Año 7 • No. 287 • Octubre 29 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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Asegura Esther Hernández Palacios
Trasciende poesía de Enriqueta
Ochoa por su valor profético
Alma Espinosa

La autora inaugura una nueva poesía y recupera los valores más profundos de la femineidad
Si bien la poesía de Enriqueta Ochoa ocupa un sitio preponderante dentro de la tradición de la poesía escrita por mujeres en México y en el panorama de la literatura contemporánea mexicana en su conjunto por sus características formales y temáticas, su verdadera trascendencia y fuerza está en su valor profético, aseguró Esther Hernández Palacios, catedrática de la Facultad de Letras Españolas de la Universidad Veracruzana (UV).

Enriqueta Ochoa inaugura una nueva poesía, recupera los valores más profundos de la femineidad y al mismo tiempo habla desde otro lugar, el de la especie. “Nos invita a recuperar un pasado mítico en el que los hombres y las mujeres vivían como iguales. Al recobrar la imagen de la diosa concibe un mundo totalizador que se integra en el útero originario. Al restituir los símbolos femeninos a la configuración de la divinidad, Ochoa no sólo revalora a la mujer, su creación y procreación sino que rompe con la supremacía de más de seis mil años de los hombres sobre las mujeres, legitimada en la imagen de Dios Padre”, expresó.


Esther Hernández aseguró que Enriqueta Ochoa regresa a las profundidades de lo sagrado, a través de los símbolos de los elementos y la naturaleza
Durante su participación en el 2º coloquio nacional de investigadores en poesía mexicana “Otoño y poesía”, organizado por el Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias (IIL-L) de la UV, Esther Hernández leyó un resumen del último capítulo de su tesis doctoral, en la que afirma que la poeta Enriqueta Ochoa regresa a las profundidades de lo sagrado a través de los símbolos de los elementos y la naturaleza para reinstaurar el lado femenino de lo divino y reconvertir el museo imaginario del arte en honor del hombre, en el templo en honor de la especie humana.

Dijo que la poesía de Enriqueta Ochoa no canta sólo para mantener viva la tradición poética sino para mantenernos vivos. Al convocar a la diosa y sus atributos prefigura una sociedad en que vuelva a reinar la igualdad de género y al mismo tiempo nos impulsa al rescate del mundo en un sentido ecológico profundo, trascendente, que renueva la concepción de la tierra como un sitio vivo, en regeneración continua y sobre todo sagrada.

Al despertar la divinidad de lo femenino y otorgar sus cualidades al cosmos que configura su poesía, Ochoa contribuye –según Hernández Palacios– a la recuperación del eslabón perdido que permitirá que la especie sea completa.

“Estamos tan familiarizados con lo masculino que no nos damos cuenta que concebir el mundo sin lo femenino es concebirlo truncado”. Agregó que lo femenino es lo que hace falta para que la especie esté completa, es justamente el eslabón perdido como lo han manejado algunos autores. Es justamente “el eslabón perdido de nuestra cadena de conexiones con el conocimiento y la experiencia profunda de nuestra vida psíquica y espiritual”, comentó.

Enriqueta Ochoa da un salto en la poesía mexicana escrita por mujeres, y junto con Rosario Castellanos y Dolores Castro es un parteaguas. A partir de su poesía ya no se puede decir que las buenas poetas sean excepciones como se decía con Concha Urquiza, incluso de Margarita Michelena.