Año 8 • No. 316 • Junio 30 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
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  Roberto Williams
y el cine etnográfico
Roberto Ortiz Escobar
roe_xal@yahoo.com.mx
Mucho le debemos a un hombre que incursionó en la Antropología, hizo investigación en comunidades indígenas, publicó libros y escribió artículos periodísticos sobre el pasado y el presente de las culturas huasteca, totonaca y olmeca asentadas en territorio veracruzano.

No es casual que en 2006, Roberto Williams, acompañado del arqueólogo Juan Sánchez, realizara una ceremonia que insistía en el fomento de las raíces de una región. En medio de la selva, se regresó a los habitantes de una comunidad indígena veracruzana la reproducción escultórica de una deidad prehispánica.

Este acto en buena medida resume las andanzas de Roberto en nuestro territorio.

Al rastrear, visitar y participar en una serie de eventos comunitarios para después escribir, publicar, grabar y filmar sobre ellos, trató de testimoniar la vastedad cultural que sólo se conoce de manera sesgada por la nota informativa de prensa o el reportaje televisivo.

En Roberto eran claros los impulsos por satisfacer sus gustos vinculados a las tradiciones populares y el llamado arte culto. En cuanto el calendario lo anunciaba, se aplicaba inmediatamente a disfrutar los eventos populares como el niño que no se pierde el juego que sucede afuera de la casa pero reclama su presencia.

Con Roberto se podía platicar el día de hoy pero mañana tal vez no. Eran otros quienes lo veían al día siguiente comiendo tamales de todos santos en Naolinco, bebiendo verde de Xico en las fiestas de la Magdalena, escuchando a los decimeros durante la Candelaria en Tlacotalpan, dictando una conferencia sobre el jaguar en Coatzacoalcos, participando en un ritual de Brujos en Catemaco, escuchando a los músicos huastecos del festival de Amatlán, gozando de los eventos de la Cumbre Tajín o deleitando a Pavarotti en su tierra de infancia.

Todo esto y mucho más lo reportó el antropólogo nacido en Barra de Tampico un 31 de marzo de 1925 y que falleció el jueves pasado. Recientemente ordenaba sus artículos que hasta hace unos meses sumaban más de 500 y que pretendía publicar. Le tocará ahora a una editorial dar a conocer lo que me parece son crónicas vitales y de lectura obligatoria si queremos conocer de tradiciones populares.

Antropólogo e investigador jubilado del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana (UV), Roberto Williams vivía en un callejón típico de Xalapa que compartía con los amigos y a los cuales veía en los últimos tiempos en La Estancia de los Tecajetes.

Su interés por las culturas del pasado y sobre todo por las fiestas y rituales de pueblos y comunidades indígenas, lo llevaron a captar imágenes cinematográficas individualmente o con el apoyo de la UV y el Gobierno del Estado a partir de los años sesenta, al margen de los canales de producción industrial.

Eso dio como resultado una serie de filmes que no siempre completó. Baste mencionar Carnaval en la huasteca y Boda en el cerro para ubicarlo como uno de los pioneros del cine etnográfico en nuestro país.

Por fortuna en 2005 tuvo a bien dejar en custodia todos sus materiales cinematográficos en la Cineteca Nacional, lo que permite el resguardo y conservación de rollos que de milagro sobrevivieron en la humedad xalapeña por más de 30 años. Se trata de cerca de 30 rushes en 16 milímetros y más de 150 rollos en super 8 milímetros que se filmaron en varios momentos de su vida.

En su afán de captar la figura del tigre en la cultura olmeca, filmó una serie de imágenes que debían ser parte de un documental ambicioso. Están ahí los registros en museos de piezas escultóricas y el movimiento corporal que deviene de las danzas dedicadas al tigre y al jaguar en Centroamérica, Chiapas y Tabasco, además de las celebradas en algunas regiones de Veracruz: danza de los voladores de Papantla, danza del maíz, danza de los Chules, danza de los viejos, etcétera.

Pero si bien la protección de los materiales está resuelta en principio, falta ahora que dichas imágenes puedan ser vistas por el público en general y no sólo el especializado. Buena tarea harían las instituciones en transferir estas imágenes de cine a video para tener un acceso inmediato, ya que no existen negativos sino rushes en positivo que sufren desgaste cada vez que se proyectan. A esto habría que agregar una copia en 16 milímetros de Carnaval en la huasteca donada por Roberto a Filmoteca UNAM en los noventa y el negativo de la misma que se supone aún existe en Los Ángeles, California. Este proyecto permitiría que se hiciera un documental sobre Williams en el cine, así como reconocer en esas imágenes una parte de nuestras culturas originarias.

Es necesario que las buenas intenciones se concreticen. En mayo del año pasado y bajo el auspicio de la máxima casa de estudios se celebró en Xalapa el Cuarto Coloquio Nacional de Historia del Cine Regional, donde presenté una ponencia sobre el rescate fílmico de la obra de Roberto Williams.

El investigador Ricardo Pérez Monfort sugirió que el coloquio se pronunciara en favor de que se trabajaran los materiales con tal de lograr su difusión. Después de ser firmada por los participantes, más adelante, Monfort se entrevistó con Reynaldo Escobar, jefe del gobierno estatal, quien se comprometió a entregarle la propuesta al gobernador de Veracruz. Ojalá y existiera el eco necesario para que gobierno e instituciones procuraran una salida a esta petición.