Año 8  • No. 297 • Enero 28 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
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Capacita UV a
inspectores de pesca
Carolina Cruz

Combatir las malas artes de pesca y la diversidad de nombres de las especies, los objetivos
Boca del Río, Ver.- Las malas artes de pesca y la diversidad de nombres en las especies según la región, son dos de los principales problemas que afectan la pesca ribereña; por ello, la Universidad Veracruzana (UV), a petición de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, impartió a los inspectores de pesca el curso “Bases biológicas y pesqueras para la inspección y vigilancia de los recursos pesqueros”.

La pesca es una actividad de la cual viven más de 67 mil personas tan sólo en el estado de Veracruz, indicaron Ahimé Álvarez Vela, del Centro de Ecología y Pesquerías, y Virgilio Arenas, director del Centro, quienes impartieron el curso.
Uno de los objetivos del curso es lograr estandarizar los nombres de las especies para su identificación y promover la normatividad a través de los inspectores, que son quienes están en contacto con la población que subsiste de este recurso.

Alrededor de 60 por ciento de la producción pesquera nacional proviene de la pesca ribereña obtenida de litorales costeros, sistemas lagunares estuarinos y comunidades marinas, y da empleo directo a aproximadamente 247 mil 765 personas en el país.

En el estado de Veracruz hay únicamente 11 inspectores para vigilar a los pescadores y cooperativas en cuanto a la extracción del recurso y el cumplimiento de la normatividad establecida, donde las infracciones más comunes se dan en pesca furtiva, malas artes de pesca, no respeto a las vedas ni tallas permitidas.

“Uno de los problemas que más afecta la posibilidad de estudios científicos es la variedad de nombres que los pescadores aplican a la misma especie porque impide cuantificar su extracción o medir las poblaciones”, aseguró Ahimé Álvarez.

Son alrededor de 50 las especies comerciales más comunes tanto de mar como de laguna, con nombres como pajarito, palometa, jurel, rubia, bautizados así por los mismos pescadores, pero estos nombres comunes van cambiando de especie dependiendo de la región, aclara la académica.

Lo ideal es que todos los pescadores se rigieran por la Carta Nacional Pesquera y la Ley General de Pesca, pero ante la dificultad de que lo hagan, está el trabajo de los inspectores de pesca, depende de ellos la aplicación de las infracciones y en cierta medida las actividades educativas.

La caracterización de las especies es el primer paso importante “se logra mediante el aprendizaje de los nombres científicos y las características fenotípicas, morfométricas y merísticas de las especies, que tienen que ver con la coloración y división de las aletas, posición de los dientes, tipo de escamas, tamaño, talla, entre otras particularidades”, explica la bióloga.

En cuanto a las artes de pesca, en su mayoría artesanales, son objeto de diversas modificaciones según las posibilidades del pescador, pueden ir desde la colecta manual hasta diferentes tipos de redes de captura, trampas de línea y anzuelos, “pero la que mas daña el ecosistema es la pesca de arrastre porque barre con todo lo que encuentra en el fondo, y es especialmente dañina para los arrecifes”, comenta Álvarez Vela.

Con este curso también se busca combatir este tipo de pesca “porque hay otros métodos de captura menos perjudiciales, como la red pasiva, en la que el producto va directo a la red que el pescador deja por la mañana y recoge por la noche; la activa, donde la red es arrastrada; la línea, que consiste en alambres que cubren distancias, sostenidos por pesas o bollas y están hechos de ganchos y anzuelos donde se deposita el cebo”.