Año 8 • No. 316 • Junio 30 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
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Asegura académica de la UNAM
La literatura fantástica no depende
de las creencias del lector

Alma Espinosa

En este género, el contacto entre nuestro mundo y la otredad casi siempre es violento: Sardiñas
Lo fantástico no depende de lo que creemos, pues de ser así la literatura fantástica sería un género tan evanescente que todo dependería si nos lo cuentan en un campamento a las 12 de la noche; la literatura no puede ser así, debe tener instrumentos y recursos que sostengan más allá de lo que pensamos, explicó Ana María Morales, durante la conferencia “Lo maravilloso medieval”.

Invitada por la Maestría en Literatura Mexicana del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana como parte de las Jornadas de Literatura Fantástica, Ana María Morales dijo que lo anterior es la razón por la cual en el estudio de lo maravilloso medieval hay que rescatar el léxico de recepción y saber con qué palabras se habla de algo que es extraordinario y en qué forma influye literalmente en los personajes.
La académica de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que existen maravillas de muchos tipos, incluyendo las legales e ilegales. En el mundo medieval, abundó, es necesario conocer la condición de legalidad, de frontera y de pertenencia a un ámbito, así como diferenciar las maravillas espantables y las maravillas aceptables.

En el periodo medieval, las maravillas son los milagros, porque es la maravilla domesticada. “El milagro es aquello que consideramos prodigioso; basándonos en San Lucas, para Dios nada es imposible, por lo tanto si algo es imposible desde mi punto de vista no quiero decir que es imposible para Dios. Aquello que es milagroso depende directamente de la actitud volitiva de una entidad capaz de pasar por encima de las leyes que él mismo ha designado como operativas para la realidad”, expresó.


Ana María Morales explicó que en el periodo medieval, las maravillas son los milagros
La coordinadora de los Coloquios Internacionales de Literatura Fantástica afirmó que el milagro, diga lo que diga Borges, no es secreto, debe ser necesariamente público porque el milagro es propagandístico. “Tiene como función convencernos, hacernos estar conscientes de cuál es la cantidad adecuada de credibilidad que debemos tener para podernos salvar”, y explicó: “Para qué nos sirve ver que aparezca un cometa en el cielo, si no es para saber que Dios nos ha mandado ese signo para que sepamos que algo malo va a suceder”.

En el ámbito de las maravillas, lo que se convierte directamente en territorio de lo admirado no es necesariamente creíble porque lo maravilloso, tanto en la Edad Media como en la actualidad, es un proceso discursivo. Se crea en la literatura con instrumentos perfectamente codificados, no importa cuánta relación tenga con creencias, sino que importa por la sintaxis narrativa en la cual se ubica y por la cual se causan efectos determinados en las personas.

Invitado también para participar en las Jornadas, José Miguel Sardiñas, investigador de la Casa de las Américas, Cuba, definió a la literatura fantástica como una modalidad o un tipo de discurso narrativo que se apoya en una recreación ficticia de un mundo con leyes naturales y sociales, explicado racionalmente para encontrar entonces la existencia de otro mundo o de una otredad donde imperan leyes diferentes o de funcionamiento desconocido y cuyo contacto con el mundo similar al nuestro casi siempre es violento, letal o al menos perturbador para alguna de las instancias textuales, ya sean los personajes, el lector implícito o el protagonista.