UniVerso: El Periódico de los Universitarios - Universidad Veracruzana - No. 278

Año 7 • No. 278 • Agosto 27 de 2007

Xalapa • Veracruz • México

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	Error considerarla un malestar o cuestión estética Programas contra la obesidad olvidan factores sociales *David Sandoval*
	Las estrategias nacionales no toman en cuenta factores como el ingreso económico familiar y las prácticas culturales, señala Andrea Isunza Vera, estudiante de maestría de la UV
	En México, según la encuesta nacional de salud y nutrición de 2006, la obesidad en adultos ocupa 70 por ciento y los programas que buscan prevenirla no toman en cuenta diversos factores sociales, explicó Andrea Isunza Vera, estudiante de maestría en el Instituto de Salud Pública (ISP) de la Universidad Veracruzana (UV).
	La obesidad en la Norma Oficial Mexicana está definida como una enfermedad crónica producida por un almacenamiento en exceso de un tejido adiposo en el organismo, la cual conlleva alteraciones metabólicas que predisponen a la aparición de trastornos que deterioran el estado de salud, precisó Andrea Isunza. “Prácticas sociales hacia la obesidad en la pobreza, una aproximación desde la epidemiología social” es el trabajo que Isunza Vera presentó en la plenaria académica de salud pública realizada por el Instituto; en su investigación entrevistó a mujeres que pertenecen al programa Oportunidades, atendidas en el centro de salud “Gastón Melo”.	Los programas de combate a la obesidad deben considerar aspectos económicos, culturales y sociales, precisó Andrea Isunza Vera
	“Encontramos lo que denominamos la bipolaridad entre sobrepeso, obesidad y, por otro lado, desnutrición”, señaló Isunza. Una característica fundamental de la pobreza es la malnutrición por falta de proteínas, vitaminas y minerales, añadió: “Encontramos que los niños no alcanzan su estatura adecuada y con el peligro de lo que denominamos desnutrición oculta, cuando muchas veces no se toma en cuenta porque el niño no se ve como desnutrido”. En las zonas urbanas de nuestro país 11 por ciento está en pobreza extrema y 42 por ciento en situación de pobreza moderada, también llamada pobreza de capacidades, es decir, cuando necesidades como empleo, vivienda digna y servicios de salud no son accesibles para el individuo. ¿Qué piensan, qué opinan las personas obesas que viven en una situación de pobreza?, fueron las cuestiones que orientaron la investigación, manifestó la universitaria, y señaló que existen pocos trabajos que presenten cómo viven o cuál es la perspectiva de las personas obesas que se encuentran en una situación de pobreza. Considerando lo social Esta investigación utiliza un modelo epidemiológico diferente, haciendo énfasis en los procesos sociales para poder explicar lo que es el proceso salud-enfermedad como un fenómeno social: “Dentro de la hipótesis se considera que la ineficacia del tratamiento se desprende de no considerar el factor social”, precisó. El objetivo de dicho trabajo, continuó, fue interpretar los significados de la realidad social con el fin de obtener información que coadyuve para formular estrategias de prevención y control de la obesidad; la metodología está basada en un enfoque cualitativo, exploratorio y, a su vez, basado en un paradigma interpretativista, es decir, reinterpretar lo que las personas expresan sobre su realidad. Las mujeres entrevistadas son madres de familia y tienen algún grado de obesidad, explicó Isunza Vera; fueron entrevistadas en sus viviendas, ubicadas en la reserva territorial de Xalapa y mencionan como causantes de la obesidad los problemas de ansiedad, la cultura alimentaria y la falta de ejercicio o actividad física. De las entrevistadas, la mayoría ha llevado y abandonado el tratamiento para reducir la obesidad por diversas razones, entre ellas: preferencias culturales, inaccesibilidad económica, falta de tiempo para preparar los alimentos de la dieta, precisó Isunza Vera. La investigadora agregó que hay mucha incongruencia entre lo sugerido por los nutriólogos con lo que las entrevistadas pueden consumir, la situación precaria obliga a reducir el consumo de alimentos esenciales además de una influencia perversa de los productos alimentarios.