Escritura de la lengua totonaca
Muchos siglos atrás, antes de la llegada de los españoles, el totonaco desarrolló una escritura pictográfica e ideográfica, pero, ante el coloniaje y el despojo padecido por nuestros pueblos, dejó de practicarse (García, 2007).
La lexicografía totonaca es abundante ya que existen variantes lingüísticas que la enriquecen, lo que demuestra que es una lengua viva. El habla totonaca refleja la vida de los hablantes a través del idioma, cada léxico, cada palabra o expresión derivan precisamente de la manera de ser y de pensar de los verdaderos hablantes totonacas (Tiburcio y Jiménez, 2016).
Los conocimientos milenarios de las comunidades totonacas, de manera general han empleado la oralidad para pasar de una generación a otra. Hoy en día, la necesidad de registrar los conocimientos a nivel escrito ha llevado a buscar la normalización de la lengua. La escritura es útil para expresar pensamientos, puntos de vista y para compartir ideas y experiencias. Además, la escritura fortalece la lengua al ampliar sus funciones y contextos comunicativos con el acercamiento a nuevos temas y con diferentes interlocutores, la cual se amplía si se hace uso de la tecnología. (Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, 2017).
La escritura como medio de comunicación es indispensable para que las comunidades de habla totonaca permanezcan y se desarrollen en forma sustentable, respetando sus características etnoculturales y etnolingüísticas (García, 2007).
Derivado de la normalización del totonaco, su alfabeto se representa con grafías latinas.