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Mientras
prepara su tesis doctoral sobre el problema de la conciencia en
ser, para la Universidad de Oviedo, María del Rosario Amieva González,
no pudo rechazar la invitación del Ayuntamiento y la Fundación "Julián
A. Bernal" para inaugurar la Semana de la Mujer y reflexionar frente
a su público en "Los Portales" en el mismo corazón de su ciudad
natal.
Ahí expuso la dificultad de establecer identidades en la mujer como
objeto de estudio, ya que hay mujeres de todo tipo. Aseguró que
las verdaderas diferencias entre hombre y mujer son las sexuales.
Aparte de esas no hay mucho más diferencias en la naturaleza misma.
Más adelante señaló que realmente no somos ni masculinos ni femeninos
de manera natural, sino que los roles nos son asignados por las
diferentes culturas a las que pertenecemos.
"No nacemos así, sino que nos 'modulan' para que seamos así, nos
'entrenan' en esto de portarse supuestamente como mujer o como hombre,
a través de muchas generaciones, de toda una historia, de toda una
sociedad, de tal modo que nadie cuestiona si de verdad la mujer
es débil y sentimental, temerosa y pasiva, dependiente y pusilánime,
y el hombre en cambio es fuerte y decidido, emprendedor, valiente
y autónomo, y si siendo así las cosas, la mujer tiene siempre que
ser protegida y gobernada por el hombre que, naturalmente se cobrará
de algún modo esa supuesta protección y ayuda; de eso se seguiría
además que hombres y mujeres tendrían diferentes derechos y obligaciones
y por supuesto diferentes patrones de conducta, o sea, que la declaración
de los derechos humanos no sirve, porque ahí se habla de igualdad,
ni el Derecho Civil sirve porque también habla que todos nacemos
iguales".
Así resumía "las diferencias sexuales son naturales e inmutables
y las diferencias de género artificiales y mutables", lo que entusiasmó
a su auditorio... ¡100 por ciento compuesto de mujeres!
Rosario Amieva González es filósofa y actualmente se desempeña como
docente en la Maestría en Filosofía que oferta la Universidad Veracruzana.
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