Año 7 • No. 275 • julio 16 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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UV promueve conservación y desarrollo en Los Tuxtlas

Edith Carrera*
Los Tuxtlas, una de las 34 reservas de la biosfera mexicanas integradas a la Red Mundial

La región de Los Tuxtlas, en la parte centro-sur de Veracruz, ha sido considerada como zona importante para la investigación y conservación por sus características de alta complejidad ecológica, geológica y de actividad humana.

La Reserva de la Biosfera, decretada en 1998, se caracteriza tanto por la notable diversidad de especies vegetales y animales como por los importantes servicios ambientales que presta, tales como captación y abastecimiento de agua, regulación del clima, captura de carbono y gran valor paisajístico. Sin embargo, es también una zona fuertemente amenazada por el crecimiento demográfico, la ganaderización, la extracción ilegal de especies, la deforestación, entre otras.
La región posee, en una superficie relativamente reducida, una variada gama de condiciones climáticas y de suelos que favorecen la diversificación de hábitats y paisajes y, por lo tanto, de su flora y fauna. De este modo, encontramos diferentes tipos de bosques de mediana altitud y bosques de niebla.

La estructura topográfica, hidrográfica y biológica de la región ha conformado tres espacios microrregionales, que son el Volcán de San Martín Tuxtla, la Sierra de Santa Marta y el Lago de Catemaco (coincidentes con las tres zonas núcleo de la Reserva), cada uno con sus propias dinámicas étnicas, sociales, económicas y políticas, y con distintos procesos de aprovechamiento y utilización de los recursos naturales.

La Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas es depositaria de una enorme biodiversidad, comparable con pocas áreas de México; en ella se pueden identificar hasta 15 tipos de vegetación y uno de los últimos reductos de selvas húmedas en el país. Entre todas las especies de la región, encontramos endemismos, especies de importancia ecológica, económica y tradicional.

Se menciona que al menos 730 especies recolectadas en el medio natural tienen algún uso, en donde destacan más de 300 con usos medicinales y cerca de 200 para usos alimenticios. En cuanto a plantas cultivadas, diversas fuentes reportan la existencia de 18 variedades de maíz y cerca de 30 de frijol.

La región es importante también desde el punto de vista socioeconómico y cultural. Históricamente el valor cultural de la región se basa en la presencia de antiguos asentamientos pertenecientes a la cultura Olmeca y la permanencia a través del tiempo de poblaciones indígenas (Nahuas y Zoque-Popolucas).

Posteriormente hubo procesos de mestizaje en los descendientes del sustrato indígena regional y de la población europea y africana asentada en la región en la época colonial, o de emigrantes de otras regiones del país, que han dado origen a un mosaico sociocultural que ubican a la región como zona de importancia arqueológica, histórica y cultural única, en donde se conjugan culturas, tradiciones y costumbres indígenas y criollas para el manejo y aprovechamiento de los
recursos naturales.

  Importancia de la Reserva
Las reservas de la biosfera son zonas de ecosistemas terrestres o costeros, o una combinación de ambos, que han sido designadas para promover y demostrar una relación armónica entre las poblaciones humanas y la naturaleza. El concepto “reserva de biosfera” implica la conservación del medio ambiente, la investigación científica y el desarrollo sostenible.

La ordenación de las reservas de biosfera se encamina a demostrar que la conservación medioambiental puede servir para aumentar el desarrollo sostenible basado en los resultados de la investigación científica y en la participación de la población local (UNESCO-MAB, 1996).

Esto se lleva a cabo mediante un sistema específico de utilización de la tierra que toma en consideración las características topográficas, biológicas, económicas y socioculturales de cada lugar. Tienen tres funciones diferentes, pero interrelacionadas:

Conservación: Protegen los recursos genéticos, especies vegetales y animales, ecosistemas y paisajes autóctonos valiosos para la conservación de la diversidad biológica mundial.

Desarrollo: Tratan de aunar los intereses de la conservación con la utilización sostenible de los recursos mediante una cooperación estrecha con las comunidades locales, aprovechando los conocimientos tradicionales, los productos indígenas y los sistemas adecuados de ordenación de la tierra.

