Año 7 • No. 279 • Septiembre 3 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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El mercado matemático

Manuel Martínez Morales
(1 de 2 partes)

Es común escuchar que las matemáticas son difíciles y que muchos estudiantes elijen carrera procurando evitar cursos de matemáticas. Así también existe la equivocada impresión de que quien estudie la licenciatura en Matemáticas será un desempleado o, en el mejor de los casos, acabará “dando clases”, como si la matemática no fuese un conocimiento de primera necesidad en cualquier tipo de actividad profesional.

Para muestra un botón: En un estudio realizado el año pasado, se encontró que poco más de 50 por ciento de los empleos ofrecidos por la bolsa de trabajo OCC en México, requiere de un conocimiento alto o medio en matemáticas. Cabe mencionar que la investigación se realizó en 37 mil 868 vacantes publicadas en esa bolsa de trabajo, entre julio y septiembre de 2006; las vacantes cubrían empleos solicitados en la industria, el comercio y los servicios.

El nivel medio de matemáticas corresponde a quien es capaz de ejecutar procedimientos claros y resolver problemas simples. En tanto que el nivel alto corresponde a quien utiliza datos específicos para situaciones concretas en un problema complejo. Un 2.52 por ciento de las vacantes requerían un conocimiento avanzado de matemáticas, correspondiente a ser capaz de generar estrategias propias para problemas complejos. Únicamente seis por ciento de los mexicanos que busca trabajo reúne el perfil profesional requerido en capacidad matemática, según el citado estudio.

En el informe Panorama de la Educación 2006, dado a conocer por la Organización para la Cooperación Económica para el Desarrollo (OCDE), México quedó en el último lugar de los 29 países evaluados en un estudio sobre razonamiento matemático. Los mexicanos sólo obtuvieron 385 puntos, de 668 posibles, el equivalente a 5.76 en una escala del uno al diez. El nivel general de los mexicanos –según este reporte– puede considerarse deficiente o bajo, de acuerdo con la escala empleada en este informe. Estos datos indican, por una parte, que hay vacantes en el mercado laboral mexicano –más de 15 mil en el trimestre considerado– que podrían ser ocupadas por matemáticos profesionales, o bien por profesionistas de otras disciplinas con un buen entrenamiento matemático. Pero, por otro lado, los datos también apuntan a las deficiencias en el sistema educativo en cuanto a la enseñanza-aprendizaje de las matemáticas se refiere.

Otro botón de muestra: una de mis hijas –Carolina– es egresada de la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales de la Universidad Veracruzana (UV). Tiene ya varios años de experiencia laboral en distintas empresas trabajando en el área de recursos humanos. Hace poco me llamó para consultarme sobre la forma de aplicar e interpretar algunos indicadores cuantitativos que requería para evaluar el impacto económico que tendría la capacitación de personal en la empresa
en que trabaja.

Digamos que el tipo de problema que me planteó se ubicaría en el nivel alto de conocimientos matemáticos. Los conocimientos adquiridos por Carolina en la facultad le permitieron, apoyada en una breve consulta telefónica, proceder a la aplicación e interpretación de dichos indicadores.

Tengo la impresión que, como en el caso de Carolina, en las distintas facultades hace falta acercar a los estudiantes a las matemáticas “en vivo”; esto es, que se incluyan prácticas en las cuales se empleen en forma directa las herramientas y métodos matemáticos correspondientes. Para continuar en lo anecdótico, mi hija me ha comunicado que, a partir de su experiencia, ella percibe que requiere una formación ulterior en cuestiones “de números”, para lo cual planea inscribirse en una maestría ya que, según me dice, siente que eso la dotaría de mayor competitividad dentro del mercado laboral en que se desenvuelve.