Año 8 • No. 313 • Junio 9 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Centrales

 Editorial

 General

 UV fest

 Entrevista

 Regiones

 Becas y  oportunidades

 
Arte

 Deportes


 Contraportada

 


 Números  Anteriores


 Créditos



 

 

  Las películas de
Carballido
Roberto Ortiz Escobar
roe_xal@yahoo.com.mx
Hace algún tiempo el Departamento de Cinematografía de la Universidad Veracruzana (UV) recibió de Emilio Carballido una serie de películas en video que el dramaturgo conservó a través de los años y que seguramente fueron parte de sus preferencias audiovisuales. Destacan en esa relación las filmaciones de representaciones teatrales pero también las comedias musicales que enaltecieron a Hollywood como la siempre disfrutable Cantando bajo la lluvia.

En el ciclo “El cine que veía Emilio” el público puede ver algunas obras de este material donado en el Aula Clavijero de Juárez 55. Para esta semana se programaron dos comedias musicales cuya estirpe evidencia los cambios que con el paso de las décadas ha habido en la industria del cine, a propósito de los modelos de producción cinematográfica, así como de los tratamientos observados en el tema de la diversidad sexual.

Primeramente tenemos Mi bella dama (May Fair Lady, 1964), uno de los últimos musicales de gran presupuesto dirigido por George Cukor, quien se movió como pez en el agua en la comedia y entendió a la perfección el universo femenino. De ahí su cercanía con las estrellas hollywoodenses de viejo cuño y con otras que despidieron los tiempos felices donde el glamour era parte fundamental de la convivencia.

Audrey Hepburn fue la elección oportuna en esta cinta inspirada en Pygmalion, de George Bernard Shaw, acerca de la vendedora de flores Elisa Doolittle (Hepburn), cuya educación a cargo del profesor de fonética Henry Higgings (Rex Harrison) la convierte en un modelo de sofisticación y donaire.

El semblante enérgico y socarrón de Harrison y la figura delicada y nerviosa de Hepburn, dieron como resultado una mancuerna efectiva que nos deparó momentos de resuelto humor, así como musicales recordables como el desarrollado en el Palacio de Buckingham en un Londres de principios del siglo XX.

Treinta años después, Stephan Elliot hizo Las aventuras de Priscila, la reina del desierto (The adventures of Priscilla, Queen of the Desert, 1964), una divertida película que abordó el tema de la homosexualidad, el travestismo y el transexualismo en un road movie que introducía canciones de ABBA, Gloria Gaynor, Donna Summer y Village People, pero no necesariamente con la intención de configurar una coreografía espectacular, sino como ocurrencia musical de los personajes principales que podían partir de una grabadora para armar una recreación musical en correspondencia con su cotidianidad inmediata.

Todo empezaba con la aventura loca de dos homosexuales y un transexual (estupendos Terence Stamp y Guy Piarce), quienes se subían a un camión avejentado pintado de rosa y azul para viajar desde Sydney hasta una población ubicada en la parte central de Australia. La homofobia, los prejuicios y la afrenta social pondrían a los tres amigos en una encrucijada en la que la visión humorística sorteaba con optimismo las dificultadas encontradas.

Mientras en Mi bella dama los escenarios de estudio nos permitían solazarnos con el lujo de los vestuarios, la corrección del habla y las bondades de un entorno social privilegiado, en Las aventuras de Priscila, la reina del desierto, los espacios abiertos nos convidaban las mejores propuestas musicales, como aquella efectuada espontáneamente encima del autobús en pleno desierto. La realidad del trío nos remitía a seres marginales de escasa pompa y circunstancia, a no ser los vestuarios de oropel y lentejuelas, cuya combinación creativa curiosamente le dio a la cinta un oscar por mejor vestuario.

Si en Mi bella dama Elisa pasaba de cenicienta a princesita competente, en Las aventuras de Priscila el empeñoso trío no renunciaba a su status porque difícilmente podía aterrizar en una plataforma boyante.

En resumidas cuentas, la película de Elliot nos hacía ver que el musical contemporáneo debía de partir de recursos y temáticas novedosos que identificaran como suyas las nuevas generaciones. La cinta de Cukor se exhibirá el lunes 9 y la de Elliot el miércoles 11 en horario de 18:00 horas. La entrada es gratuita.