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Hoy,
ante las cruentas exigencias que el mercado impone, es muy difícil
concebir a las ciencias sociales más allá de un ámbito epistémico.
Incluso se ha llegado a plantear su desaparición tras la tecnificación
de las sociedades; ahora lo que se necesitan son manos, fuerza de
trabajo, no abstracción. La realidad se ha vuelto un enfermizo juego
de compra-venta.
En estos tiempos, cuando los hombres parecen haber desaparecido
para dar paso a las estructuras opacas en las que se subsumen y
hasta reprimen, es vital el replanteamiento de este campo de conocimiento.
Se ha generado un impresionante desarrollo en terrenos como la informática
y la tecnología. Junto a esto, el incremento lacerante en el ritmo
de vida imbuida en la movilidad de las macroeconomías y la industrialización
permea totalmente el ejercicio de la conciencia humana.
Las velocidades láser a través de las cuales gira actualmente el
mundo son extremas para la ciencia social y en un determinado punto
se quiebran, se difuminan. Es necesario activar el área social no
sólo como "Teoría Suprema" que en la vida cotidiana no encuentra
acomodo, sino como una praxis adecuada a las exigencias presentes.
La ciencia social es aplicable a todos los quehaceres y de ella
depende en gran medida la respuesta a nuestras interrogantes individuales
y grupales en torno al pasado, presente y futuro.
Aunque en aparente crisis, éste es un buen momento para replantear
los fundamentos de dichas 'ciencias' y orientar sus esfuerzos hacia
el mejoramiento de las condiciones de vida. Parece ser una tarea
imposible cuando la mayor preocupación es saber si el día de mañana
habrá algo que comer en casa, sin embargo hay que intentarlo. Basta
del instrumentismo de que ha sido presa para justificar políticas
y planes económicos rancios. La práctica de este cúmulo de conocimientos
en realidades concretas capaces de estar a la par de un desarrollo
tecnológico parece ser un rumbo viable para alejarse de tal crisis.
Debe hacerse patente que el complejo aparato va guiado por el latido
humano y es por él que se mueve.
El objeto es encontrar el carácter humano en las actividades diarias
donde vivimos y respiramos neoliberalismo, conformar sociedades
concientes de las circunstancias reales de su entorno, alcances
y limitaciones. No es utopía, sino más bien el creer y trabajar
por la apertura de estas ciencias sociales y su campo de acción.
El fomento a la investigación y la creación de foros de discusión
sin duda alimenta las actividades académicas de cualquier institución.
Sobre todo, contribuyen a elaborar una conciencia propia de las
circunstancias que rodean nuestro acontecer, el manifiesto y el
invisible.
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