La
semana pasada les ofrecía presentar algunas premisas que el
equipo directivo debe tener en cuenta para implementar el plan estratégico
con éxito, y como soy hombre de palabra aquí están:
1. Se debe estar convencido
de querer implementar el plan estratégico.
2. Deben establecerse reglas claras y equitativas para todos los
que participen en el proceso.
3. Es importante que se difunda de manera inteligente el plan estratégico
y las reglas de operación; para ello hay que tomar en cuenta
tiempos y formas de hacer llegar la información, así
como las partes de la misma que habrán de llegar a los distintos
niveles, a través de diseñar estrategias de comunicación
organizacional que se lleven a cabo de manera ordenada y sistemática.
4. El cumplimiento del plan estratégico debe ser por compromiso
y no por imposición; para ello, es fundamental tener la disposición
de establecer acuerdos entre el personal, lo cual conlleva tiempo,
pero es más eficaz ya que conducirá a cada persona
a adquirir un entendimiento claro de la aportación que se
espera de ella a través de su función.
5. Los compromisos deben ser traducidos en términos de objetivos
y metas, que sean medibles, que representen un reto alcanzable y
que sean individuales, es decir, que tengan nombre y apellido, en
el sector público existe una fuerte inclinación a
establecer objetivos y metas a áreas, departamentos y, en
el mejor de los casos, a puestos, lo que nunca se ha podido convertir
en compromisos reales.
6. La implementación del plan estratégico es un proceso
que requiere seguimiento, evaluación y retroalimentación
de los resultados en forma permanente.
7. A partir de la implementación del plan estratégico,
las decisiones que se tomen deben ser consecuencia de los resultados
que se van obteniendo y siempre deben ir enfocadas hacia la mejora
continua.
8. Idóneamente debe existir un esquema de reconocimiento
por los resultados obtenidos.
9. Se debe estar consciente de que la implementación del
plan estratégico, si es la primea vez, provocará un
cambio organizacional importante.
10. Hay que entender que la implementación del plan estratégico
es un proceso de largo plazo, algunas metodologías pueden
establecer compromisos e indicadores rápidamente, pero el
seguimiento de su cumplimiento conlleva muchos obstáculos
y detalles que se van salvando y afinando sólo con el tiempo.
La esencia
de la planeación estratégica es organizar, de una
manera disciplinada y sistemática, las tareas que la administración
tiene que ejecutar para guiar a la organización hacia un
futuro estable. En este sentido, el propósito de la planeación
estratégica es definir los objetivos a largo plazo de la
organización y la manera de lograrlos. El asunto de la planeación
estratégica no es predecir el futuro ni tomar decisiones
futuras, eso es cosa de videntes y profetas, se trata de tomar decisiones
con impacto en el futuro.
No hablamos de eliminar, ni siquiera de minimizar los riesgos, la
cosa está en asegurar que se tomen los riesgos correctos
en el momento oportuno.
Guillermo de León me decía en la semana, a propósito
de la Serie Mundial de beisbol, que el trabajo de un mánager
es sacar al pitcher en el momento adecuado, él me decía
“ni un lanzamiento antes ni uno después” y el
plan estratégico facilita estas decisiones.
La misión de la organización es la respuesta a la
pregunta: en qué negocio estamos, (en términos sistémicos
decimos qué entra y qué sale). Está expresada
como una descripción de las necesidades que satisfacemos
con qué productos. A partir de la misión se definen
las unidades, líneas o ejes estratégicos sobre los
que se construye todo el plan estratégico.
La visión es el concepto que marca el fin último de
la organización en el largo plazo. Los norteamericanos en
2005 ya planearon su PIB para el 2045. Los japoneses saben qué
quieren lograr dentro de 100 años. En contraste, en México
la administración pública se reinventa cada tres años,
cuando llega “el nuevo” desbarata todo lo anterior aludiendo
que nada sirvió y se ufana de tener la solución y
de ser el único, el grande, el mejor, convirtiéndose
tarde o temprano, fatalmente, en el inútil anterior.
El sector privado no es la excepción, hay empresas que no
se atreven a ver más allá de la próxima quincena
o del proyecto en operación.
El proceso de elaboración del plan estratégico implica
una profunda revisión de la situación que guarda la
organización y de su entorno. El método de análisis
de campos de fuerzas, oportunidades, debilidades y amenazas (conocido
como FODA o bien como SWOT por sus siglas en inglés) es un
instrumento de diagnóstico bastante práctico, del
cual se desprenden las estrategias organizacionales que conducirán
a la empresa durante los próximos meses (uno, dos o tres
años), las cuales agrupadas en factores de éxito (o
indicadores de gestión), pueden incluir el levantamiento
de información de mercado, clientes, competencia, de la situación
económica del país, el control del presupuesto de
operación, la revisión de políticas y normas,
la redefinición de los procesos, etc., según se requiera
para lograr cada objetivo estratégico.
La formulación de la estrategia consiste en desarrollar una
respuesta amplia a la pregunta de cómo la organización
va a funcionar para, a partir de allí, definir cuáles
deben ser los objetivos, metas y medios necesarios para alcanzar
la visión.
La guía más amplia para este proceso está en
términos de utilizar las fortalezas y minimizar las debilidades
para aprovechar las oportunidades y contrarrestar las amenazas de
su ambiente.
Una vez definidos los objetivos estratégicos anuales por
parte de la alta dirección, éstos deben ser desplegados
a toda la organización para que en cada departamento o sección
se definan las acciones específicas con que cada uno contribuirá
al logro de esos objetivos.
Hasta aquí con la planeación estratégica ahora
les comento que en breve nos estarán visitando los auditores
que habrán de recomendar o no a los procesos de la Secretaría
de Administración y Finanzas para ser recertificados bajo
los principios de la norma mexicana NMX-CC-9001-IMNC 2000 que corresponde
a la internacional ISO 9001:2000.
En este proceso se ha empleado una nueva visión que se basa
en su integración como subsistema reconocido del Sistema
Universitario de Gestión por Calidad. Para la semana próxima,
si las condiciones climáticas y las fiestas de los muertos
nos lo permiten, hablaremos del enfoque sistémico, mientras
tanto yo sigo esperando sus comentarios en otflores@uv.mx. |