|
|
Primero
hay que realizar diagnósticos psicopedagógicos
Erróneo calificar a niños de disléxicos
Gina
Sotelo |
De
acuerdo con la Constitución, todos los mexicanos tenemos
los mismos derechos y obligaciones, pero en la vida cotidiana, en
la construcción de nuestra sociedad, la ley no se aplica
igual para todos.
|
Durante el II Seminario de Investigación y Posgrado dentro
del programa Verano de la Investigación Científica que
coordina la Universidad Veracruzana (UV) con el apoyo de la Academia
Mexicana de Ciencias A.C. y el programa Delfín, participaron
estudiantes de la Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla (BUAP), de la Universidad Benito Juárez de Tabasco y
Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) hicieron
valiosas aportaciones a problemas de dislexia en niños.
Verónica Ávila Rojas participó con el tema “Dificultades
de lecto-escritura en la etapa escolar”, Guadalupe Cano Tobías
expuso “Dislexia y aprendizaje” y Norma Denise Martínez
López habló de “Juegos didácticos para
favorecer el aprendizaje”; todas ellas bajo la supervisión
de la investigadora anfitriona Dora Elizabeth Granados.
Proveniente de la BUAP, Verónica Ávila explicó
a los asistentes: “Es un error el etiquetar a los niños
en edad escolar como disléxicos y separarlos de sus compañeros.
Nuestro objetivo es no catalogarlos con una limitante; si no lleva
a cabo la habilidad de la lectura o escritura hay que encontrar estrategias
para que pueda pasar a un siguiente nivel.”
Expresó que en este verano realizó diagnósticos
psicopedagógicos con niños con dificultades. Una tarea
específica fue la aplicación de pruebas a partir de
la lectura de un cuento de 332 palabras llamado El conejo quejumbroso.
Si los niños repetían u omitían fonemas, no podían
relatar la experiencia o padecían a la hora de copiar y al
dictarles un texto había que poner especial atención
en ellos: “Los problemas de lectura se reflejan en la escritura.
Las sugerencias son que a nivel escolar y familiar se busque el respeto
de los tiempos de cada niño y se defienda su individualidad.
Cada quien aprende a su ritmo”.
De la Universidad Benito Juárez de Tabasco, Guadalupe Cano
habló también de la dislexia y el aprendizaje, definiendo
a aquélla como un trastorno del lenguaje que afecta la capacidad
de leer y escribir, que tiene diferentes manifestaciones que no sólo
se limitan a la lectura y no se explica por un déficit de inteligencia
general, falta de oportunidades educativas o palabras motivacionales.
“La dislexia se detecta en los primeros años escolares
del niño, regularmente en el jardín de infantes. En
algunos casos se observan factores de riesgo entre los 2 ó
3 años, aproximadamente. Las dificultades visuales y auditivas
se correlacionan” explicó la joven.
Diferenció dos tipos de dislexia: la visual y la fonológica,
y siguiendo las investigaciones de Emilia Ferreiro propuso pasos para
detectar en qué nivel se encuentran los niños y ayudarlos
a pasar al siguiente.
El primer nivel es reproducir los rasgos típicos del tipo de
escritura que el niño identifica como la forma básica
de la escritura, para poder leer cosas diferentes debe haber una diferencia
objetiva entre las escrituras; el tercer nivel está caracterizado
por el intento de dar un valor sonoro a cada una de las letras que
componen una escritura, pasando de la hipótesis silábica
a la alfabética y, finalmente, a la escritura alfabética.
Por último, Norma Martínez, estudiante de diseño
industrial de la UAEM, expuso su propuesta de juego didáctico
para favorecer el aprendizaje. Expresó abiertamente su interés
por fusionar su materia de estudio con la psicología, partiendo
de que el diseño industrial resuelve las necesidades de las
personas relacionando función y estética, que puede
producirse de manera industrial.
“Mi idea era relacionar estas disciplinas. A través de
los juegos se puede acelerar el estudio cuando éstos se combinan
con la instrucción del profesor, quien debe hacer lo mejor
para reforzar habilidades específicas, por lo que es importante
el color, el sonido, las dimensiones, formas y texturas.” |
Algunos
diseños ya existentes fragmentan algunas palabras o párrafos,
hay otros que son rompecabezas y otros más que requieren movimiento.
La propuesta de la estudiante es de una “ruleta de imágenes”
cuyos beneficios son que el niño sea capaz de visualizar lo
que existe en la imagen y lo que está escrito:
“Podrá representar lo escrito y relacionar lo que escribe
con lo que escucha, al momento de buscar palabras aprenderá
a escribir y para representar lo escrito y la imagen escrita recordará
cómo se escriben las palabras que en algún momento usará”. |
Verónica
Ávila |
Guadalupe
Cano |
Norma Martínez |
|