Año 2 • No. 48 • diciembre 3 de 2001 Xalapa • Veracruz • México
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A corazón abierto
Investigaciones de punta en la Facultad de Medicina
Ricardo Luna Aburto (texto y fotos)
 

Nueve de la mañana. El reloj de la Facultad de Medicina seguía su curso... mientras tanto, en la unidad quirúrgica "Jesús López Domínguez", el tiempo parecía haberse detenido, sólo los pasos y movimientos de quienes asistían a la operación daban cuenta de lo contrario.

Mientras tanto, en una sala contigua, sólo se escuchaban los ladridos del 'Mechas'... un perro que parecía oler su destino en pos de la ciencia médica.

Pero lejos de ser ésta una triste historia de la medicina experimental, el destino de nuestros protagonistas ha valido más de lo que aparenta: su sacrificio no ha sido en vano, la intervención quirúrgica a la que fueron sometidos podría significar, en un futuro cercano, un cambio radical para la cardiología, o bien, para el arte médico de los trasplantes de órganos en humanos.

Marco González Rivera, Francisco Malpica Ramón y Ángel Alberto Casillas Cruz explicaron a UniVerso que la operación, que tuvimos oportunidad de presenciar, es una nueva técnica médica denominada "corazón-pulmón aislado en modelo animal" que fue desarrollada desarrollada por la doctora rusa Galina Rozkhova, y puesta en marcha en Cuba y Rusia. Ésta comprende como primera fase, conseguir la estabilidad del paciente (que para el caso es un can), intervenir quirúrgicamente las arterias del corazón, paso decisivo para el éxito de la operación; proceder a retirar el bloque (corazón-pulmón) y mantenerlo aislado pero vivo, gracias a la asistencia de ventilación mecánica y una sustancia muy similar a la sangre -a la que llaman estabilizador de la mecánica cardiaca- compuesta por cardiotónicos que permiten que el corazón siga latiendo, glucosa como energético y que una vez mezclado con la sangre, permitirán que el
corazón obtenga la energía suficiente para seguir con vida.

Esta técnica permite alargar el tiempo de vida del órgano para un futuro trasplante (más de 24 horas) y no requiere una infraestructura especial para su conservación, por lo que supera a la actual intervención, que sólo mantiene con vida al corazón un promedio de cuatro horas en condiciones de enfriamiento.

El equipo quirúrgico y de anestesia que participó en esta hazaña, que recién regresara de Cuba donde aprendió parte de esta técnica, está conformado por académicos e investigadores de nuestra casa de estudios: en el área quirúrgica, los médicos Marco González Rivera y Ángel Alberto Casillas Cruz y la pasante Janet Narváez Falfán. En el equipo también participó personal del Centro de Especialidades Médicas (CEM) como el intensivista José Bernabé Ramírez Cabrera, el residente de segundo año Fernando Estrada y, como personal circulante, estudiantes de semestres avanzados de las carreras de Medicina y Enfermería.

José Bernabé Ramírez Cabrera, especialista en medicina crítica y terapia intensiva y actual jefe de la división de Medicina del CEM, narra cómo y en qué consistió su participación en el reto de mantener el corazón del perro con vida.

El especialista tuvo en sus manos el manejo de la vía aérea del paciente, debido a que el canino se encontraba bajo una sedación profunda (en niveles anestésicos), lo que impedía que por sí mismo respirara y oxigenara su sangre.

Aseguró que lo más difícil no es mantener con vida el corazón del animal, "lo que puede complicarse es que, una vez extraído el bloque, no haya la suficiente ventilación o manejo de sustratos para manejar adecuadamente la célula miocárdica para que el corazón siguiera contrayéndose y dilatándose por sí solo".

En su segundo intento, realizado el 12 de noviembre, los doctores consiguieron con éxito mantener el corazón vivo del animal por más de cuatro horas, por lo que ahora están probando que el estabilizador de la mecánica cardiaca, solución empleada para mantener el corazón funcionando, no libere sustancias que puedan ser tóxicas al momento de hacer el trasplante, comprobando, además, que el corazón no registre necrosis (muerte).

Para el equipo que intervino en dicha operación, el haber obtenido el éxito en esta fase experimental, representa en el futuro la posibilidad de ampliar los conocimientos en áreas de la docencia y la investigación de trasplantes e integrarlos como parte de las publicaciones de carácter científico que edita la Universidad Veracruzana.

Con ello, los estudiantes de medicina tendrían la oportunidad de observar en un modelo vivo el funcionamiento, la fisiología y la fisiopatología de los cambios que sufren los órganos internos, la estructura del corazón y los pulmones, cuya semejanza con la de los humanos es estrecha".

Asimismo, este avance médico tendrá repercusiones en la farmacología, al servir de modelo para las prácticas de corazón que requieran de inyectar sustancias que disminuyan o aceleran la contractilidad de este vital órgano.

Es necesario mencionar que, si este equipo universitario de médicos entusiastas cosecha más éxitos en esta fase de experimentación, el modelo será expuesto a la comunidad científica y al público en general. Por supuesto que estas investigaciones y sus resultados también servirían para seguir trabajando en el perfeccionamiento de la técnica y poder llevarla al punto real del transplante en humanos.


