ESTADO Y SOCIEDAD
1989-2009. Dos décadas de democracia
y libertad en la República Polaca
Maja Zawierzeniec
Maja Zawierzeniec es doctora en Letras por la
Universidad de Varsovia. En la época en que se suscribieron
los acuerdos de la Mesa Redonda y se organizaron las
elecciones del 4 de junio, tenía 10 años. Es presidenta de la
Asociación Cultural Polaco-Mexicana Bocian&Nopal, cuyo
objetivo es estrechar los lazos culturales entre ambos países.
Sin democracia, la libertad es una quimera
OCTAVIO PAZ
En 2009 se cumplen 20 años de la caída del régimen comunista en Polonia, 10 años de la incorporación a la OTAN y cinco años de la adhesión
de nuestro país a la Comunidad Europea. Los observadores extranjeros que conocieron la Polonia comunista subrayan que se trata de un país totalmente distinto:
la apertura política y económica ha transformado y
sigue transformando profundamente a Polonia. Varsovia, como cualquier otra capital occidental, es un enjambre vivo y pluricultural, con una economía y una
cultura vibrantes.
No obstante, aunque el proceso de la transformación de régimen se dio de manera pacífica y paulatina,
el camino a la democratización plena ha sido un proceso complejo desde el punto de vista político y económico, que se ve atravesado por grandes transformaciones
sociales. El reto es fortalecer la sociedad civil, resguardando los derechos humanos y combatiendo las desigualdades socioeconómicas, cada vez más notables.
Quizá resulte más fascinante conocer la historia
de los pueblos a través de las microhistorias de los ciudadanos. De la misma manera, es más prudente juzgar
los cambios históricos por las opiniones de la gente
común y corriente. Los pactos se firman a nivel de Estados, los políticos se estrechan las manos, pero la realidad sociopolítica, y más aún la mentalidad, forjada
en un determinado régimen, no cambian de un día
para otro.
Los polacos –una nación con una de las historias
más trágicas en el mundo entero, marcada por su difícil ubicación geopolítica, que la llevó a ser borrada del
mapamundi durante 123 años, víctima de la invasión
nazi y la ocupación soviética– finalmente, en el umbral del siglo XX, se han podido sentir creadores de la
historia e iniciadores de cambios importantes no sólo
en su propio país, sino también en Europa central y
oriental.
Las piezas del dominó del bloque soviético comienzan a caer en 1989, aunque, obviamente, esto es
posible gracias a una serie de acontecimientos ocurridos desde los años ochenta del siglo pasado. En aquella época la economía de la URSS se encontraba estancada. Por otro lado, como producto de la Guerra Fría,
en los años anteriores la URSS había tenido enormes
gastos militares. En estas circunstancias, Gorbachev,
quien asumió la Secretaría General del Partido Comunista en 1985, propone la Perestroika y el Glásnost. La
Perestroika planteó reformas económicas (preservando
el sistema socialista con el objetivo de dar a la sociedad
un cierto espíritu de empresa e innovación), mientras
que el Glásnost era una especie de propuesta para la
democratización de la URSS que pretendía liberalizar
el sistema político. A consecuencia de dichas reformas, se reconocen otros partidos políticos y se adopta
el sistema de votación universal.
Con la instauración de la Perestroika disminuye la
influencia de la URSS en los países del bloque soviético
y el sistema comienza a derrumbarse. Sólo recientemente empieza a reconocerse a gran escala que “las
primeras piezas” de este dominó han sido la Mesa Redonda en Polonia y las primeras elecciones semilibres
en ese país. La Mesa Redonda, en la práctica, fue una
serie de “negociaciones” entre los representantes de la
oposición y del régimen comunista. Como se comentó al respecto en el diario Gazeta Wyborcza (Gaceta de
elecciones), publicado por vez primera en 1989, precisamente en la época preelectoral:
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© Fotos: Maja Zawierzeniec |
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