Creación de redes: Están vinculadas a través de una red mundial; proporcionan servicios de investigación, seguimiento, enseñanza y capacitación a escala local, así como para llevar a la práctica programas comparativos de investigación y seguimiento a nivel internacional o regional.

Si bien es cierto que la importancia relativa de esas tres funciones básicas no es la misma en todos los casos, la combinación de las mismas es el rasgo distintivo de las reservas de biosfera.

La articulación de esas funciones se realiza en la práctica a través de un modelo de zonificación, que incluye una zona núcleo (o varias) estrictamente protegida con arreglo a objetivos de conservación predeterminados. Esa zona núcleo está rodeada por una o varias zonas de amortiguación delimitadas, en las que sólo se pueden llevar a cabo actividades que sean compatibles con los objetivos de conservación.

Por último, una zona de transición menos estricta rodea a las zonas núcleo y de amortiguación y en ella tiene lugar la cooperación con la población local y se desarrollan actividades de ordenación sostenible de los recursos.

Los Tuxtlas en la UNESCO
El Programa del Hombre y la Biosfera (MAB, por sus siglas en inglés) de la UNESCO, elaboró en 1974 el concepto de reserva de la biosfera. En 1976 se conformó la Red Mundial de Reservas de la Biosfera que, 30 años después, comprende un total de 482 sitios en 102 países.

En la región de América Latina y El Caribe con 18 países se tienen 75 reservas incorporadas a la Red. Nuestro país cuenta hoy con un total de 34 áreas protegidas, ocupando el cuarto lugar con sitios inscritos a la Red, sólo después de Estados Unidos, la federación rusa y España.

En octubre de 2007, la Reserva de la Biosfera fue aceptada para formar parte de esta red internacional, hecho que representa un reconocimiento a las tareas de conservación que se realizan en dicha área.

Las reservas, propuestas por los gobiernos nacionales que son admitidas en la Red, cumplen con varios criterios, entre los que se encuentran la protección de los recursos genéticos, los ecosistemas y los paisajes, el desarrollo económico y humano sostenible y el apoyo logístico a las acciones de investigación y educación relacionadas con las actividades de interés local, nacional y mundial.

Diversas actividades, que van desde protección, monitoreo, investigación, recreación, educación ambiental y ecoturismo, hasta actividades agrícolas y asentamientos humanos, pueden coexistir en las reservas de la biosfera gracias a la definición de zonas núcleo, de amortiguamiento y de transición.
De este modo, se busca reducir la pérdida de biodiversidad, mejorar la calidad de vida y elevar las condiciones sociales, económicas y culturales, necesarias para un medio ambiente sostenible.

UV, promotora de Los Tuxtlas
Cumplir con los objetivos de una reserva de la biosfera no es una tarea sencilla, se requiere de una amplia participación de la población, que incluya la resignificación de su territorio a partir del conocimiento del valor ambiental y cultural de su región, y, de la adopción del paradigma de la sustentabilidad.Ç

Es por esto que la Universidad Veracruzana se encuentra difundiendo el Programa de Conservación y Manejo de la Reserva a las comunidades que integran los ocho municipios dentro del área (Ángel R. Cabada, San Andrés Tuxtla, Santiago Tuxtla, Catemaco, Soteapan, Mecayapan, Pajapan y Tatahuicapan de Juárez), las asociaciones de productores, autoridades gubernamentales, instituciones educativas y demás actores involucrados.
Dicho documento representa el instrumento de planeación del área protegida y contiene las actividades y acciones que permitirán cumplir con los objetivos de la Reserva.

El conocimiento y apropiación de dicho documento por parte de la población permitirá hacer operativas las diferentes propuestas de manejo en la Reserva, conciliando la conservación de los recursos naturales con el aprovechamiento sustentable de los mismos.

La socialización del documento hará posible poner en marcha diferentes mecanismos de participación de los individuos y comunidades asentadas en la misma, así como de todas aquellas personas, grupos y organizaciones sociales interesados en su protección.

* Coordinadora del TSU en Manejo de Vida Silvestre, de la UV, que opera en Catemaco, Veracruz.