Nueve
de la mañana. El reloj de la Facultad de Medicina seguía
su curso... mientras tanto, en la unidad quirúrgica "Jesús
López Domínguez", el tiempo parecía haberse
detenido, sólo los pasos y movimientos de quienes asistían
a la operación daban cuenta de lo contrario.
Mientras
tanto, en una sala contigua, sólo se escuchaban los ladridos
del 'Mechas'... un perro que parecía oler su destino en pos
de la ciencia médica.
Pero
lejos de ser ésta una triste historia de la medicina experimental,
el destino de nuestros protagonistas ha valido más de lo
que aparenta: su sacrificio no ha sido en vano, la intervención
quirúrgica a la que fueron sometidos podría significar,
en un futuro cercano, un cambio radical para la cardiología,
o bien, para el arte médico de los trasplantes de órganos
en humanos.
Marco
González Rivera, Francisco Malpica Ramón y Ángel
Alberto Casillas Cruz explicaron a UniVerso que la operación,
que tuvimos oportunidad de presenciar, es una nueva técnica
médica denominada "corazón-pulmón aislado
en modelo animal" que fue desarrollada desarrollada por la
doctora rusa Galina Rozkhova, y puesta en marcha en Cuba y Rusia.
Ésta comprende como primera fase, conseguir la estabilidad
del paciente (que para el caso es un can), intervenir quirúrgicamente
las arterias del corazón, paso decisivo para el éxito
de la operación; proceder a retirar el bloque (corazón-pulmón)
y mantenerlo aislado pero vivo, gracias a la asistencia de ventilación
mecánica y una sustancia muy similar a la sangre -a la que
llaman estabilizador de la mecánica cardiaca- compuesta por
cardiotónicos que permiten que el corazón siga latiendo,
glucosa como energético y que una vez mezclado con la sangre,
permitirán que el
corazón obtenga la energía suficiente para seguir
con vida.
Esta
técnica permite alargar el tiempo de vida del órgano
para un futuro trasplante (más de 24 horas) y no requiere
una infraestructura especial para su conservación, por lo
que supera a la actual intervención, que sólo mantiene
con vida al corazón un promedio de cuatro horas en condiciones
de enfriamiento.
El
equipo quirúrgico y de anestesia que participó en
esta hazaña, que recién regresara de Cuba donde aprendió
parte de esta técnica, está conformado por académicos
e investigadores de nuestra casa de estudios: en el área
quirúrgica, los médicos Marco González Rivera
y Ángel Alberto Casillas Cruz y la pasante Janet Narváez
Falfán. En el equipo también participó personal
del Centro de Especialidades Médicas (CEM) como el intensivista
José Bernabé Ramírez Cabrera, el residente
de segundo año Fernando Estrada y, como personal circulante,
estudiantes de semestres avanzados de las carreras de Medicina y
Enfermería.
José
Bernabé Ramírez Cabrera, especialista en medicina
crítica y terapia intensiva y actual jefe de la división
de Medicina del CEM, narra cómo y en qué consistió
su participación en el reto de mantener el corazón
del perro con vida.
El
especialista tuvo en sus manos el manejo de la vía aérea
del paciente, debido a que el canino se encontraba bajo una sedación
profunda (en niveles anestésicos), lo que impedía
que por sí mismo respirara y oxigenara su sangre.
Aseguró
que lo más difícil no es mantener con vida el corazón
del animal, "lo que puede complicarse es que, una vez extraído
el bloque, no haya la suficiente ventilación o manejo de
sustratos para manejar adecuadamente la célula miocárdica
para que el corazón siguiera contrayéndose y dilatándose
por sí solo".
En
su segundo intento, realizado el 12 de noviembre, los doctores consiguieron
con éxito mantener el corazón vivo del animal por
más de cuatro horas, por lo que ahora están probando
que el estabilizador de la mecánica cardiaca, solución
empleada para mantener el corazón funcionando, no libere
sustancias que puedan ser tóxicas al momento de hacer el
trasplante, comprobando, además, que el corazón no
registre necrosis (muerte).
Para
el equipo que intervino en dicha operación, el haber obtenido
el éxito en esta fase experimental, representa en el futuro
la posibilidad de ampliar los conocimientos en áreas de la
docencia y la investigación de trasplantes e integrarlos
como parte de las publicaciones de carácter científico
que edita la Universidad Veracruzana.
Con
ello, los estudiantes de medicina tendrían la oportunidad
de observar en un modelo vivo el funcionamiento, la fisiología
y la fisiopatología de los cambios que sufren los órganos
internos, la estructura del corazón y los pulmones, cuya
semejanza con la de los humanos es estrecha".
Asimismo,
este avance médico tendrá repercusiones en la farmacología,
al servir de modelo para las prácticas de corazón
que requieran de inyectar sustancias que disminuyan o aceleran la
contractilidad de este vital órgano.
Es
necesario mencionar que, si este equipo universitario de médicos
entusiastas cosecha más éxitos en esta fase de experimentación,
el modelo será expuesto a la comunidad científica
y al público en general. Por supuesto que estas investigaciones
y sus resultados también servirían para seguir trabajando
en el perfeccionamiento de la técnica y poder llevarla al
punto real del transplante en humanos.
