Año 7 • No. 270 • junio 11 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Centrales

 General


 Reportaje

 Regiones

 Becas y  oportunidades

 
Arte

 Deportes


 Contraportada


 Números  Anteriores


 Créditos



 

 

 
En México pesó más el petróleo
que la energía atómica
Gina Sotelo
Mientras la prensa internacional debatía el asunto de la energía atómica en las décadas del 50 al 70, en México la información en medios abundaba sobre la riqueza petrolera de México y el florecimiento de esta industria petrolera, aseguró Martha Ortega Soto en el marco del IV Coloquio “La prensa como fuente para el análisis en las ciencias sociales” celebrado en la Universidad Veracruzana (UV).

La especialista de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) que también se registraron pugnas entre los especialistas en el campo de la energía atómica, lo que derivó en que los periódicos hicieran a un lado el tema: “El gobierno además no dejaba de expresar su vocación pacífica y los científicos se mantuvieron al margen de la política”, añadió.

También dijo que los artículos publicados a partir de esta década reflejan cómo veía la prensa el desarrollo en este campo, partiendo de que en 1945, tras las explosiones en Hiroshima y Nagasaki y la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial, el descubrimiento –y fatal uso– de esta fuente de energía era un tema de gran interés.

Las noticias trataban entonces de resumir cuatro décadas de investigación sobre cómo podía manejarse y liberarse esta energía. Las consecuencias de las radiaciones a nadie le quedaban del todo claras; no se sabía cómo se producían reacciones en cadena o el volumen de energía que se podía obtener.

Había en el ambiente un sin número de preguntas por contestar. La información sobre la energía atómica era propiedad de investigadores, cual información estratégica que resguardaba la seguridad nacional. La prensa mundial hablaba de algunas aplicaciones cuya consecuencia era imposible de ocultar.

Las publicaciones científicas fueron censuradas tras la Segunda Guerra Mundial. En México nuevas agencias internacionales trabajaban a favor del estudio de este campo; el gobierno mexicano de 1952, teniendo al frente a Miguel Alemán Valdés, decidió sumarse al progreso y adquirir un Acelerador de Partículas Van der Graaf donado a la UNAM.

Tras esta costosa adquisición había que explicarle a la sociedad qué era este aparato y para qué servía. Además de cómo se podía emplear la energía en nuestro país: “Fue el periódico El Universal el que empezó a hacer entrevistas a científicos que explicaban qué era la energía atómica y cuáles eran los beneficios de esta inversión”.

Los artículos eran en su mayoría sobre temas de difusión científica que resaltaban las aplicaciones no bélicas sobre las ventajas del uso de la energía nuclear y cómo ésta podía transformarse en eléctrica; sin embargo, estas noticias no fueron tantas pues por aquella época se desvió la atención a otra soberana fuente de energía: el petróleo.

Concluye Ortega Soto que los artículos prepararon el terreno para tener una Comisión de Energía Nuclear. Dice que en el país no se abarató la energía que se centró en el petróleo, pero con esta comisión se dio sustento a la política exterior:
“Y aparecía México como una región sin armas nucleares enarbolando el discurso del pacifismo. La prensa jugaba un papel muy importante en el éxito del juego político”.

El evento se llevó a cabo del 24 al 26 de mayo y tuvo como sede el Auditorio Gonzalo Aguirre Beltrán del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales (IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV).