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El
sueño,
detonante
de la creatividad
Gina Sotelo |
Lo
que en Europa se llamó surrealismo tiene su equivalente en
México en el realismo mágico; en nuestra cultura todavía
existen muchos elementos surreales que por la cotidianidad no las
vemos. La modernidad nos lleva a querer racionalizar todo dejando
a un lado la imaginación; si el conocimiento es bello, entonces
¿por qué la belleza no es conocimiento?, ¿por
qué la creación del hombre no puede ser conocimiento
si cuando el poeta duerme, está soñando, está
creando cosas?
De esto y más habló Blanca Salcedo, egresada de la Facultad
de Antropología en la charla “La iconografía surrealista”,
que impartió como parte del Festival Pata de perro el pasado
9 de mayo en el Ágora de la Ciudad.
Para Salcedo, la antropología es una ciencia holística
que permite el desfase hacia muchos terrenos y una de las dimensiones
que el hombre tiene que rescatar primeramente es el imaginario, conservar
todos los elementos de su imaginación para que empiece a ver
en la cultura o en la realidad en la que vive, lo maravilloso que
tiene para existir.
Hizo un análisis antropológico desde el área
de la iconografía estudiando las pinturas de Salvador Dalí
partiendo de los métodos simbolista, el de Erwin Panofsky y
el estructuralismo. Éstos fueron sus tres ejes y con ellos
desarrolló un paralelismo entre la antropología y el
estudio de las imágenes y los movimientos artísticos.
Partiendo de los cuadros que Dalí soñó, Blanca
realizó su investigación Estudio de la función
social del sueño. Al respecto dice: “El primer opositor
de André Bretón fue Dalí. Bretón reivindica
el papel y la función social del sueño y cómo
el hombre empieza a creer en él, pero empieza a tener a la
vez una especie de prejuicio cultural, afirma que puedes soñar
todo lo bello mientras no sueñes cuestiones anales”.
Añade que Dalí dijo que si era surrealista tenía
que soñar cualquier cosa y empezó a plasmar elementos
escatológicos, máquinas voladoras, paraguas, creando
su método onírico crítico paranoico.
“La idea del sueño a partir del surrealismo es que el
sueño es la potencia creadora del hombre, muchas personas sueñan
cosas que no harían en la vida real, lo que Freud llama pulsiones
reprimidas; sin embargo, los antropólogos consideramos que
el sueño puede ser un cuestionamiento de la vida social, pues
el hombre empieza a preguntarse cosas que lo están colonizando”
dice Blanca Salcedo.
Agregó en su charla que ahí entra el arte, porque el
sueño se sitúa ahora entre la racionalidad de la cultura,
pero también frente a la imaginación que podría
generar en el hombre: “El hombre tiene que imaginar para nutrirse,
por eso tenemos fiestas, tenemos carnavales, piñatas. Debemos
de reivindicar la idea de la imaginación desde que somos niños
hasta que llegamos a ser adultos”. |
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