Año 8 • No. 305 • Abril 14 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Centrales

 Editorial

 General

 Reportaje

 Regiones

 Becas y oportunidades

 Arte

 
Deportes

 
Contraportada

 


 Números Anteriores


 Créditos


 
Se necesita sensibilidad para ello, dice experto en psicopedagogía
No todos los maestros
pueden ser tutores
Edith Escalón
Algunos maestros realizan las tutorías por cumplir y quienes pagan las consecuencias son los alumnos: Pablo Fernández


Pablo Fernández Juárez
Obligar a los maestros universitarios a dar tutorías es un grave error, pues no todos tienen la sensibilidad ni la paciencia para acercarse al alumno, preocuparse por él, descubrir que algo le está pasando cuando tiene bajo rendimiento y entender que no sólo se trata de un problema de flojera, aseguró en la Universidad Veracruzana (UV) Pablo Fernández Juárez, especialista en psicopedagogía.
“En los últimos 10 años, las experiencias en México han demostrado que esta estrategia resulta contraproducente, pues al sentirse obligados, los maestros realizan las tutorías únicamente por cumplir, y los que pagan las consecuencias son los alumnos”, aseguró el académico, coordinador del Área de Tutorías, Psicología e Investigación en la Universidad Anáhuac de la Ciudad de México.

En la Facultad de Pedagogía, donde presentó una conferencia a profesores universitarios, explicó que “sin ser un non plus ultra, el tutor universitario es una persona que tiene que seleccionarse con mucho mayor cuidado, y no sólo por ser destacado en su área del conocimiento.

”El tutor debe ser un maestro que se muestre cercano, sensible, comprensivo y dispuesto a compartir su tiempo con los alumnos, un maestro que aunque tenga prisa tenga la paciencia y la sensibilidad para acercarse a ellos, y es evidente que no todos los docentes tienen estas características”, comentó.

Dijo que la propuesta –que ya está en marcha en la Universidad Anáhuac– consiste en el diseño de una propuesta propia para cada universidad, a partir de la experiencia que hay en México y en otros países (particularmente en España) que están más avanzados en el desarrollo de programas de tutorías.

No obstante, el académico subrayó que el modelo “tiene que adaptarse a las necesidades de nuestros docentes, a las características de nuestros alumnos, y debe evitar que ser tutor en la Universidad sea una obligación”.

Explicó que dos factores contribuyen a este enfoque de coacción. Por una parte, la presión que ejercen en las universidades los organismos internacionales que consideran la tutoría con indicador de calidad; por
otra, la preocupación institucional –genuina pero mal enfocada– por abatir el fracaso escolar.

Una recomendación, dijo, es poner en marcha programas piloto en algunas facultades con no más de 15 alumnos por tutor, luego de seleccionar a pocos maestros pero bajo estos parámetros de sensibilidad, para que ellos empiecen a crear un modelo propio de la institución.