Año 7 • No. 278 • Agosto 27 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Centrales

 General

 Reportaje

 Regiones

 Becas y oportunidades

 Arte

 
Deportes

 
Contraportada


 Números Anteriores


 Créditos

 


Gina Sotelo

Hasta el 9 de septiembre está abierta la exposición en la Sala de Exposiciones Temporales

La Fundación Japón en México hizo posible que las piezas llegaran a Xalapa


El Museo de Antropología de Xalapa (MAX) orgullosamente presenta Cerámica tradicional japonesa: trabajos tradicionales de artesanos contemporáneos, una colección auspiciada por la Fundación Japón en México, que se compone de más de 60 piezas de cerámica japonesa que pueden ser admiradas por primera vez en México.

Gracias al prestigio del MAX, Yuji Nakamura, director de la Fundación, tuvo especial interés en que la muestra proveniente de Las Vegas, Nevada, llegará a nuestro estado antes de regresar al Medio Oriente; la exposición está abierta desde el 27 de julio y permanecerá hasta el 9 de septiembre en la Sala de Exposiciones Temporales.

Delicadas formas, refinamiento absoluto, técnicas exquisitas, esmaltes y texturas enriquecen las piezas haciendo en su conjunto un invaluable regalo a la vista y a los sentidos. Los autores pertenecen a diferentes generaciones, pero son aquellos que se encuentran entre los 30 y los 40 años de edad quienes, a pesar de aún no ser famosos, están a la vanguardia y tienen, hoy por hoy, un futuro prometedor.



La exposición Cerámica tradicional japonesa: trabajos tradicionales de artesanos contemporáneos, permanecerá abierta hasta el 9 de septiembre en la Sala de Exposiciones Temporales
En el Japón contemporáneo existen regiones célebres por su milenaria producción cerámica, prestigio que han labrado los ceramistas, artistas que son conocidos como “tesoros nacionales vivientes”, quienes han preservado las tradiciones técnicas de sus obras que hoy día pueden ser consideradas como “tradicionales”.

La historia de la cerámica japonesa se remonta a más de diez mil años a la loza de barro de los tiempos prehistóricos. Las técnicas de producción se fueron desarrollando a lo largo de miles de años, extendiéndose desde la China central y Corea, donde tales técnicas estaban ya muy avanzadas. El barro fue sustituido por gres, apareció el vidriado y, posteriormente, la porcelana, que fue producida por primera vez hace unos 400 años.
Los japoneses estiman en general que su cultura es el reflejo de las cuatro estaciones del año –muy marcadas por cierto en el Japón– y del clima húmedo y benigno que predomina en el país. Asimismo, consideran que dichas condiciones geográficas influyen en la elegancia de su cerámica, caracterizada por un “sereno sentido de la belleza”; en contraste, consideran que la cerámica china busca la excelencia en cuanto a la forma y al vidriado.

Casi toda la producción de cerámica japonesa puede ser empleada en la vida cotidiana; incluye objetos de diversos tamaños y formas que sirven para contener, o para cocinar, vajillas, y toda clase de teteras.

Investigaciones arqueológicas han indicado que ya en tiempos muy remotos los antiguos japoneses diferenciaban claramente la función de cada uno de los diferentes objetos de uso diario, aun durante la era de la loza de barro. Además, ya producían algunos de esos objetos empleando los mismos procedimientos de calentamiento que los utilizados posteriormente para cocer el gres, por ejemplo.

La cerámica ha jugado un papel muy importante en la formación de la cultura material y de la cultura espiritual de los japoneses. Uno de los ejemplos más característicos de la contribución de la cerámica al enriquecimiento de la cultura espiritual japonesa lo constituye los objetos diseñados para la celebración de la ceremonia del té: vasijas, jarros (mizusashi) y floreros.

Los ceramistas contemporáneos crean sus trabajos con base en un cabal entendimiento de los requisitos formales que debe reunir toda la gama de objetos empleados en la ceremonia del té: dimensión, facilidad de manejo, etc. Sin embargo, el concepto predominante en la actualidad es que tanto las vasijas como los demás objetos no solamente cumplan con los principios de la ceremonia del té, sino que sean al mismo tiempo objetos que expresen un gran espíritu de creatividad.

A pesar de tomar ideas de los trabajos del pasado, los ceramistas contemporáneos exploran constantemente nuevas posibilidades técnicas para
lograr plasmar en sus obras un modo individual de expresión artística.