Año 2 • No. 52 • febrero 18 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
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Afortunado debut Como titular de la OSX
Carlos Miguel Prieto
Jorge Vázquez Pacheco
 

“Sentí a la orquesta asentada, con mucho cuerpo en su sonido; el entusiasmo se advertía en los músicos. Ha sonado como pocas veces...” Semejante opinión resulta digna de tomarse en cuenta, cuando que procede de un hombre especialmente parco y, por añadidura, extremadamente crítico en sus observaciones, como lo es Guillermo Cuevas.

Presente en el concierto inaugural de la temporada 2002 de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, para conducir la transmisión a través de Radio Más, Cuevas no perdió oportunidad para pasar a la sección de butacas y, desde allí, escuchar con atención la lectura de la OSX para La consagración de la primavera, la obra que es, para muchos entendidos, la partitura más importante y revolucionaria durante el siglo que recién ha concluido.

Esta composición musical requiere de un especial concepto para su interpretación. Es necesario para el director concebir mentalmente el rito pagano que originó esta música desquiciante, ideada originalmente para ballet. Stravinski refirió que desde 1910, cuando aún vivía en San Petersburgo, se obsesionó por una serie de imágenes de la Rusia ancestral. En ellas veía a una joven doncella danzar hasta morir, en medio de un círculo formado por sacerdotes ancianos, como parte de un rito propiciatorio hacia las fuerzas espirituales que controlan la aparición de la primavera. El memorable escándalo que se generó la noche de su estreno, el 29 de mayo de 1913, ha pasado a la historia como una de las jornadas más tormentosas jamás registradas, cuando el público reaccionó con violencia ante aquellas sonoridades salvajemente repetitivas y que culminan de forma arrolladora.

La noche del 25 de enero, en la sala grande del Teatro del Estado, Carlos Miguel Prieto condujo al conjunto a una interpretación que se juzga memorable y que ha resultado en su mejor carta de presentación ante el público, como titular de la propia OSX.

Antes de ello, Prieto había ofrecido una impetuosa lectura de la obertura Egmont, parte de la música incidental que Beethoven escribió para la puesta en escena del drama homónimo de Johann Wolfgang Goethe, así como el seguimiento a Jorge Federico Osorio para el concierto “Emperador”, el quinto para piano y orquesta del propio Genio de Bonn. Osorio, quien es considerado como uno de los pianistas más importantes en el ámbito internacional, es un eficiente y cumplido intérprete de la obra de Beethoven, y su discografía incluye los cinco conciertos para piano y orquesta del maestro alemán.

Osorio hubo de cancelar un compromiso en Estados Unidos para hacerse presente en Xalapa y hacernos escuchar su trabajo artístico, el cual se inscribe entre lo más notorio en el contexto nacional. Seguro de sí mismo, con el aplomo que le confiere su amplia experiencia, Osorio redondeó un “Emperador” que rebasó las expectativas de quienes se dieron cita en el Teatro del Estado.

Fue una velada artística redonda, que se erige por sí misma como un anticipo de las sorpresas que nos deparan el máximo organismo musical de Veracruz y su joven director titular.