El
hambre del pueblo de México, sus conflictos morales y religiosos,
el amor devoto de una esposa, una afrenta directa contra el diablo,
rechazo a ayudar al propio Dios y una relación de conveniencia
con la muerte, son los ingredientes que conforman una gran historia:
Macario, película filmada en 1959 que ha sido considerada entre
las 100 mejores dentro del cine mexicano.
Como parte del ciclo Pina Pellicer en la pantalla y de las festividades
de Todos Santos, el Cine Club de la Universidad Veracruzana (UV) exhibió
una vez más el pasado 7 de noviembre esta fascinante historia
para deleite de un gran público que se dio cita en el Aula
Clavijero.
La proyección de la cinta tuvo una gran respuesta por parte
del público que desde hace años sigue el Cine Club,
además de jóvenes e incluso niños que por vez
primera apreciaron este clásico que fue la primera película
nominada por Hollywood al Oscar en la categoría de Mejor Película
Extranjera. La
historia
Ubicada dentro del género del drama fantástico, presenta
la historia del campesino Macario, quien vive obsesionado por su
pobreza y por la idea de la muerte. Obstinado, decide aguantarse
el hambre hasta no encontrar un guajolote que se pueda comer él
solo. Su mujer roba uno y Macario sale al bosque a comérselo.
Allí se niega a compartirlo con Dios y con el Diablo y sólo
lo hace cuando se le aparece la Muerte. Agradecida, la Muerte entrega
a Macario un agua curativa con la que el campesino comenzará
a hacer milagros.
Dirigida por Roberto Gavaldón, el guión es de Emilio
Carballido y la fotografía de Gabriel Figueroa. Las actuaciones
son de Ignacio López Tarso (Macario), Pina Pellicer (esposa
de Macario), Enrique Lucero (la Muerte), Mario Alberto Rodríguez
(don Ramiro), Enrique García Álvarez (inquisidor),
Eduardo Fajardo (virrey), José Gálvez (el Diablo),
Consuelo Frank (virreina), José Luis Jiménez (Dios),
Sonia Infante (esposa de don Ramiro), Miguel Arenas (inquisidor)
y Luis Aceves Castañeda (verdugo).
Macario o la gran pastorela
Sin lugar a dudas, Macario es la película que mejor representa
la época de Todos Santos en México, así lo
explica Lorenzo Arduengo, jefe del Departamento de Cinematografía
de la UV, quien explica que la cinta se ha convertido en una parte
esencial de esta celebración porque ya el pueblo la adoptó
y se identificó con ella a tal grado con la cinta que es
parte de su esencia y sus festejos:
“No puede haber una fiesta dedicada a los fieles difuntos
sin que se exhiba la película o sin que el maestro Ignacio
López Tarso represente algún monologo alusivo a la
cinta. ¡Anda vivo Macario!, y ¿cómo es que nace?
Pues gracias a la inteligencia del gran seductor del teatro que
es Emilio Carballido, quien siempre tiene una visión muy
acertada de nuestra idiosincrasia. Él tiene la visión
de adaptar un cuento de Bruno Traven, que a su vez está basado
en un cuento de los hermanos Grimm, a nuestra realidad mexicana”.
Para Arduengo ésta bien podría ser perfectamente la
gran pastorela, porque aparecen personajes como Dios, el Diablo,
la Muerte, los pastores: “Y convierte Emilio esta historia
en un icono del pueblo, arraigada en el gusto popular como son las
calaveras de Posada o las representaciones de los Don Juan Tenorio”.
El
público del Cine Club
María Elena Cerdán, maestra jubilada, externó:
“Yo vengo regularmente; a veces por enfermedad no. Todos los
ciclos son muy bonitos, los italianos y el de animación japonesa,
me gustó mucho el movimiento. Macario ya la vi, pero me gusta
porque trae un mensaje acerca de la muerte y de que a veces somos
egoístas y queremos todo para nosotros y no sabemos que tenemos
que compartir, incluso con la muerte”.
Antonio Ruiz también es jubilado, dijo: “A mí
me han gustado mucho todas las películas que pasan, son muy
interesantes, como las de Tarzán y las de chinos. Macario
es una película muy buena de un hombre con mucha familia
que no la podía mantener y su sueño era comerse un
guajolote el solo, es muy bonita historia”.
Laura Palacios es ama de casa: “De vez en cuando vengo. De
este ciclo es la primera que asisto y prefiero venir aquí
cuando veo las películas anunciadas en el periódico,
aunque a veces se me olvida. Aquí las veo tranquila porque
en la casa luego luego le hablan a uno y se distrae”.
Manuel Sánchez Morales también es jubilado y fiel
seguidor del Cine Club: “De las películas que más
me gustaron son las de Tarzán, que es cuando más gente
hubo, se llenaban las funciones. También las de suspenso
de Alfred Hitchcock estuvieron bonitas. Macario es muy apropiada
para estos días y a mí me gusta venir porque se la
pasa uno a gusto un buen rato”. |