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Dijo
al presentar su libro en la FILU 2007
Éste que ves es tinta
con dolor: Xavier Velasco
Juan Carlos Plata
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Los
humanos –especialmente cuando somos niños– estamos
siempre dispuestos a reprimir la diferencia, sostuvo Muchas
veces las cosas de las que nos avergonzamos, son las cosas que más
deberían enorgullecernos |
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La
historia que se cuenta en el libro Éste que ves, es tinta con
dolor; “es la historia que siempre quise contar y, al mismo
tiempo, la historia que más miedo me daba escribir”,
sostuvo Xavier Velasco, durante la presentación de su obra
en la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2007.
“Es la historia de un niño perdedor, un apestado que
no se llevaba con nadie y que nunca tuvo oportunidad de hacer que
a los demás no les cayera tan mal”, aseguró el
ganador del Premio de Primera Novela Alfaguara, en 2003.
Es común –dijo Velasco– que los adultos piensen
en la infancia como una época en la que fueron felices y despreocupados,
pero yo la recuerdo como un tiempo de zozobra constante, lleno de
dudas, de soledad y de problemas que uno no podía resolver.
“Yo no podía decidir cambiarme de escuela, ni el menú
de la comida; mis compañeros de salón me censuraban,
porque a final de cuentas, los humanos
–especialmente cuando somos niños– estamos siempre
dispuestos a reprimir la diferencia”, explicó.
Xavier Velasco, en su relajada presentación, trajo a cuento
una explicación de Antonio Carlos Jobim que decía: “¿Qué
hace un niño de nueve años tocando el piano cuando debería
estar jugando futbol en la playa?, cuando eres un lisiado social como
yo, no queda de otra”, el autor de Diablo guardián sostuvo
que eso mismo era él.
“Después de ganar el premio Alfaguara todo comenzó
a ser muy fácil, y todo lo que escribía era muy malo,
poco después, al pasar por una etapa emocional complicada para
mí, aproveché para escribir esta historia del niño
cobardón y apestado que fui y del que me avergonzaba.
”Al final, me di cuenta de que ese niño cobarde, increíblemente
miedoso y tan malo para la escuela que fui, me hizo la persona que
soy, y llegué a la conclusión de que ese niño
cobardón me salvó”, dijo.
El escritor afirmó que este ejercicio lo acercó a la
época en la que cuando uno sabe una cosa que nadie más
sabe, es dueño de un tesoro inmenso e invaluable.
“Me enfrenté al niño que era, y me di cuenta de
que muchas veces de las cosas que más nos avergonzamos, son
las cosas de las que más deberíamos enorgullecernos.
Me enfrenté al niño que fui y volví a entender
que la literatura se trata de pelear, únicamente de pelear”,
afirmó. |
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