¿Qué es un transplante?

Éste es un procedimiento que se ha hecho, con éxito creciente, desde hace más de 20 años y que en la actualidad se lleva a cabo en muchos hospitales del mundo.

La intervención, evidentemente, no es la solución para todos los problemas de corazón. De hecho, sólo puede llevarse a cabo en un muy pequeño número de pacientes (aquellos que tengan menos de 55 ó 60 años), con algunas enfermedades cardiacas muy evidentes y que limiten drásticamente su esperanza de vida, a no más de dos o tres años.

Lo primero que debe hacerse en casos de esta naturaleza, es encontrar a un donante de corazón, generalmente procederá de una persona saludable que haya perecido en algún accidente y que no tenga lesiones que afecten al corazón. Este órgano será transportado en una solución especial con toda la celeridad posible hasta el paciente receptor, cuya cavidad torácica ya estará abierta y sin el corazón enfermo. El transplante, como toda cirugía mayor del corazón, se hace bajo anestesia general, y la intervención suele durar varias horas, durante las que la función del corazón y los pulmones debe ser asumida por una máquina de circulación externa.

Cuando un transplante de corazón tiene éxito, la mayoría de los receptores se recuperan hasta llevar una vida relativamente normal. Un 80 por ciento de ellos vive activamente al cabo de un año, y algunos receptores han vivido más de una década después del transplante.

De cualquier modo, el procedimiento es complicado, y, para que tenga éxito, requiere un equipo muy bien organizado de especialistas en transplantes y un paciente motivado. En casi todos los casos, hay que seguir viendo a los miembros del equipo de transplantes de por vida, para el ajuste cuidadoso de las dosis individuales de medicamentos, el tratamiento de las complicaciones, incluso se hace necesaria la realización de biopsias de corazón para vigilar la posibilidad de un rechazo.

Por todo ello, el transplante de corazón sólo es una solución en los casos en los que es la única esperanza de vida y en los que haya probabilidades reales de éxito.


¿Insuficiencia cardiaca?

Las principales manifestaciones de insuficiencia cardiaca son: dificultad respiratoria que aumenta con los esfuerzos físicos: subir escaleras, correr y en particular al acostarse.

El edema de pulmón es una forma grave de encharcamiento que, a veces, nos obliga a someter al enfermo a respiración artificial.

Otra forma particular de dificultad respiratoria es la que despierta al paciente de repente, sudoroso y angustiado y le obliga a levantarse y a buscar aire, incluso abriendo la ventana.

Presión arterial baja que facilita los mareos y desmayos. Produce un extremo cansancio y debilita progresivamente.

Hinchazón. Es el resultado de la retención de líquidos y del remanso de sangre en las cavas (venas mayores que desembocan en la aurícula derecha del corazón). Se nota en los tobillos pero afecta a todo el cuerpo, sobre todo en el abdomen y el tórax.

Cuando una persona padece de una insuficiencia cardiaca, y tras las correspondientes pruebas clínicas, se ve que su corazón ha perdido, al menos, las dos terceras partes de su fuerza, se plantea seriamente la posibilidad de ser sometido a un trasplante.

Es también necesario que el resto de órganos, especialmente los pulmones, estén en las mejores condiciones posibles para someterse al trasplante.


Más investigaciones

Como proyectos alternos a esta investigación, los médicos universitarios dieron a conocer hacia qué otras líneas experimentales apuntan sus esfuerzos.

Ángel Alberto Casillas indicó que actualmente se experimenta también con perros para encontrar un tratamiento y la posible cura de la cirrosis; para ello, realiza sus prácticas provocando la enfermedad en los animales a fin de encontrar, mediante cirugías, la posible cura.

Por su parte, González Rivera desarrolla un proyecto con algunos materiales como el poliuretano y el gelfoan, como posibles hemostáticos (antihemorrágicos) para las personas que hayan sufrido un accidente de consecuencias graves en algún órgano importante. Utiliza ratas del bioterio a las que se les hacen pruebas empleando dichos materiales para ver posibles reacciones alérgicas o contraindicadas.

Francisco Malpica estudia las características que han hecho del estrés uno de los males más expandidos. Su investigación consiste en hacer marcaciones cutáneas en la piel utilizando una sustancia llamada histamina, con la que prueba los diferentes estados anímicos para ver si la histamina es liberada por el organismo en condiciones de estrés.


  ¡Todo un equipazo!
  Marco Antonio González Rivera, Francisco Malpica Ramón y Ángel Alberto Casillas Cruz conforman el equipo de médicos universitarios que, en septiembre pasado, asistieron a Cuba a recibir el entrenamiento en cirugía experimental animal.

En las prácticas, realizadas en la Facultad de Medicina, participaron, además de Janet Narváez Falfán, pasante de Medicina, estudiantes de semestres avanzados de las carreras de Medicina y Enfermería de la Universidad Veracruzana.