Año 2 • No. 56 • marzo 18 de 2002 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Páginas Centrales

 Tus Cartas

 Información General

 Date Vuelo

 Arte Universitario

 Inter Nautas

 Halcones al Vuelo

 Contraportada


 Números Anteriores


 Créditos

 

 

 
Un factor de identidad
El Son jarocho
Rafael de Jesús Vázquez Marcelo (Facultad de Pedagogía, región Veracruz)
 

Lo que hoy conocemos por “Son jarocho” tiene una historia de por lo menos tres siglos, fruto de las raíces culturales de los pueblos africano, español y amerindio, quienes durante el proceso del mestizaje fueron construyendo la música, danza, poesía y canto que hoy nos identifica.

Con un proceso similar en la instrumentación, los más frecuentes son: la jarana y la guitarra de Son, descendientes de la guitarra barroca y que al igual que ésta, se construyen en varios tamaños. A estos suele acompañarlos el arpa, violín o alguno de los instrumentos de percusión como el pandero, la quijada  y la tarima misma.

Hasta hace algunos años la instrumentación variaba entre regiones: la sierra, los llanos y las riveras, pero en la actualidad este concepto ha cambiado y la diferencia en la instrumentación se da más a nivel de grupo, ya que mezclan instrumentos de diferentes zonas y aún incorporan instrumentos que habían caído en desuso, como el caso del marimbol y la quijada de burro.

El Son se desarrolla, se arraiga y florece principalmente en el campo, donde los campesinos después de un exhausto día de trabajo, descolgaban sus jaranas para juntarse alrededor de la tarima e iniciar la fiesta que nos identifica: el fandango.

El fandango es la fiesta que se ameniza con el Son Jarocho, a la que acuden espontáneamente bailadores, músicos, cantadores, versadores y repentistas; se reúnen alrededor de una tarima de madera construida ex profeso y generalmente al son de “El Siquisirí” se inicia la fiesta que durará  hasta que el cuerpo aguante. Hay sones que se bailan solamente en grupos de mujeres, siempre en parejas, y sones como “La Bamba” que se baila en pareja mixta. Existen algunas excepciones como “El Colás” que lo bailan cuatro mujeres y un hombre enmedio y otros como “El Jarabe Loco”  y “El Fandanguito” que lo bailan dos parejas mixtas.

Como los sones jarochos pertenecen a la música de improvisación, como el Jazz, Blues y el son cubano, entre otros, no tiene límite de tiempo y mientras se ejecuta, las bailadoras y bailadores se intercambian, con lo que se da riqueza y variedad percutiva a la música.

El fandango y el Son están presentes en sepelios, bautizos, bodas, velorios, las fiestas de mayordomía y en cualquier momento de la vida cotidiana en que algún estado de ánimo lo requiera.