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El
mercado matemático
Manuel
Martínez Morales
(1 de 2 partes) |
Es
común escuchar que las matemáticas son difíciles
y que muchos estudiantes elijen carrera procurando evitar cursos de
matemáticas. Así también existe la equivocada
impresión de que quien estudie la licenciatura en Matemáticas
será un desempleado o, en el mejor de los casos, acabará
“dando clases”, como si la matemática no fuese
un conocimiento de primera necesidad en cualquier tipo de actividad
profesional.
Para muestra un botón: En un estudio realizado el año
pasado, se encontró que poco más de 50 por ciento de
los empleos ofrecidos por la bolsa de trabajo OCC en México,
requiere de un conocimiento alto o medio en matemáticas. Cabe
mencionar que la investigación se realizó en 37 mil
868 vacantes publicadas en esa bolsa de trabajo, entre julio y septiembre
de 2006; las vacantes cubrían empleos solicitados en la industria,
el comercio y los servicios.
El nivel medio de matemáticas corresponde a quien es capaz
de ejecutar procedimientos claros y resolver problemas simples. En
tanto que el nivel alto corresponde a quien utiliza datos específicos
para situaciones concretas en un problema complejo. Un 2.52 por ciento
de las vacantes requerían un conocimiento avanzado de matemáticas,
correspondiente a ser capaz de generar estrategias propias para problemas
complejos. Únicamente seis por ciento de los mexicanos que
busca trabajo reúne el perfil profesional requerido en capacidad
matemática, según el citado estudio.
En el informe Panorama de la Educación 2006, dado a conocer
por la Organización para la Cooperación Económica
para el Desarrollo (OCDE), México quedó en el último
lugar de los 29 países evaluados en un estudio sobre razonamiento
matemático. Los mexicanos sólo obtuvieron 385 puntos,
de 668 posibles, el equivalente a 5.76 en una escala del uno al diez.
El nivel general de los mexicanos –según este reporte–
puede considerarse deficiente o bajo, de acuerdo con la escala empleada
en este informe. Estos datos indican, por una parte, que hay vacantes
en el mercado laboral mexicano –más de 15 mil en el trimestre
considerado– que podrían ser ocupadas por matemáticos
profesionales, o bien por profesionistas de otras disciplinas con
un buen entrenamiento matemático. Pero, por otro lado, los
datos también apuntan a las deficiencias en el sistema educativo
en cuanto a la enseñanza-aprendizaje de las matemáticas
se refiere.
Otro botón de muestra: una de mis hijas –Carolina–
es egresada de la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales
de la Universidad Veracruzana (UV). Tiene ya varios años de
experiencia laboral en distintas empresas trabajando en el área
de recursos humanos. Hace poco me llamó para consultarme sobre
la forma de aplicar e interpretar algunos indicadores cuantitativos
que requería para evaluar el impacto económico que tendría
la capacitación de personal en la empresa
en que trabaja.
Digamos que el tipo de problema que me planteó se ubicaría
en el nivel alto de conocimientos matemáticos. Los conocimientos
adquiridos por Carolina en la facultad le permitieron, apoyada en
una breve consulta telefónica, proceder a la aplicación
e interpretación de dichos indicadores.
Tengo la impresión que, como en el caso de Carolina, en las
distintas facultades hace falta acercar a los estudiantes a las matemáticas
“en vivo”; esto es, que se incluyan prácticas en
las cuales se empleen en forma directa las herramientas y métodos
matemáticos correspondientes. Para continuar en lo anecdótico,
mi hija me ha comunicado que, a partir de su experiencia, ella percibe
que requiere una formación ulterior en cuestiones “de
números”, para lo cual planea inscribirse en una maestría
ya que, según me dice, siente que eso la dotaría de
mayor competitividad dentro del mercado laboral en que se desenvuelve. |
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