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Tus muertos, mis muertos, sus muertos...nuestros muertos. "Hoy,
cuando la vida no vale nada, cuando la muerte se materializa brutalmente
ante nuestros ojos adoptado inesperadas connotaciones, qué
mejor que abrigarnos en nuestra ancestral cultura para tratar de
comprender el significado de estos convulsionados tiempos, si es
que puede tener explicación lo inexplicable".
Mirna
Valdés, con su instalación "En memoria de nuestros
muertos" propone al espectador no dejarse arrasar por una cultura
de destrucción y muerte. Encontrar en nosotros mismos, en
nuestro México, el Tamoanchan o Tlalocan, lugar mítico
que, a decir de la artista, existe en nuestros corazones.
En
un rincón de un edificio que alberga a estudiosos de la ciencia
y la tecnología, Valdés coloca un árbol repleto
de calaveras de cartón, calaveras festivas, gozosas. "Este
árbol, que para mi representa el Tamoanchan o Tlalocan, es
un pretexto para traer a la memoria a los que alguna vez estuvieron
entre nosotros, compartiendo alegrías y penuria de esta vida,
aquellos que se esforzaron por ser dignamente humanos y que lucharon
por transformar el mundo con sus ideales de amor, paz y justicia"
El
ser humano es uno solo. Lucas Avendaño, en el performance
que acompañó a esta instalación, personifica
a un indígena mexicano, amazónico, navajo, un ser
humano que clama por la paz y por el alto a la destrucción
y a la muerte causadas por el gobierno norteamericano. Reza un rosario
por los muertos de todas la épocas y los lugares: Honduras,
Panamá, China, Turquía, el mundo. Nos llama a no seguir
los pasos de sangre del desarrollo y el progreso.
"Aún
veo los pies descalzos de los indios colgados del guanacaxtle".
José Lucas Avendaño, estudiante del séptimo
semestre de antropología en la UV, explica que los textos
que usó para el performance provienen de sus propias vivencias.
"Mi abuela me aconsejaba nunca dormir bajo un árbol.
Ella decía que la sombra de los árboles era pesada
porque en la revolución de ahí habían colgado
a muchos indios". Para él, la comunicación comienza
cuando tu cuerpo percibe algo que se convierte en código
y se expresa. En este caso, su preocupación por los problemas
mundiales.
La
sonorización que acompañó las imágenes
del performance, estuvo a cargo de Isaac Gutiérrez Bonilla,
antes estudiante de música y ahora en primer semestre de
la carrera de antropología en la UV. Con una combinación
de sonidos indígenas y modernos usando instrumentos de percusión,
Isaac logró completar la atmósfera que puso a espectadores
en contacto con sí mismos.
Desde
hace cuatro años, Mirna Valdés se ha dado a la tarea
de acercar el arte a la ciencia, montando exposiciones e instalaciones
en el recinto que ocupa la Maestría en Inteligencia Artificial.
Esta artista gráfica, quien durante los últimos tres
años ha transitado otros caminos de la plástica, comparte
un secreto con nosotros: "Estoy trabajando placas en linoleum".
Mientras esperamos ver los resultados de este misterioso trabajo,
no dejes de visitar la instalación montada por Mirna Valdés
en Sebastián Camacho número 5, Xalapa.
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