Diálogos en educación”, con el que esta Facultad celebra un aniversario más de existencia, Torres Hernández afirmó que el proyecto de seguimiento curricular posee como atributo básico ser una propuesta teórica y práctica de investigación que también actúa como mediador entre la intencionalidad educativa y social; de esta actividad es posible también incidir en los procesos prácticos que se aplican en las instituciones educativas.

Este seguimiento se puede definir como un proceso de investigación e intervención y tiene la facultad de intervenir en el momento que se considere necesario, agregó Torres Hernández; por esta razón debe definirse en el currículo qué se persigue como fines y qué se apoya como conocimientos; no obstante, muchas veces los problemas se van resolviendo a lo largo del desarrollo.

“Para nosotros es muy importante el currículo, suponemos que a partir de ver las problemáticas, los aciertos y las dinámicas, entendemos lo que está pasando con las dinámicas grupales, los elementos de relación curricular, las formas de trabajo, los mandos”, expresó la investigadora, “nosotros suponemos que yendo al currículo analizamos dos cosas sustanciales: las prácticas institucionales y las prácticas instituyentes, es decir, lo que todavía no está institucionalizado pero es potencialmente importante para la institución”.

Torres Hernández expuso el procedimiento para analizar el programa educativo, que se basa en la detección del núcleo problemático, la recopilación de evidencias y finalmente la devolución orientada hacia directivos, profesores y académicos, destacando que la intención del seguimiento no está orientada hacia el uso de nuevos materiales y formas de enseñar, sino hacia la aplicación de una política diferente que mejore los procesos de la institución.

Las fases del seguimiento curricular se componen de una prueba piloto de encuesta, análisis y detección de la información; posterior a la encuesta se efectúa una categorización de los resultados obtenidos; sin embargo, recalcó, hay que tener en cuenta la distribución del poder al interior de las instituciones.

El fin del seguimiento tiene una relación directa con el modo como se construye el currículum y cómo es aplicado por los docentes de acuerdo con las circunstancias, explicó la investigadora de la UPN, éstas a su vez deben ser sistemáticamente construidas, aplicando un esquema basado en una teoría de contexto que apuntala la acción en diversas situaciones que podrían presentarse en una institución escolar.

Los resultados de la implementación de un plan de estudios –concluyó la catedrática invitada– pueden apreciarse, como mínimo, hasta tres meses posteriores a su inicio, teniendo presente que un plan de estudios no debe considerarse como inamovible ya que el desarrollo propio será el que termine de asentarlo como base de la institución educativa en cuestión.