El sábado 17 y domingo 18 de noviembre muchas personas nos
enteramos, por los diferentes medios de comunicación, de
un suceso astronómico notable: la lluvia de estrellas Leónidas,
que tuvo su máximo la madrugada del domingo a las 3:00 horas.
Por tal motivo, un grupo de estudiantes de la Facultad de Física
de la UV, entusiasmados por el "pronóstico" de
la lluvia (¡mil 500 meteoros por hora!, aproximadamente),
organizamos un campamento para observar tal acontecimiento siendo
el lugar elegido una playa ubicada a 30 minutos de la ciudad de
Cardel, Veracruz. Las condiciones del clima en aquel lugar, en esa
fecha, fueron muy favorables para observar tan importante fenómeno.
La importancia de éste radica en lo siguiente. Todos alguna
vez, al contemplar el cielo nocturno, por curiosidad o por la agradable
vista que nos brinda un cielo estrellado, hemos visto aparecer de
repente puntos luminosos que atraviesan el cielo y después
de unos instantes se apagan; a estos puntos generalmente se les
conoce como estrellas fugaces o meteoros. Este fenómeno se
presenta en ocasiones de manera aislada y esporádica, y en
otras, en forma de lluvias.
Los meteoros son partículas que se encuentran suspendidas
en el espacio y que al entrar en contacto con la atmósfera
terrestre se incendian debido a la fricción ejercida sobre
él, dejando una estela luminosa. Sus tamaños pueden
ir desde el de un grano de arroz, hasta rocas de varias toneladas.
Los meteoros esporádicos son producidos, generalmente, por
partículas que viajan a través del Sistema Solar sin
rumbo definido, mientras que las lluvias son producidas por polvo
y partículas dejadas por los cometas al pasar por el Sol.
Estas partículas dejan un sendero orbital y cuando la Tierra
los cruza ocurren las denominadas lluvias de meteoros o meteoritos,
más comúnmente conocidas como lluvias de estrellas.
Éstas reciben su nombre de la constelación en las
que aparece el resplandor, y al centro común de donde proceden
se le llama radiante. Así, la lluvia de estrellas Leónidas
tiene su radiante en la constelación de Leo.
Debido a que la Tierra atraviesa 10 distintas órbitas dejadas
por cometas podemos observar 10 lluvias de estrellas a lo largo
del año. Su intensidad varía entre los cinco y 100
meteoros por hora.
Las Leónidas son producidas por el cometa Tempel-Tuttle,
con un período de 33 años (es decir, visita al Sol
cada 33 años). Cuando ocurre este acercamiento al Sol, el
cometa nutre el sendero orbital intensificando la lluvia convirtiéndola
en tormenta. Esta máxima intensidad en las Leónidas
se esperaba desde 1999, siendo este año el más probable
para tal acontecimiento. En esto radica la importancia de esta lluvia,
por darse cada 33 años aproximadamente con tal intensidad,
y porque la densidad de la nube cometaria permitirá el ingreso
a la atmósfera de mil 500 meteoros por hora de este lado
del continente y hasta 15 mil meteoros por hora en áreas
privilegiadas como China, Australia y la costa del Pacífico.
Ya instalados, tendidos en la arena, empezamos a percibir el inicio
de la lluvia entre la 1:00 y 2:00 horas del domingo 18, contando
103 meteoros. En el siguiente intervalo de tiempo (2:00 a 3:00 horas)
el conteo ascendió a 239. Para el intervalo en el cual se
pronosticaba el máximo, la suma fue de 419 meteoros. Pero
en realidad notamos el máximo de 4:00 a 5:00 horas, razón
por la que nos fue imposible llevar a cabo un conteo exacto... ¡pues
caían por todos lados! Sin embargo, se puede realizar una
estimación a los dos mil 500 meteoros.
Sucesos como éstos son dignos de ser admirados por todos
nosotros ya que solamente una vez en la vida tendremos la oportunidad
de presenciarlos. Si tienes algunos comentarios puedes escribir
a las siguientes cuentas de correo electrónico: lau_fis@yahoo.com,
arturogmez@yahoo.com.mx.
|