Año 7 • No. 270 • junio 11 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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  El sueño, detonante
de la creatividad
Gina Sotelo
Lo que en Europa se llamó surrealismo tiene su equivalente en México en el realismo mágico; en nuestra cultura todavía existen muchos elementos surreales que por la cotidianidad no las vemos. La modernidad nos lleva a querer racionalizar todo dejando a un lado la imaginación; si el conocimiento es bello, entonces ¿por qué la belleza no es conocimiento?, ¿por qué la creación del hombre no puede ser conocimiento si cuando el poeta duerme, está soñando, está creando cosas?

De esto y más habló Blanca Salcedo, egresada de la Facultad de Antropología en la charla “La iconografía surrealista”, que impartió como parte del Festival Pata de perro el pasado 9 de mayo en el Ágora de la Ciudad.

Para Salcedo, la antropología es una ciencia holística que permite el desfase hacia muchos terrenos y una de las dimensiones que el hombre tiene que rescatar primeramente es el imaginario, conservar todos los elementos de su imaginación para que empiece a ver en la cultura o en la realidad en la que vive, lo maravilloso que tiene para existir.

Hizo un análisis antropológico desde el área de la iconografía estudiando las pinturas de Salvador Dalí partiendo de los métodos simbolista, el de Erwin Panofsky y el estructuralismo. Éstos fueron sus tres ejes y con ellos desarrolló un paralelismo entre la antropología y el estudio de las imágenes y los movimientos artísticos.

Partiendo de los cuadros que Dalí soñó, Blanca realizó su investigación Estudio de la función social del sueño. Al respecto dice: “El primer opositor de André Bretón fue Dalí. Bretón reivindica el papel y la función social del sueño y cómo el hombre empieza a creer en él, pero empieza a tener a la vez una especie de prejuicio cultural, afirma que puedes soñar todo lo bello mientras no sueñes cuestiones anales”.

Añade que Dalí dijo que si era surrealista tenía que soñar cualquier cosa y empezó a plasmar elementos escatológicos, máquinas voladoras, paraguas, creando su método onírico crítico paranoico.

“La idea del sueño a partir del surrealismo es que el sueño es la potencia creadora del hombre, muchas personas sueñan cosas que no harían en la vida real, lo que Freud llama pulsiones reprimidas; sin embargo, los antropólogos consideramos que el sueño puede ser un cuestionamiento de la vida social, pues el hombre empieza a preguntarse cosas que lo están colonizando” dice Blanca Salcedo.

Agregó en su charla que ahí entra el arte, porque el sueño se sitúa ahora entre la racionalidad de la cultura, pero también frente a la imaginación que podría generar en el hombre: “El hombre tiene que imaginar para nutrirse, por eso tenemos fiestas, tenemos carnavales, piñatas. Debemos de reivindicar la idea de la imaginación desde que somos niños hasta que llegamos a ser adultos”.