Año 8 • No. 304 • Abril 7 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
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Es 50 por ciento biológica, asegura científico de la UV
Tendencia homosexual
inicia antes de nacer
Edith Escalón
La homosexualidad no es sólo un comportamiento que se “aprende” socialmente
El 50 por ciento de la tendencia homosexual depende de factores biológicos –genéticos, hormonales y cerebrales– que se definen antes de nacer, así lo demuestran estudios científicos desarrollados en el área de neurociencias, aseguró Genaro Coria, investigador del Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana (UV), en conferencia de divulgación sobre el tema que ofreció en el Jardín de las Esculturas.

“La homosexualidad no es sólo un comportamiento que se ‘aprende’ socialmente”, afirmó el especialista, quien realiza en este instituto trabajos científicos a partir de experimentos con animales de laboratorio, tanto para conocer el funcionamiento biológico del cerebro como para saber cómo se expresa éste en el comportamiento.

El investigador aseguró que la preferencia sexual inicia desde las primeras semanas de gestación, cuando el espermatozoide y el óvulo transmiten la información genética de sus células al nuevo ser en formación.

Explicó que sólo el espermatozoide puede transmitir el gen llamado TDF, que lleva consigo la información masculina y es fundamental para el desarrollo de los testículos y órgano reproductor masculino en el feto, pero no lo transmite siempre; cuando este gen no está presente en el feto se forman órganos sexuales femeninos por default.

Sin embargo, remarcó que no es sólo la presencia de este gen lo que determina la sexualidad: “El desarrollo de órganos sexuales masculinos en el feto sólo se produce si su cerebro, durante la gestación, segrega ciertas hormonas (como la testosterona) en cantidades adecuadas, por eso las alteraciones en la generación de esas sustancias pueden hacer intersexuales a los niños”.

Explicó que ese desarrollo es más complejo de lo que se piensa, pues hay casos en que un feto puede tener el gen TDF, su cerebro producir hormonas masculinas, pero su cuerpo no asimilar esas sustancias por alguna deficiencia biológica.

“Esto provoca que no se desarrollen sus órganos sexuales aun cuando genéticamente tiene esa tendencia masculina, o que desarrolle los órganos sexuales pero no otras características de masculinidad que determinarán en el futuro la preferencia sexual”.

El universitario advirtió que esa incongruencia, provocada por factores genéticos y hormonales, resulta socialmente inconveniente, pues la gente no acepta que de manera natural hay cierta tendencia a la diversidad: “Como sociedad pensamos en hombre y mujer, y cargamos a los géneros con características que creemos aceptables, pero la diversidad biológica ha puesto innumerables puntos medios entre ambos”.

Dijo que en los años sesenta, cuando los científicos pensaban que el sexo era producto de la educación, se practicaron operaciones para cambiar de sexo a niños cuando por defectos biológicos no tenían bien desarrollados sus genitales. “El resultado era desastroso. Obligaban a niños a vivir como niñas o viceversa, lo que generaba más problemas de los que resolvía”.

Por otra parte, advirtió que el suministro de hormonas puede ayudar en algunos casos a “masculinizar” o “feminizar” a una persona, ya sea de niño o de adulto, pero sólo en cuanto a algunas características y sólo en algunos casos; no puede considerarse un factor que determine todos los demás.