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Los
chiles: herencia biológica y cultural
de Mesoamérica
Araceli Aguilar Meléndez
Investigadora del Citro
Consumirlos
es la mejor manera de contribuir al mantenimiento de las variedades
nativas de México
Los
chiles silvestres son nativos del continente americano. En México,
los chiles silvestres nativos son de la especie Capsicum annuum
L, aunque en el lenguaje coloquial los conocemos como chile piquín,
chiltepín, chilpaya, chiltepe.
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Hace aproximadamente seis mil años los habitantes de nuestro
país decidieron cambiar la forma, color, tamaño y sabor
de los frutos y empezaron a modificar las poblaciones de chiles silvestres
a su alcance. Por otro lado, hace 500 años hubo un intercambio
importante de productos alimenticios: los españoles se llevaron
chiles, tomates, cacao y maíz al Viejo Mundo y a cambio nosotros
recibimos trigo, cebada y ajo, entre otros.
Actualmente, los chiles mexicanos se consumen a nivel mundial, en
Italia (pimiento morrón), en Tailandia (parecido al chile de
árbol), en Corea (rojo seco)… De hecho, las salsas con
chile se han hecho muy populares en todo el mundo, logrando por ejemplo
que en países como Estados Unidos se vendan más que
la salsa catsup.
México
es considerado uno de los países con mayor diversidad de chiles,
principalmente gracias a la influencia de los grupos étnicos
nativos que han habitado esta región durante varios milenios.
Un ejemplo del mantenimiento de una variedad local que no se conoce
ni consume a nivel mundial es el chile huacle, principal ingrediente
del mole negro de Oaxaca.
En la actualidad, este chile sólo se produce en la región
de las cañadas de Oaxaca y la producción no sobrepasa
las 50 hectáreas sembradas, hay que agregar que la mayoría
de los agricultores que han mantenido esta variedad son descendientes
de los cuicatecos. Las mujeres de esta zona tienen el conocimiento
tradicional de la preparación del mole y, al parecer, cada
familia tiene su receta favorita. Eso sí, nunca debe faltar
el chile huacle, ya sea negro o rojo, dependiendo del tipo de mole
que se desee elaborar).
Éste
es sólo un ejemplo de las incontables variedades de chiles
que se han logrado conservar en nuestro país a pesar del encuentro
con los españoles hace 500 años. Si las variedades sobrevivieron
tanto tiempo, no debemos permitir que ahora se pierdan debido a las
políticas de globalización. Una forma modesta, pero
segura, de contribuir al mantenimiento de las variedades nativas de
México
es consumirlos. |
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