Sin duda alguna la integración de la tv y
la computadora es una realidad que nos acerca conocimiento, aprendizaje
y entretenimiento. Pero antes definamos qué es interactividad.
Interactividad
significa darle al usuario la capacidad para que manifieste sus
deseos y de ello nos enteremos. Ésto, aplicado a los instrumentos
de cómputo, implica que el usuario pueda recorrer los lugares que
él quiera, sin importar tiempo o espacio.
Gracias
a esta capacidad, la televisión interactiva (tvi), dejará de ser
un medio de contenidos unidireccionales para convertirse en un centro
de comunicaciones e interactividad, que evolucionará hasta hacerse
tan indispensable como el teléfono y probablemente también lo integre
a su funcionamiento.
Podremos,
desde nuestro control remoto, hacer todo tipo de elecciones y actividades;
como enviar un correo electrónico, consultar el saldo en una cuenta
bancaria y al mismo tiempo ver una película. La tvi pretende centrarse
en las demandas del usuario.
Pero
esta grandísima revolución provocará también plantear cambios significativos
en los contenidos que se transmitan. Ya no será suficiente desarrollar
sólo páginas con gráficos fijos o animaciones en sistemas para Web.
Será necesario alternar también sistemas de transmisión de video
y segmentos propios de la televisión, pero ahora con formato de
pantalla de computadora y viceversa.
Se
creará un nuevo mercado que adoptará la forma de un triángulo; en
el primer vértice estará el público (que demanda cada vez más contenidos
sin tener que pagar más), abajo estarán los contenidos interactivos
y en el tercer vértice estarán las convergencias e infraestructuras
para transmitir contenidos.
Y
finalmente no se tratará de adaptar los contenidos de Internet o
de televisión a un nuevo medio (como sucedió en un principio en
la Web con el video en línea). Se tratarán de crear nuevos contenidos
para un medio más eficaz y potente para la transmisión de contenidos
e interactividad con el usuario.
¿Qué
sucederá entonces? Lo más probable es que si un espectador está
viendo un programa en Discovery Channel, pueda -al mismo tiempo-
consultar varias ventanas en las que se presenten contenidos en
línea y en tiempo real sobre el lugar o tema que está tratando el
programa en cuestión: saber cómo llegar desde su lugar de residencia,
tiempos de recorrido, lugares dónde dormir, dónde comer, tarifas
y demás.
El
asunto ahora es una barrera tecnológica: el ancho de banda de transmisión
necesario para tantos contenidos, pero en breve, este obstáculo
será salvado.
De
hecho, actualmente y con un poco de conocimiento sobre cuestiones
tecnológicas podemos convertir a nuestra computadora (Mac ó PC)
en una poderosa central de comunicación que hibride audio, video,
hipertexto, gráficos y otros sistemas de comunicación.
Sólo
es cuestión de tiempo. Y como el tiempo en cómputo es infinitesimalmente
pequeño en relación al tiempo de nuestro calendario gregoriano,
sólo es cuestión de esperar un poco.
La
convergencia es previsible: piensa cuántos televisores existen en
México; de ellos -la mayoría- recibe por antena aérea al Canal de
las Estrellas. Imagina ahora que éste ofrezca tres ventanas para
navegar sobre el tema que transmita en tiempo real (por inverosímil
que parezca) y que puedas accesar a ellas a través del control remoto
de tu tv. Imagina por un momento que cuando la telenovela que se
transmita en el momento, te aparezcan algunas ventanas sobre el
sitio turístico donde se grabó y una de ellas, te dice cuánto te
costará llegar al lugar para visitarle, no importando dónde te encuentres.
Interesante, ¿no te parece?..
La
tvi plantea retos maravillosos en los que el beneficiario será el
espectador, el público que indicará las direcciones de desarrollo
de este nuevo medio. Por lo pronto, la dirección arcom@dino.uv.mx
está disponible para comentarios. Nos leemos en el siguiente Interfase.
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