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Ilegal
y peligrosa, la intervención de empresarios en elecciones:
especialista
Juan Carlos Plata
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El
exceso y la concentración de poder es peligroso, y cuando
se juntan poder y dinero, es todavía más peligroso;
Carlos Alba Vega, investigador del Colegio de México |
Además
de ser un acto ilegal –incluso reconocido tanto por el Tribunal
Electoral como por los empresarios–, la intervención
de los organismos empresariales en los procesos electorales representa
un peligro para la estabilidad social del país, aseguró
el investigador del Colegio de México, Carlos Alba Vega.
“No sería deseable que esto siga ocurriendo, es ilegal;
no es saludable para la sociedad y es peligroso porque genera descontento,
y volver a permitirlo sería un error muy grave. Las autoridades
de la elección fueron demasiado generosas y bastante tibias
en su manera de sancionar esta conducta no propia de un proceso electoral,
debieron actuar con mucha mayor autoridad para atajar esa conducta”,
sostuvo. |
Carlos
Alba Vega sostuvo que la intervención de los organismos empresariales
en los procesos electorales representa un peligro para la estabilidad
social del país |
Alba Vega dijo que desde la Revolución y hasta principios de
los 70, la relación de empresarios y políticos era directa,
los hombres adinerados tenían derecho de picaporte en la oficina
del presidente en turno, y de manera indirecta influían en
el poder; el presidente y los secretarios de Estado los consultaban
antes de tomar decisiones en materia económica y política.
“Pero a principios de los 70 se rompe ese pacto no escrito de
consultarlos previamente y el presidente empezó a tomar decisiones
propias y los empresarios sintieron que sus intereses estaban siendo
afectados y se reorganizaron; crearon el Consejo Coordinador Empresarial
en 1975 y se involucraron directamente en la política porque
creyeron que los canales tradicionales de participación no
eran suficientes”, dijo.
A partir de ahí comenzaron a conseguir cargos de elección
popular, desde los 70 alcanzaron alcaldías y diputaciones locales
y federales, senadurías, y a partir de 1988 empezaron a aspirar
a la presidencia con Manuel Clouthier, hasta que en el 2000 la consiguieron
con Vicente Fox.
“El exceso y la concentración del poder –en cualquier
situación– es peligroso, cuando se juntan el poder y
el dinero, es todavía más peligroso. Los empresarios
tienen muchos intereses que defienden a toda costa, lo hacen de la
manera más efectiva que encuentran y tienen los recursos suficientes
para hacerlo”, afirmó.
Alba Vega explicó que, a diferencia de otras revoluciones sociales,
la Mexicana no sólo respetó la existencia de los grandes
empresarios, sino que facilitó su nacimiento y desarrollo.
Sí marcó ciertos límites en su acción,
pretendiendo con ello proteger los intereses de otros sectores sociales,
pero en la práctica no logró orientar un desarrollo
que propiciase una sociedad razonablemente igualitaria e incluyente
a largo plazo.
“Por una parte, los empresarios eran visualizados como un factor
de modernización para el país y, por la otra, algunos
actores sociales que participaron en la Revolución los empujaron
fuera de los espacios de representación del nuevo orden político,
donde otros sectores como los militares, los obreros y los campesinos
sí tenían un lugar”, dijo.
El espacio de acción de los empresarios se limitó al
campo económico, aunque de manera limitada; tendrían
derecho a ser consultados por el gobierno en materia de política
económica, para eso se crearían las cámaras y
confederaciones de industriales y comerciantes. La falta de representación
política directa a través de los partidos se supliría
con formas de relación informales y personalizadas a través
de las cuales expresaban sus demandas y defendían sus intereses
al más alto nivel.
“Sin embargo, en los aspectos sociales y políticos, cuando
aparecieron conflictos que no pudieron resolverse por esos mecanismos,
los empresarios prefirieron crear sus propias instituciones, entre
las que destacan la Coparmex (1929), el Consejo Mexicano de Hombres
de Negocios (1962) y el Consejo Coordinador Empresarial (1975)”,
dijo el investigador.
Carlos Alba Vega es doctor en Ciencia Política por la École
des Hautes Etudes en Sciences Sociales (Mención Honorífica),
maestro por el Diplôme d'Études Approfondies, de París;
es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel III. |
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