Veracruz,
Ver.- El 85 por ciento de mujeres que fueron o son víctimas
del maltrato físico, psicológico o sexual, presentan
trastornos funcionales del aparato digestivo que limitan su calidad
de vida y su desempeño laboral, afirma una investigación
encabezada por José María Remes Troche, miembro del
Instituto de Investigaciones Médico-Biológicas (IIMB)
de la Universidad Veracruzana (UV) de esta campus.
El estudio, denominado “El papel del abuso físico, psicológico
y sexual en los trastornos funcionales digestivos”, fue nombrado
Mejor trabajo de investigación epidemiológica en el
2007 por la Asociación Mexicana de Gastroenterología.
Asimismo, recibió una distinción por parte de la Asociación
Americana de Gastroenterología debido a la pertinencia social
del análisis.
A lo largo del año pasado, Remes Troche y un grupo de colaboradores
realizaron encuestas anónimas a las víctimas de maltrato
que acudían a la Casa de Mujer, un centro atención integral
auspiciado por el DIF municipal. Esto con la finalidad de “sondear”,
a través de cuestionarios, la presencia de trastornos funcionales
digestivos en esta población.
Para el investigador, la causa principal de este fenómeno se
debe a una “hipersensibilidad” de procesos fisiológicos
normales. “Aparentemente, todo el aparato digestivo tiene terminaciones
nerviosas; éstas llegan a un área del sistema nervioso
central que es responsable de que podamos percibir algo como molesto
o no”, explicó el académico.
Esta área, denominada eje intestino-cerebro incluye zonas prefrontales
del cerebro y partes del sistema límbico y del hipocampo donde
también se integran las emociones. Este eje sería, según
el investigador, el vínculo que une a las enfermedades funcionales
con los trastornos psicológicos como la ansiedad y la depresión,
de tal manera que una persona que ha sufrido de abuso físico,
psicológico o sexual posee una percepción problemática
de los procesos fisiológicos del cuerpo.
Esta hipersensibilidad ya ha sido estudiada por diversos centros de
investigación, entre ellos la Universidad de Carolina, en Estados
Unidos. “La relación entre trastornos funcionales y el
abuso ya fue descubierta hace 20 años”, afirmó
Remes Troche. “Lo que resulta interesante en nuestro estudio
es que invertimos esta asociación: en lugar de atender mujeres
con trastornos funcionales y preguntarles si tiene depresión,
atendimos a un grupo que ya sabíamos que sufrían del
estrés abuso físico, psicológico y sexual”,
encontrando que el 85 de ellas
sí los padecen.
Enfermedades
emocionales
Se dice que un paciente padece un trastorno funcional cuando presenta
síntomas de una enfermedad sin que exista una patología
real. Por ejemplo, cuando una persona siente agruras sin una causa
orgánica aparente, como una úlcera. Los trastornos
funcionales más comunes del aparato digestivo incluyen reflujo,
distensión abdominal, dolor, inflamación, náuseas,
vómito y estreñimiento.
Estadísticamente, estas molestias son la primera causa de
toda consulta gastroenterológica y la segunda en toda consulta
de medicina familiar. Además, los costos económicos
directos e indirectos de su tratamiento son muy elevados: los pacientes
deben gastar en medicinas, estudios, consultas con especialistas,
y frecuentemente experimentan ausentismo laboral y escolar, así
como degradación de su calidad de vida.
Para Remes Troche existen tres hipótesis adicionales para
explicar por qué las mujeres, en general, presentan más
estas afecciones. En primer lugar porque acuden a consulta médica
más a menudo que los varones; en segundo, existen estudios
que señalan la presencia de receptores de estrógenos,
tanto en el tracto digestivo como en las zonas cercanas al hipotálamo,
que pueden mediar esta conexión compleja que parece hay entre
el intestino y el cerebro. Asimismo, las mujeres poseen una percepción
del umbral del dolor distinta de los hombres, que hacen que los
síntomas sean más molestos y requieran una consulta
médica.
El tratamiento de trastornos funcionales del aparato digestivo es
complicado y presupone la existencia de una buena relación
médico-paciente. Ya que el tratamiento tradicional con medicamentos
puede no ser suficiente para curar las molestias, Remes Troche recomienda
recurrir a medicamentos antidepresivos en dosis muy bajas, así
como a terapias tipo “placebo” que reduzcan los niveles
de estrés. La terapia conductiva, la meditación, la
acupuntura o el yoga podrían ayudar a paliar estas molestias,
siempre y cuando el paciente permanezca bajo la supervisión
de un especialista. |