Año 6 • No. 269 • Junio 4 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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¿ ... y luego qué
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José Othón Flores Consejo

Como parte de los trabajos que se realizan para impulsar el Programa de Calidad en la Universidad Veracruzana (UV), ya lo hemos comentado, construimos una estructura de redes que hace posible la operación del programa.

Los comités regionales tienen la responsabilidad de asegurar que la política y objetivos de calidad sean entendidos, implantados y mantenidos en las regiones universitarias, y la de promover en su comunidad la cultura de calidad.

Ellos a su vez se valen de la formación de comités de facultad, instituto o dependencia, que hacen lo propio para sus instituciones. Ya sé que me dirán que da la impresión de ser un medio complicado para el desarrollo de un programa y a veces se puede pensar que sólo estamos creando nuevas estructuras para complicar (como si se pudiera más) la ya compleja organización que tenemos.

Sin embargo, es importante aclarar que tanto el programa de calidad como los comités operan en la mejora de nuestra labor cotidiana y no en hacerla más compleja y burocrática, ya lo he comentado y sé que es difícil de creer, pero de lo que se trata es de tener menos papeles, menos trabas y mucha, pero mucha, más eficiencia.

La puesta en marcha de estos comités se ha dado a través del ejercicio de diseñar su plan de trabajo y con este motivo he tenido la maravillosa oportunidad de visitar las ciudades en que se hospedan los campus de nuestras regiones.

En una de estas visitas, en la ciudad de Coatzacoalcos, fui (como siempre que visito esas tierras lo hago) a comprar un chamorro en un conocido restaurante de la región (Salón Luz) en donde, en mi opinión, se comen los mejores chamorros del mundo (exagero ¿verdad?).

El asunto es que serían las 8:30 de la noche (el lugar cierra a la media noche, según me habían dicho por teléfono), corría el segundo tiempo de un partido de la Copa Libertadores en el que jugaba el América de México contra el Santos de Brasil y en el lugar se encontraban sentadas 5 personas, en diversas mesas, bebiendo y comiendo botanas, como corresponde a todo buen protocolo futbolero que se precie de serlo.

Llegué con el optimismo de quien se prepara para llevar a cabo una de las travesuras infantiles preferidas, o de quien sabe que disfrutará uno de sus placeres favoritos (a pesar del exceso de grasa); no tenía mucho tiempo, así que tenía pensando llevar el exquisito manjar a diferente territorio para agasajarme con él en el secreto de la intimidad (no me interesaba mucho el fut, ¡no jugaban los Tiburones!).

–Me da un chamorro para llevar, le dije a la empleada con cara de lujuria, (la mía, no la de la empleada).
Cual sería mi sorpresa cuando me contesta:
–No joven (esa parte me agradó bastante). Mire, hay futbol, y ya sólo nos quedan ocho y la verdad que tal si se nos acaban.

Lleno de frustración y por supuesto de enojo, salí del lugar y luego de una dosis de mil 500 respiraciones y 20 conteos repetidos del uno al 150 para calmarme, reflexioné sobre la falta de calidad del lugar y de por qué en un lugar turístico (el turismo de negocios también es turismo y uno muy rentable por cierto), no tenemos lugares más competitivos.

Me llevó a confirmar la importancia de la planeación y del trabajo que hacemos ahora con los comités de calidad y recordé que contar con un plan permite a la organización realizar un análisis profundo de los aspectos que son parte integral del entorno general y crear opciones para enfrentar el futuro con mayores oportunidades de éxito. (Si hoy habrá futbol, ponle otros dos chamorritos, por ejemplo).

Planeación es la función administrativa que consiste en seleccionar, entre diversas alternativas, el destino de una organización, permite identificar las oportunidades futuras; prever y prevenir problemas; y desarrollar cursos óptimos de acción.

En el proceso de planeación, se identifican dos tipos: la estratégica y la operativa.
La planeación estratégica es el proceso organizacional de desarrollo y análisis de los insumos, valores institucionales, misión, visión, objetivos estratégicos, funciones sustantivas, estrategias generales y análisis del desempeño. El propósito general es enfrentar eficazmente las oportunidades y amenazas del entorno a partir de las fortalezas y debilidades de la institución; incluyendo el desarrollo de acciones contingentes que permiten prepararse para cambios rápidos e inesperados, que ejercen influencia (positiva o negativa) en su entorno y para lo que requerirá una respuesta ágil.

La planeación operativa se ubica en la toma de decisiones detalladas sobre qué hacer, quién lo hará y cómo, con un horizonte temporal de un año para lograr el plan estratégico establecido; se seleccionan los objetivos específicos y la manera de lograrlos en el plan; decisión de los cursos de acción a seguir para lograr el mejoramiento de las operaciones vigentes; y elaborar presupuestos de las áreas que integran las dependencias y entidades.

Hemos coincidido en que la calidad se da con el cumplimiento de requisitos y un sistema de gestión de la calidad es todo aquello que permite dirigir y controlar una organización hacia el cumplimiento de esos requisitos, por lo que hacemos un plan de la calidad para establecer los objetivos, especificar los procesos operativos necesarios y asignar los recursos relacionados, para el cumplimiento de los objetivos de la calidad.

Finalmente ya regresé a Coatza y ya me pude llevar mi chamorro del cual, como Macario, tuve que compartir a mi esposa e hijas, si no, no me tocaría nada.

Seguimos haciendo los planes de calidad, de los que daremos cuenta próximamente; y entre tanto yo sigo en espera de sus comentarios en otflores@uv.mx.