Es
más fácil construir una biblioteca y llenarla de libros
que formar a un lector. Las bibliotecas regularmente no son salas
de lectura, son espacios en que los estudiantes preparan sus exámenes,
consultan información o hacen sus tareas, pero en los que no
leen, y peor aún, en complejos tan grandes como la Unidad de
Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI), la Sala de
Literatura es la menos consultada.
Consciente de que la formación de mejores lectores se traducirá
en mejores seres humanos, la Universidad Veracruzana (UV) impulsa
el Programa Universitario de Formación de Lectores, esquema
sin precedente en el país y que tiene como propósito
que todos los universitarios incorporen la lectura a su vida cotidiana.
El rector Raúl Arias Lovillo ha expresado la relevancia del
programa no sólo porque con esta práctica se puede llegar
a ser mejor académico, estudiante o trabajador “sino
además, porque la lectura es, en sí, una práctica
placentera que muchos momentos agradables nos puede proporcionar”.
Formar lectores, reto de titanes
Formar lectores es un propósito ambicioso; implica un programa
continuo que ponga en práctica acciones concretas, viables,
inmediatas, en todos los espacios de la UV, que posibilite percibir
a la escritura y a la lectura en su función utilitaria y, además,
como actividades que se emprendan de manera voluntaria por el placer
mismo que proporcionan.
Aunque el programa está coordinado de manera general por el
escritor Felipe Garrido, es Olivia Jarvio quien de manera permanente
supervisa todas las acciones que incluyen talleres, formación
de formadores, entre otras.
“Partimos de que la lectura debe ser por gusto y no por obligación,
debe darnos placer. Sabemos que la lectura se hace por voluntad y
que lo único que hace falta es propiciar los ‘encuentros
significativos’, que son cuando encuentras un libro que te atrapa
y no puedes dejarlo”, dice Jarvio.
Agrega que la idea fue invitar primero a los maestros, quienes tienen
que hacer ver a los alumnos cuáles son los valores del libro
y empezar a demostrar su amenidad:
“Los maestros podrían iniciar sus clases con una breve
lectura literaria, histórica, de divulgación científica,
sobre los grandes problemas de nuestro tiempo o la vida de los grandes
personajes; lectura relacionada o no con los contenidos de la materia,
y cuyo propósito sea compartir un texto que nos ha parecido
interesante o conmovedor”, añadió.
Este programa se propone acercar, a partir de la comunidad universitaria,
al mayor número de personas a prácticas de lectura que
vayan más allá de los fines utilitarios. Interesa en
primera instancia la comunidad universitaria, pero igualmente interesa
llegar a las familias de los estudiantes, trabajadores, académicos
y funcionarios; a las comunidades que atienden las brigadas y el voluntariado;
en general, a todos los sectores.
Olivia Jarvio afirma que la lectura se ha vuelto una competencia indispensable
en una sociedad globalizada a la cual se le ha denominado la sociedad
de la información y el conocimiento: “La lectura ha sido
retomada como una capacidad indispensable donde es muy importante
que se sepa leer y entender lo que se lee, de otra manera la gente
no estará preparada para enfrentar los retos próximos”.
Agrega que las sociedades que no desarrollen la lectura como una capacidad
intrínseca como seres humanos, se van a rezagar: “Porque
la información la aprovecharán quienes están
desarrollando la competencia de la lectura, y si la información
no llega a través de la lectura se quedará atrás.
Es por eso que debemos hacer que la lectura se haga una actividad
natural, parte de la vida cotidiana”. Estrategias
concretas, resultados claros
El programa es muy completo y abarca acciones muy concretas. La
primera es la formación de talleres, salas y círculos
de lectura que se han ido promoviendo y desarrollando en todos los
ámbitos y esferas de la comunidad universitaria.
Otra actividad es la animación de lecturas en radio y medios
(prensa, radio, televisión, Intranet e Internet), una lectura
gratuita, por el gusto de leer, paralela a la lectura con fines
utilitarios, así como desarrollar actividades de animación
a la lectura.
Trabajando de la mano con el Voluntariado de la UV se están
realizando acciones de promoción de la lectura en otros grupos
de la comunidad: sectores de la sociedad con los que la UV tiene
una vinculación directa, Casas de la Universidad, talleres
libres, brigadas universitarias, niños y adultos mayores.
