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Editorial
Fundamentales
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Luego
del receso de actividades, la Universidad Veracruzana (UV) entregará
esta semana su máximo galardón académico, el
doctorado Honoris Causa, al caricaturista Helio Flores y al psicólogo
Emilio Ribes Iñesta, en sesión solemne del Consejo Universitario
General (CUG).
En su concepción más estricta, este ejercicio académico
contrastaría con el entorno que rodea a nuestra casa de estudios.
Mientras la Universidad resguarda y anima los valores que de nuestra
cultura deseamos conservar –como la ciencia y el arte–,
la organización social se ha visto invadida por reyertas que
en nada persiguen el objetivo de hacer de nuestras sociedades un mejor
lugar para todos.
Sin embargo, nuestra casa de estudios ha rechazado la pretensión
inmaculada que durante mucho tiempo mantuvo alejados a los cenáculos
del conocimiento de los fenómenos que pretendía estudiar.
Muy al contrario, la nuestra es una casa de estudios que ha decidido
involucrarse plenamente en todas las prácticas sociales en
aras de mejorar nuestro entorno y sabedora del riesgo que ello conlleva.
Al involucrarse con la praxis cotidiana, nuestra casa de estudios
también ha debido soportar los mismos embates que golpean a
la cultura mexicana en los años más recientes. No obstante,
el espíritu que anima a la Universidad ha sabido enfrentar,
dialogar, argumentar y esperar a que el tiempo deseche los accidentes
y conserve las sustancias.
Es, pues, la sustancia universitaria la que habrá de manifestarse
no sólo en la entrega de los doctorados Honoris Causa, sino
la que después de largos periplos mediáticos y de una
serie de opiniones convenencieras habrá de conservarse, como
todas las cosas fundamentales, a medida que el tiempo pasa. |
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El
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