¿Qué es un transplante?
Éste
es un procedimiento que se ha hecho, con éxito creciente,
desde hace más de 20 años y que en la actualidad se
lleva a cabo en muchos hospitales del mundo.
La
intervención, evidentemente, no es la solución para
todos los problemas de corazón. De hecho, sólo puede
llevarse a cabo en un muy pequeño número de pacientes
(aquellos que tengan menos de 55 ó 60 años), con algunas
enfermedades cardiacas muy evidentes y que limiten drásticamente
su esperanza de vida, a no más de dos o tres años.
Lo
primero que debe hacerse en casos de esta naturaleza, es encontrar
a un donante de corazón, generalmente procederá de
una persona saludable que haya perecido en algún accidente
y que no tenga lesiones que afecten al corazón. Este órgano
será transportado en una solución especial con toda
la celeridad posible hasta el paciente receptor, cuya cavidad torácica
ya estará abierta y sin el corazón enfermo. El transplante,
como toda cirugía mayor del corazón, se hace bajo
anestesia general, y la intervención suele durar varias horas,
durante las que la función del corazón y los pulmones
debe ser asumida por una máquina de circulación externa.
Cuando
un transplante de corazón tiene éxito, la mayoría
de los receptores se recuperan hasta llevar una vida relativamente
normal. Un 80 por ciento de ellos vive activamente al cabo de un
año, y algunos receptores han vivido más de una década
después del transplante.
De
cualquier modo, el procedimiento es complicado, y, para que tenga
éxito, requiere un equipo muy bien organizado de especialistas
en transplantes y un paciente motivado. En casi todos los casos,
hay que seguir viendo a los miembros del equipo de transplantes
de por vida, para el ajuste cuidadoso de las dosis individuales
de medicamentos, el tratamiento de las complicaciones, incluso se
hace necesaria la realización de biopsias de corazón
para vigilar la posibilidad de un rechazo.
Por
todo ello, el transplante de corazón sólo es una solución
en los casos en los que es la única esperanza de vida y en
los que haya probabilidades reales de éxito.
¿Insuficiencia cardiaca?
Las
principales manifestaciones de insuficiencia cardiaca son: dificultad
respiratoria que aumenta con los esfuerzos físicos: subir
escaleras, correr y en particular al acostarse.
El
edema de pulmón es una forma grave de encharcamiento que,
a veces, nos obliga a someter al enfermo a respiración artificial.
Otra
forma particular de dificultad respiratoria es la que despierta
al paciente de repente, sudoroso y angustiado y le obliga a levantarse
y a buscar aire, incluso abriendo la ventana.
Presión
arterial baja que facilita los mareos y desmayos. Produce un extremo
cansancio y debilita progresivamente.
Hinchazón.
Es el resultado de la retención de líquidos y del
remanso de sangre en las cavas (venas mayores que desembocan en
la aurícula derecha del corazón). Se nota en los tobillos
pero afecta a todo el cuerpo, sobre todo en el abdomen y el tórax.
Cuando
una persona padece de una insuficiencia cardiaca, y tras las correspondientes
pruebas clínicas, se ve que su corazón ha perdido,
al menos, las dos terceras partes de su fuerza, se plantea seriamente
la posibilidad de ser sometido a un trasplante.
Es
también necesario que el resto de órganos, especialmente
los pulmones, estén en las mejores condiciones posibles para
someterse al trasplante.
Más investigaciones
Como
proyectos alternos a esta investigación, los médicos
universitarios dieron a conocer hacia qué otras líneas
experimentales apuntan sus esfuerzos.
Ángel
Alberto Casillas indicó que actualmente se experimenta también
con perros para encontrar un tratamiento y la posible cura de la
cirrosis; para ello, realiza sus prácticas provocando la
enfermedad en los animales a fin de encontrar, mediante cirugías,
la posible cura.
Por
su parte, González Rivera desarrolla un proyecto con algunos
materiales como el poliuretano y el gelfoan, como posibles hemostáticos
(antihemorrágicos) para las personas que hayan sufrido un
accidente de consecuencias graves en algún órgano
importante. Utiliza ratas del bioterio a las que se les hacen pruebas
empleando dichos materiales para ver posibles reacciones alérgicas
o contraindicadas.
Francisco
Malpica estudia las características que han hecho del estrés
uno de los males más expandidos. Su investigación
consiste en hacer marcaciones cutáneas en la piel utilizando
una sustancia llamada histamina, con la que prueba los diferentes
estados anímicos para ver si la histamina es liberada por
el organismo en condiciones de estrés.
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¡Todo
un equipazo! |
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Marco
Antonio González Rivera, Francisco Malpica Ramón
y Ángel Alberto Casillas Cruz conforman el equipo
de médicos universitarios que, en septiembre pasado,
asistieron a Cuba a recibir el entrenamiento en cirugía
experimental animal.
En
las prácticas, realizadas en la Facultad de Medicina,
participaron, además de Janet Narváez
Falfán, pasante de Medicina, estudiantes de semestres
avanzados de las carreras de Medicina y Enfermería
de la Universidad Veracruzana.
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