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México
vive un gran atraso en materia de programas de desarrollo y conservación
de sus recursos naturales. Así lo demuestra el hecho de que, de
un total de 128 áreas naturales protegidas (ANP) reconocidas en
diferentes categorías, tan sólo 28 cuentan con un programa de manejo,
alrededor de 66 no tienen uno, 25 lo están sometiendo a revisión
y 7 se encuentran en proceso de elaboración.
La historia de las ANP ha sido muy azarosa y no es sino hasta la
última década en que han adquirido cada vez mayor relevancia, hasta
el punto en que se ha constituido un órgano descentralizado de la
Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales para regularlas,
el cual desde 2000 existe bajo el nombre de Comisión Nacional de
las Áreas Naturales Protegidas.
Mauricio Trejo Monroy, miembro de dicha dependencia, sostuvo una
charla sobre este tema donde señaló que las consecuencias de la
aplicación de criterios poco fundamentados para la constitución
de ANP aún pesan en la actualidad: "En el afán de proteger ciertas
áreas, se impusieron arreglos de carácter expropiatorio, sin que
se indemnizara a los dueños de muchos terrenos y este problema de
tenencia de la tierra aún se sigue arrastrando".
México tiene una diversidad biológica extraordinaria. Por ejemplo,
en sus territorios se puede encontrar el 10 por ciento del total
de especies vegetales del mundo; además, cuenta con casi todos los
ecosistemas del mundo. Sin embargo -apuntó Trejo Monroy- también
hay datos tan contrastantes como el que al menos ocho especies de
mamíferos han desaparecido y 202 -40 por ciento del total nacional-
tienen algún grado de amenaza de extinción. Frente a tal panorama,
las ANP hoy tienen que ser concebidas, de acuerdo con el ponente,
"como unidades productivas estratégicas, generadoras de una corriente
vital de beneficios sociales y patrimoniales que deben ser reconocidos
y valorizados, y cuyo establecimiento y operación continua implica
costos".
Actualmente la superficie protegida respecto al territorio nacional
es de sólo ocho por ciento, una proporción muy baja que se suma
a un presupuesto fiscal insuficiente, que en 2000 alcanzó apenas
los 147 millones de pesos. De las más de 17 millones de hectáreas
que han sido decretadas ANP, sólo son atendidas 14 millones, y esta
superficie cuenta con personal muy básico que no cubre todas las
necesidades.
Trejo Monroy insistió en que, en su conjunto, el mosaico de ecosistemas
representa la base natural de la economía nacional y, por tanto,
debe ser un recurso que se necesita preservar.
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