Año 8 • No. 311 • Mayo 26 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Centrales

 Editorial

 General

 Reportaje

 Regiones

 Becas y oportunidades

 Arte

 
Deportes

 
Contraportada

 


 Números Anteriores


 Créditos


  En manicomios: dementes, ladrones, alcohólicos y prostitutas
La locura, un pretexto para
esconder al indeseable social
Edith Escalón
Hoy, las enfermedades mentales siguen estando en el último escalón de las prioridades gubernamentales: Hubonor Ayala

Con una investigación sobre el Manicomio de Orizaba, el historiador ganó el Premio Nacional de Ciencias Sociales en 2008

Lejos de ser considerado un problema de salud, la locura en Veracruz fue un buen pretexto para esconder a los indeseables de la sociedad, desde dementes y ladrones hasta alcohólicos y prostitutas, aseguró Hubonor Ayala Flores, egresado de la Facultad de Historia de la Universidad Veracruzana (UV).

Hubonor Ayala Flores, ganador del Premio Nacional de Ciencias Sociales 2008

“Más que centros de salud mental, los manicomios eran cárceles hacinadas e insalubres que nunca tuvieron una verdadera atención por parte de las autoridades; lo preocupante es que incluso hoy, las enfermedades mentales siguen estando en el último escalón de las prioridades gubernamentales.”

Gracias a una investigación historiográfica en el Manicomio de Orizaba, Ayala Flores ganó en 2008 el Premio Nacional de Ciencias Sociales a la mejor tesis de licenciatura, trabajo que fue publicado por el Colegio de Michoacán, donde realiza estudios de maestría.
El historiador explicó que en la sociedad porfiriana de principios del siglo XX, la existencia de los dementes y de otros “indeseables” amenazaba el supuesto orden y modernidad social de una élite mexicana que aspiraba a ser como las sociedades europeas, contexto en el que surgió el primer manicomio en Veracruz.

“La locura era un pretexto, igual metían al manicomio esquizofrénicos, maniáticos e histéricos, que alcohólicos, epilépticos y prostitutas, cualquiera que era mal visto por la sociedad pretenciosa y moralista de entonces, incluso era utilizado como sitio de castigo de delincuentes.”

“Las condiciones de asilo eran terribles: fue diseñado para albergar 60 personas y llegó a tener 120, el tratamiento era rudimentario, denigrante el racionamiento de alimentos y vestido, y humillante la insalubridad. De hecho, en un solo mes murieron más de 30 internos por diarrea, eso nos habla de las condiciones infrahumanas que prevalecían entonces.”

Explicó que en ese orden carcelario, los asilados entraban a un régimen de control sin mayores posibilidades de curación: “Cuando su manutención ya era incosteable sacaban a los internos del manicomio con el pretexto de que sus males eran incurables”.

Para el universitario, el estudio histórico permite hacer una comparación que no resulta muy halagüeña, pues más de un siglo después, éste y otros hospitales psiquiátricos siguen presentando las mismas deficiencias en atención gubernamental.

“El enfermo mental está en el último escalón de las prioridades sociales y de los presupuestos municipales, estatales y nacionales, de hecho, ni siquiera es un tema que figure en la agenda política, y por lo tanto no hay suficiente atención, infraestructura ni recursos.”

El texto titulado Salvaguardar el orden social, el Manicomio del Estado de Veracruz (1883-1920), analiza cómo se fundó la institución, devela su estructura, administración, organización y analiza los actores sociales y el contexto donde surgió y se desarrolló, trabajo que fue asesorado por Gerardo Antonio Galindo Peláez y Carmen Blázquez, académicos de la UV.

Para Ayala Flores, este reconocimiento demuestra la calidad de la formación que brinda la UV en la Facultad de Historia, cuyos egresados, en los últimos seis años, han ganado tres premios nacionales de Ciencias Sociales con sus tesis de licenciatura: “Tenemos que hacer tesis, hacer trabajos de este tipo, porque el trabajo de investigación complementa la formación teórica que recibimos y nos convierte en mejores profesionistas”.