La Biblioteca del Universitario
Una de las prioridades del programa es la creación y difusión
de la Biblioteca del Universitario, que promueve obras consideradas
dentro del canon literario y que son ediciones muy bien preparadas,
con traducciones de gran calidad y que han representado un gran
avance y aportación por parte de la UV al fomento a la lectura.
Lectores
y lecturas, un portal de comunión
Este portal (www.uv.mx/lectores) es un instrumento de mucha utilidad
para el programa; permite que la comunidad tenga un vínculo
de comunicación, de colaboración y comunión;
además, es una forma fácil y sencilla que permitirá
al usuario ser parte del gran esfuerzo planetario de promover la
lectura.
El portal no sólo brinda información de temas literarios,
sino que es ya un canal de expresión para los interesados
en el tema y en compartir lecturas.
¿Quién
lee en la UV?
Olivia Jarvio comenta que al conformar el programa se realizó
la primera encuesta de prácticas culturales y lectoras en
la UV, trabajo importante en función de que en América
Latina significan trabajos muy recientes:
“México presenta la primera encuesta sobre prácticas
lectoras en 2006, cuando en Europa y Estados Unidos estos trabajos
se han venido realizando desde mediados del siglo pasado y además
es una actividad que se hace de manera constante y periódica
con el fin de que se tenga información para diseñar
estrategias específicas y acciones diversas, para plantear
metas realistas, para evaluar los resultados y dar seguimiento al
programa.”
En marzo de 2007 se llevó a cabo la “Primera encuesta
sobre hábitos culturales y prácticas lectoras en la
Universidad Veracruzana”, cuyo objetivo fue obtener un diagnóstico
que permitiera conocer las prácticas culturales y lectoras
de su comunidad –estudiantes, trabajadores, académicos
y funcionarios–, de manera que se cuente con una base para
diseñar programas de fomento cultural y de la lectura, y
con información que permita valorar los avances que se logren
en estos terrenos.
Se aplicaron mil 497 cuestionarios con 119 preguntas cuyos resultados
están en el portal www.uv.mx/lectores como valiosa materia
prima para quien quiera conocer más de los hábitos
de lectura.
Los universitarios son una comunidad con características
especiales al abordar el tema de la lectura; son el grupo con mayor
escolaridad, el que más tiempo ha pasado entre libros, lo
que implica leer y escribir con un fin práctico: tener un
mayor acceso a la documentación y a la tecnología.
Es natural que sea el sector con mayores índices de prácticas
lectoras, según lo muestran los estudios nacionales.
Algunos
datos de la encuesta
Retomando algunos de los resultados de la encuesta, en el apartado
de “Prácticas lectoras” tenemos que aproximadamente
nueve de cada 10 universitarios dicen leer libros; en orden de frecuencia:
de temas científicos, enciclopedias, textos escolares y novelas.
Más de 95 por ciento menciona haber leído menos de
10 libros en el último año, sin tomar en cuenta los
requeridos para la escuela o el trabajo.
Como libro favorito destaca Cien años de soledad, aunque
sólo con cuatro por ciento de menciones; como autor favorito
aparece Gabriel García Márquez con 10 por ciento de
menciones. Al referirse al último libro leído, las
respuestas que destacan son Código Da Vinci, aunque sólo
con tres por ciento de menciones.
Siete de cada 10 universitarios dicen leer libros de literatura
y para la escuela; éstos tienen 43 por ciento de menciones
al hablar de la lectura realizada a diario o varias veces por semana.
El área académica en que los entrevistados dicen leer
más libros de literatura a diario o al menos una vez por
semana es Artes (40 por ciento de menciones); las de porcentajes
más bajos son Técnica y Biológico Agropecuaria
(menos de 22 por ciento). Los universitarios de 50 a 64 años
son los que tienen más menciones (38 por ciento) respecto
a leer literatura; en este mismo sentido destaca, por ocupación,
el personal académico (35 por ciento).
En cuanto a la lectura de libros para la escuela, a diario o al
menos una vez por semana, el personal académico destaca con
el mayor porcentaje de menciones (70 por ciento); entre las áreas
académicas destaca en este sentido Humanidades con 68 por
ciento de las menciones.
Las lecturas para el trabajo, a diario o al menos una vez a la semana,
tienen más menciones en el rango de 50 a 65 años.
En el personal académico con 35 por ciento y entre los bibliotecarios
con 43 por ciento; el área de Humanidades obtiene el mayor
porcentaje (61 por ciento).
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