Tenemos un gran amigo que tiene dos características;
una de ellas es que es muy desvelado, es más fácil platicar con
él a la una de la madrugada que a las 10:00 de la mañana. otra,
es que es una de las personas más inteligentes que conocemos. Tal
parece que estas características están plenamente relacionadas entre
sí; las personas que gustan de dormirse tarde por la noche, son
muy ágiles de pensamiento.
Otro
personaje que reunía esas características era Sir Isaac Newton.
Dentro de sus anécdotas, encontramos una en particular y citamos
textualmente: “El 29 de enero de 1697 Newton recibía una carta procedente
de Basilea que contenía dos problemas.
Aunque
también había sido enviada, además de a Newton, a otros cuantos
matemáticos del continente, uno de sus principales objetivos era
medir la destreza del genio inglés en el uso del recientemente desarrollado
cálculo diferencial.
”La
carta llegó a manos de Newton a las 6 de la tarde y a las cuatro
de la mañana ya había resuelto ambos problemas. A la mañana siguiente
Newton envió las soluciones al presidente de la Royal Society. Las
soluciones fueron publicadas de forma anónima en el número de febrero
de 1697 de Philosophical Transactions. Newton resolvió en unas horas
lo que a muchos matemáticos de la época le hubiese costado toda
una vida. Varignon, L’Hôpital o David Gregory que también habían
recibido los problemas fueron incapaces de resolverlos. ”Pese al
anonimato con que se publicaron las soluciones, por la elegancia
de las mismas, Bernoulli reconoció de inmediato a su autor y al
leer el artículo en Philosophical Transactions exclamó: ‘Ex ungue
leonis’ (De las garras del león), que era la forma de referirse
al ‘rey’ en la materia: Isaac Newton.”
Explicar
los problemas, a nosotros también nos llevaría una vida, además
de cientos de planas de UniVerso, pero aprovechamos este espacio
para contarles la anécdota y el hecho más que el problema matemático
en sí, el que esperamos contarles en otra ocasión. Sin embargo,
llama la atención este otro ejemplo de la relación que puede haber
entre las personas que gustan de desvelarse y la inteligencia.
Algunos
ejemplos de personas con estas características los tenemos en muchos
sitios. De los seres humanos que menos duermen son los astronautas,
según informes de la Fundación para el Sueño de los EUA, quienes
duermen en promedio menos de seis horas diarias; aunque claro son
personas con un coeficiente intelectual muy alto, con gran capacidad
de creación y excelentes en materias como física y matemáticas.
Así
que tal parece que la inteligencia gusta de los desvelos, aunque
claro, seguramente alguna otra parte del organismo tarde o temprano
reclamará su descanso.
Fuentes:
NASA (www.nasa.gov); El Rincón
la Ciencia (www.cienciarincon.net);
Divulcat (www.divulcat.com);
y Cuadernos de trabajo de Pronap.
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