Un dato interesante y fundamental en este recuento arquitectónico de una ciudad es el Museo de
los Judíos de Daniel Libeskind. Construido entre 1992
y 1999 por uno de los arquitectos más destacados a
nivel mundial, la obra de Libeskind es una especie
de manifiesto espacial donde la luz, los contornos,
la planta arquitectónica y la geometría nos obligan a
una reflexión profunda y contemporánea sobre aquello que no debemos ignorar u olvidar, incluso a costa
de la violencia, el silencio, la oscuridad o la zozobra.
Una reflexión sobre la condición humana, sobre las
posibilidades de elevarnos a pesar de la tragedia.
Berlín-Oxford, mayo de 2005
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