Año 8 • No. 298 • Febrero 12 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
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La Editorial de la
Universidad Veracruzana
Celia del Palacio Montiel
En los días recientes, la súbita renuncia del maestro Jesús Anaya a la dirección Editorial de la Universidad Veracruzana (UV) ha sido motivo para que se hagan afirmaciones sobre esta institución, que carecen de fundamento y que demuestran el profundo desconocimiento de quienes las emiten respecto de la verdadera condición de la Editorial y de los procesos de transformación que se han puesto en marcha en ella en los últimos dos años.

El maestro Anaya argumenta, en su carta de renuncia: “Parece mentira que hayan transcurrido más de 20 años [desde que él hizo su primer diagnóstico del sector] y que las editoriales universitarias no sólo no hayan superado mínimamente su situación crítica, sino que han empeorado.”

No se puede hablar de la situación de las editoriales universitarias en paquete, como si tuvieran los mismos problemas, obviando el contexto particular. No se puede hablar de la misma forma de la labor editorial de la UNAM, que de la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Y ciertamente, no debe incluirse a la Editorial de la UV en ese paquete, sin tomar en cuenta su historia y sus diferencias enormes con respecto de otras editoriales universitarias del interior del país.

Algunos de los criterios de evaluación que deben tomarse en cuenta en análisis serios de las realidades editoriales universitarias contemporáneas son los siguientes: Existencia de Consejo Editorial; Existencia de una política editorial; Existencia de mecanismos de dictaminación; Utilización de sistemas computarizados de seguimiento de los procesos editoriales; Existencia y persistencia de colecciones; Organización editorial interna; Mecanismos de comercialización y distribución.

Cualquiera que eche una ojeada a la historia de esta casa editorial, puede percibir que se han llevado a cabo acciones concretas en torno a cada uno de estos puntos.
La producción editorial estuvo organizada en colecciones desde 1958, cuando en otras universidades de fuera de la Ciudad de México, con dificultad se publicaba un par de títulos dispersos. La persistencia y la continuidad de las colecciones es uno de los valores más importantes de esta casa editorial.

Asimismo, es importante señalar que a lo largo de la historia de esta editorial, se han ido dando cambios y se han operado transformaciones importantes que es necesario que se conozcan. A partir de 1994 se estableció el Consejo Editorial, máxima autoridad en lo que asuntos editoriales se refiere. Este órgano colegiado integrado por académicos de alto nivel de la propia Universidad, permitió la institucionalización de las actividades desde entonces. Cabe recalcar la intensa labor que ha realizado históricamente este Consejo con la creación de una política editorial, así como la que ha estado realizando en fechas recientes, para la revisión de la misma, así como de las colecciones, incluyendo la concepción de nuevas colecciones y la mayor reglamentación de las ya existentes.

Lo mismo se puede decir de la labor de dictaminación, que se maneja de manera completamente anónima y cada vez más expedita, por expertos en cada una de las áreas del conocimiento y de creación, preferentemente de fuera de la ciudad e incluso del país.

Por otro lado, la modernización de los procesos y la organización interna comenzó a tomar mayor importancia, a medida que las actividades se volvieron más complejas. Desde 1994 a la fecha, se ha ido logrando una progresiva institucionalización: reglamentación de los precios de los libros, transparencia en las diferentes etapas del proceso de distribución y comercialización, establecimiento de un sistema de control y seguimiento computarizado de las publicaciones, desde que llegan en forma de manuscrito, hasta que circulan en los diferentes lugares de venta en forma de libro.

Otra de las fortalezas de esta institución, es su personal altamente calificado y profesional. La progresiva capacitación y reglamentación interna, así como el uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación (TIC), han permitido incrementar la eficiencia y acelerar los procesos de producción.

Orgullosamente informo que entre julio de 2006 y enero de 2008, figuran en el catálogo de la Dirección General Editorial 170 nuevos títulos en 14 colecciones, incluyendo las coediciones y las ediciones en formato electrónico.

Asimismo, es pertinente hacer del conocimiento público, que la Dirección General Editorial no está encargada de designar a las imprentas que hacen los trabajos para ella, sino que esta labor se hace a través de un proceso de licitación transparente en la Dirección de Recursos Materiales.

La distribución –coco de todas las editoriales, no sólo las universitarias– es un problema serio pero no irresoluble. Como resultado de la creciente profesionalización en el área de comercialización y distribución, se han hecho acercamientos crecientes y agresivos para subsanar esta deficiencia (esa sí, endémica). Los libros de la Universidad Veracruzana están a la venta, desde el año pasado, en la cadena de librerías Gandhi, en algunas librerías del Fondo de Cultura Económica (FCE), en Educal, además de otras librerías en todo el país (148 librerías en total, 95 en 11 estados de la República, 14 en el estado de Veracruz –9 en Xalapa– y 37 de la ciudad de México). En este mismo sentido, se acude regularmente a Ferias del Libro, tanto nacionales como internacionales, (15 ferias internacionales y seis expoventas) e incluso se reciben pedidos por vía electrónica, los cuales se surten con presteza. En este punto, es preciso reconocer que hacen falta los mecanismos administrativos que permitan las ventas en línea.

Un elemento importante, es la apertura de la Feria Permanente del Libro Universitario, en la capital veracruzana, la cual ha permitido poner a la disposición del público de manera directa, todo el catálogo de la Universidad Veracruzana con importantes descuentos. En los 13 meses que ha estado prestando servicio, las ventas se han incrementado sustancialmente.

Por otro lado, se ha incrementado la labor de difusión, multiplicándose las presentaciones de libros y las conferencias de prensa tanto en Xalapa como en la ciudad de México, así como la creación de programas de radio, televisión y columnas periodísticas destinadas a la promoción de los títulos de la UV. También es necesario llamar la atención hacia la creación del portal de la editorial y las publicaciones electrónicas que se han puesto a circular en el ciberespacio en los últimos meses: el boletín Corre, lee y dile y La Palabra y el Hombre en su formato electrónico, además de las que ya existían en ese formato, como La Ciencia y el Hombre, CPU-e, Tramoya y Psicología y Salud.

Lo dicho más arriba nos lleva a concluir que es resultado del desconocimiento afirmar que “las editoriales universitarias no han superado la crisis de hace 20 años, y peor aún, la han profundizado” y más grave todavía, incluir a la Editorial de la UV en esa entelequia amorfa y absurda. Cada editorial universitaria es diferente. Para usar una figura literaria, podríamos afirmar que “son relojes funcionando a horas distintas.”

Por todo lo anterior, considero que dar algún crédito a una afirmación hecha en un momento de crisis y de manera apresurada, por un editor que pasó en Xalapa tres días, constituye un agravio y una afrenta seria a la labor de esta Dirección Editorial desde 1958 hasta la fecha. Labor que se ha ido profesionalizando, institucionalizando y modernizando gradual pero firmemente y en la que están incluidos los profesionales de la edición, el personal administrativo y directivo, pero también los miembros del Consejo Editorial y del Comité Editorial de La Palabra y el Hombre que han llevado a cabo sus funciones de manera seria, transparente y comprometida, sin percibir ningún ingreso por su labor.

La transformación hace tiempo que está en marcha y aunque reconocemos que queda mucho por hacer, la Editorial de la Universidad Veracruzana no se mueve sobre arenas movedizas. Estamos construyendo sobre cimientos firmes el futuro de esta institución.