Año 7 • No. 277 • Agosto 20 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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La UV, sus libros y sus autores
Las buenas historias se escriben en pocas palabras

Germán Martínez Aceves*

Lo pequeño, bien cuidado, es una joya invaluable. No se necesitan grandilocuencias para expresar lo esencial. Como dijera Baltasar Gracián, “lo bueno, si breve, dos veces bueno”. Así, como jíbaros que van tras su presa, le cortan la cabeza y la achican, de esta manera varios escritores han enriquecido a la literatura con sus microrrelatos.

Javier Perucho ha recopilado pequeñas obras literarias en El cuento jíbaro. Antología del microrrelato mexicano, una coedición de la Universidad Veracruzana y Ficticia.
A lo largo de sus páginas, Perucho, joven antólogo, ensayista y entrevistador, reúne a 56 autores que nos hacen disfrutar la maestría de una historia contada en pocas palabras. Inicia su antología con un breve ensayo en el que nos describe todas las posibilidades de las definiciones que existen sobre el microrrelato.

Es posible que en estos escritos encontremos la poética de la brevedad narrativa pero, ¿cómo se estructuran? ¿Tienen una medida? ¿Hay reglas al respecto o simplemente es la creatividad del autor? Esa disertación la hace Javier Perucho basado en una labor que también ha desarrollado Lauro Zavala y encuentra diversas formas de las historias cortas: minicuentos, minificción, microrrelatos, chistes, adivinanzas, aforismos, todos ellos con sus características, cada uno su función.

La nómina que reúne Perucho en esta antología es por demás interesante. Están: Andrés Henestrosa, Alfonso Reyes, Julio Torri, Salvador Novo, Edmundo Valadés, Luis Cardoza y Aragón, Margo Glantz, Juan José Arreola, Augusto Monterroso, Salvador Elizondo, José de la Colina, José Emilio Pacheco, Agustín Monsreal, Felipe Garrido, Luis Arturo Ramos, Juan Villoro, Marco Antonio Campos, Rosa Beltrán, Javier Gacía-Galiano y Marcial Fernández, por citar algunos.

Aquí unos ejemplos de microrrelatos que aparecen en esta antología:

“Perversidad” de Edmundo Valadés.
El momento crucial fue cuando ella quedó desnuda y a él se le trabó perversamente el zípper del pantalón.

“La fatiga” de Jorge F.Hernández.
Luego de doce horas de vuelo, el viejo cerró su libro y se bajó de la hamaca.

“Reflejo” de Mauricio Carrera.
Anoche, el vampiro me hizo el amor de nuevo.
Empiezo a ver su imagen en el espejo

“Liberación femenina” de Rosa Beltrán.
Al grito de “Yo no soy criada de nadie”, Juanita abandonó el lecho conyugal. Volvió pronto, porque se había olvidado de tender la cama.

“Asincronía” de Luis Felipe Hernández.
La besó y al tiempo que ella despertaba, él quedó fulminado por la halitosis acumulada de cien años.

“Fin” de Ricardo Chávez Castañeda.
Hubo una vez un “fin” que no sólo no pudo esperar a que el cuento concluyera, sino que ni siquiera aguardó a que comenzara.
Entonces lo usaron como título.

“Un cuento policiaco, originalmente en alemán, cuyo título es más largo que el cuento mismo” de Javier García-Galiano
Aquel hombre no supo que estaba muerto hasta que descubrió su cadáver.

Junto a estos microrrelatos, Javier Perucho enriquece la antología con “decálogos” hechos por nueve microrrelatistas como Augusto Monterroso (Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también, escribe siempre), Edmundo Valadés (Un buen cuento debe saber contar bien una historia), José de la Colina (Escribir o leer cuentos largos acorta la vida), Raúl Renán (Esencia de la esencia), Juan Villoro (Si no sabes adónde vas, detente, mira el techo, cuenta hasta diez, bebe whisky. Las historias avanzan del final al principio), Josefina Estrada (Relatar sin ningún temor a las palabras), Rosa Beltrán (Un cuento siempre cuenta dos historias. Pero los mejores cuentos construyen un triángulo), Mónica Lavín (Atiende al rayo, la chispa de donde sale la minificción. Ése será tu momento de iluminación) y Marcial Fernández (Una microficción siempre es un relámpago).

La antología que nos presenta Javier Perucho es una agradable invitación a la lectura que se disfruta y nos lleva al encuentro posible para saborear las historias y disfrutar en lo breve, la magnificencia de la palabra.

El cuento jíbaro. Antología del microrrelato mexicano, una coedición de la Universidad Veracruzana y Ficticia se puede encontrar en el Servicio Bibliográfico Universitario, Xalapeños Ilustres 37 o en la Feria Permanente del Libro Universitario, Hidalgo 9.

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