Año 7 • No. 275 • julio 16 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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De entre 12 participantes de diferentes partes del país
Gana egresada de la UV
virtuality literario de la UNAM
Dunia Salas Rivera

Los de Falanja, son ya los cuentos de una escritora: Álvaro Enrigue

Sin duda, domina el género y construye atmósferas convincentes y dilatadas. Maneja la contundencia cuando es necesario: Mónica Lavín

La egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana (UV), Fernanda Melchor, bajo el pseudónimo “Falanja Adarce“, ganó el primer virtuality literario “Caza de Letras”, convocado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).


Fernanda Melchor, egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UV, ganadora del virtuality literario “Caza de Letras”
Para este evento se inscribieron 987 participantes, de los cuales fueron seleccionados 12 nóveles escritores de diferentes partes de la República, entre los que destacó el trabajo de la creadora veracruzana.

Estructurado como los reality shows televisivos donde los competidores fueron nominados, votados y expulsados, el concurso creado a iniciativa del escritor Sealtiel Alatriste y la revista Punto de partida tuvo la consigna de crear un espacio crítico en el cual existiera un constante aprendizaje de todos los participantes.

La acreedora a los 50 mil pesos y la publicación de su material en la revista Punto de partida, en entrevista que el periodista Carlos Loret de Mola le hiciera en Primero Noticias, explicó que su pseudónimo surgió de una lectura sobre la tortura en México.
“En alguna publicación de Derechos Humanos me encontré con un inventario de tipos de tortura que se utilizan en la actualidad en el país, entonces mencionaban a la falanja, que es un tipo de tortura de origen árabe que consiste en bastonazos en las plantas de los pies, a tal grado que las personas que sufren esta tortura quedan incapacitadas para caminar; y adarce es la costra salina que forma el mar en los objetos que baña”, detalló.
Ahí mismo, el periodista destacó la riqueza verbal de la que hizo gala la veracruzana: “Quienes leíamos tus escritos en el blog nos quedamos sorprendidos del gran vocabulario que tienes, fascinante para los que te leímos, además de que obliga al lector a superarse, no pocas veces –debo confesar– tuve que acudir al diccionario para entender exactamente qué estabas diciendo”.
En este sentido, Fernanda reveló que como lectora no le gustan las cosas fáciles: “Me gustan los libros que me ponen a pensar y que me fuerzan a aprender ciertas cosas. Empecé a leer desde los cuatro años, y durante mucho tiempo leí el diccionario como quien lee un libro y solía apuntar las palabras que me gustaban mucho, entonces conforme uno las va releyendo, las va incorporando al vocabulario y haciendo uso de ellas de manera más natural”.

Acerca de la temática que Fernanda abordó de manera recurrente y admirable, la escritora declaró que se trataba de personificar en “Falanja”: “Escribir es un acto tan íntimo y das tanto de ti que, incluso, aunque tú digas que determinado personaje no tiene nada qué ver con tu vida, es como si dieras tanta parte de ti”. De alguna manera yo buscaba protegerme, entonces decía: “Yo soy Falanja, no soy Fernanda Melchor’. Voy a escribir como Falanja. Hablaba como Falanja. Me refería a cosas de Falanja’”.

Al inicio del concurso, para seleccionar a 12 de entre los 987 inscritos, se incluyeron dos indicaciones que tendrían gran valor al momento de la selección: ¿Por qué quieres entrar al concurso? y Escribe una biografía imaginaria, la cual tenía el objetivo de analizar la capacidad creativa.

“Falanja Adarce no nació con la luna de plata. Vino al mundo bajo el sol abrasador de agosto que perforó sus retinas, nada más al abrir los ojos por vez primera, con sus rayos como dedos incandescentes”. Así comienza Fernanda su autobiografía imaginaria.

“Falanja creció entre el olor a espliego, sudor y leche de cabra de un convento de monjas josefinas, alimentada únicamente con tierra de macetas, hormigas rojas y el sereno nocturno recogido en hojas de mango. Su obra literaria incluye las novelas Sueños Guajiros (Tierra Adentro), Puto el que lo lea (Alfaguara) y el libro de poesía El canto del Sapo Macho (premio Agustín Guerola de Poesía 2007)”, concluye.

Mónica Lavín, Álvaro Enrigue y Alberto Chimal, tres escritores destacados que fungieron como jurados del concurso, después de ocho semanas de intenso trabajo y muestras claras de la capacidad literaria de los 12 participantes, decidieron que “Falanja” tenía que ganar.

“Hemos visto a algunos crecer y a otros doblarse, pero todos apostaron sus desvelos y libraron batallas que nunca dejaron de admirarnos: los 12 bravos y bravas dieron lo que tenían y más. Al final sólo podía ganar uno –así es siempre–, pero ganar o perder es lo de menos: esta carrera es de largo aliento”, escribió el jurado al despedirse.