Año 2 • No. 55 • marzo 11 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Páginas Centrales

 Tus Cartas

 Información General

 Foro Académico

 Date Vuelo

 Arte Universitario

 Inter Nautas

 Halcones al Vuelo

 Contraportada


 Números Anteriores


 Créditos

 

 

 
La fábrica de mendigos
Conoce el otro lado de la moneda...
Gina Sotelo Ríos
 

Pepe es un niño de 14 años y vive en la pobreza extrema, económica y emocionalmente. Ha visto morir a su abuelo y otros familiares sin que nadie lo ampare con su afecto. Tiene un problema de maduración y de lenguaje, pues su palabra para todo es chingao. No puede trazar una línea recta, copiar, o abstraer. Inútil, mal viviente, cochino o bueno para nada son las palabras que conformarán su identidad como ser humano. Como niño ha aguantado la miseria, lo que no aguantó fueron los golpes, los insultos, el abuso sexual y el abandono. Seguramente Pepe no va a tener las herramientas que le permitan defenderse en un mundo hostil. Ésas se las va a proporcionar la calle. Este tema fue abordado por la maestra Noemí González en su ponencia La construcción de la identidad y la educación cultural de mendicidad de los niños callejeros: un problema antropofísico, abordado durante el IV Congreso Centromericano de Antropología que se llevó a cabo en Xalapa.

La infancia es un periodo socialmente determinado y lo que se considera como tal es establecido por el grupo en el que nace el niño, como en las culturas en las que el niño pasa a ser adulto a través de un ceremonia.

La infancia es un objeto de estudio de la antropología física, a partir de la perspectiva del Análisis del Discurso que permite restablecer una polémica a través de las líneas que marcan a la sociedad, pues nada se construye fuera del discurso social y nada es más polémico que lo que consideramos como infancia: "todos nosotros somos niños, sin embargo cada quien entiende diferente lo qué es en un niño".

Para la maestra González, los niños de y en la calle son niños totalmente desprotegidos, además de que son sujetos a un doble discurso: por un lado son menores de edad; sin embargo, se les obliga a vivir una vida de adultos donde ellos no solamente tienen que velar por su propio sustento, sino que además llevan sobre sus hombros la responsabilidad de ser autosuficientes: "el niño es el único responsable de su sobrevivencia".

Dijo que en México los niños de la calle ven limitada su educación formal porque tienen que ver por su propio sustento, pero al carecer de documentos que le permitan acceder a la escuela, como un acta de nacimiento, no pueden asistir a la escuela: "este niño no existe socialmente y está obligado a permanecer en la escala inferior de los trabajos, formándose una identidad laboral de mendicidad. Estamos haciendo un ejército de mendigos cuyos hijos también serán mendigos".

Para finalizar su participación, la antropóloga recalcó como importantísimo el problema de la educación formal de la cual carecen estos niños, pues, apuntó, mientras más permanezcan en la calle, más se alejarán de la educación formal y tendrán una identidad devaluada: "Sólo quiero mencionarles que un niño agredido, será un adulto enojado", dijo.