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Permite
apreciar la relación entre programas de estudio y procesos
prácticos
Seguimiento curricular: clave para analizar nuestras universidades
David Sandoval
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Es
considerado como un proceso de investigación que contempla
la posibilidad de intervención cuando se requiera, afirma
investigadora de la UPN
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El seguimiento curricular es pieza clave del análisis institucional
al permitir tomar decisiones para efectuar cambios que modificarán
los procesos de formación profesional, permitiendo a los directivos
y académicos involucrados tener una visión global del
desarrollo de los procesos, manifestó Rosa María Torres
Hernández, profesora de la Universidad Pedagógica Nacional
(UPN).
Invitada por la Facultad de Pedagogía de la Universidad Veracruzana
(UV) al ciclo de “Diálogos en educación”,
con el que esta Facultad celebra un aniversario más de existencia,
Torres Hernández afirmó que el proyecto de seguimiento
curricular posee como atributo básico ser una propuesta teórica
y práctica de investigación que también actúa
como mediador entre la intencionalidad educativa y social; de esta
actividad es posible también incidir en los procesos prácticos
que se aplican en las instituciones educativas.
Este seguimiento se puede definir como un proceso de investigación
e intervención y tiene la facultad de intervenir en el momento
que se considere necesario, agregó Torres Hernández;
por esta razón debe definirse en el currículo qué
se persigue como fines y qué se apoya como conocimientos; no
obstante, muchas veces los problemas se van resolviendo a lo largo
del desarrollo.
“Para nosotros es muy importante el currículo, suponemos
que a partir de ver las problemáticas, los aciertos y las dinámicas,
entendemos lo que está pasando con las dinámicas grupales,
los elementos de relación curricular, las formas de trabajo,
los mandos”, expresó la investigadora, “nosotros
suponemos que yendo al currículo analizamos dos cosas sustanciales:
las prácticas institucionales y las prácticas instituyentes,
es decir, lo que todavía no está institucionalizado
pero es potencialmente importante para la institución”.
Torres Hernández expuso el procedimiento para analizar el programa
educativo, que se basa en la detección del núcleo problemático,
la recopilación de evidencias y finalmente la devolución
orientada hacia directivos, profesores y académicos, destacando
que la intención del seguimiento no está orientada hacia
el uso de nuevos materiales y formas de enseñar, sino hacia
la aplicación de una política diferente que mejore los
procesos de la institución.
Las fases del seguimiento curricular se componen de una prueba piloto
de encuesta, análisis y detección de la información;
posterior a la encuesta se efectúa una categorización
de los resultados obtenidos; sin embargo, recalcó, hay que
tener en cuenta la distribución del poder al interior de las
instituciones.
El fin del seguimiento tiene una relación directa con el modo
como se construye el currículum y cómo es aplicado por
los docentes de acuerdo con las circunstancias, explicó la
investigadora de la UPN, éstas a su vez deben ser sistemáticamente
construidas, aplicando un esquema basado en una teoría de contexto
que apuntala la acción en diversas situaciones que podrían
presentarse en una institución escolar.
Los resultados de la implementación de un plan de estudios
–concluyó la catedrática invitada– pueden
apreciarse, como mínimo, hasta tres meses posteriores a su
inicio, teniendo presente que un plan de estudios no debe considerarse
como inamovible ya que el desarrollo propio será el que termine
de asentarlo como base de la institución educativa en cuestión. |
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