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Con la participación de Bryan Adams, Rick Danko,
Garth Hudson, Levon Helm, Paul Carrack, Thomas
Dolby, James Galway, Jerry Hall, The Hooters, Cyndi
Lauper, Ute Lemper, Paddy Maloney, Joni Mitchell,
Van Morrison, Sinead O’Connor, Scorpions, Tim Cu-
rry, Marianne Faithfull y Albert Finney, entre otros ar-
tistas, la pluralidad de expresiones fue uno de los prin-
cipios de Live in Berlin. Este tipo de concierto tan soco-
rrido por los intérpretes musicales no había sido antes tan auténtico. Live in Berlin es una celebración de la
vida, de la libertad y de la capacidad humana para so-
breponerse a los tropiezos que experimentan ambas.
En Berlín cada creador otorgó su voz a la ejecución de
The Wall. El propio Waters aprovecha la oportunidad
para reinventarse y confrontar el pasado, su historia
personal en relación con la historia de una nación que
con la música vuelve a comenzar. Pero entre los espec-
tadores también se establece un pacto: el de no ser un
ladrillo más en la pared y luchar por la unión, unión
asumida en la fusión de lenguajes, en la aceptación de
las diferencias, en la tolerancia a lo que nos es ajeno.
En The Wall. Live in Berlín se produjo un rock progresivo, psicodélico, alucinado, operístico, en ciertos
episodios cercano al soft jazz y al jazz fusion, que llevó a
músicos y asistentes a entender el proceso de su propia revolución. En esta interpretación, Waters toma
el bajo como su arma, y su voz como la perorata de
un movimiento estético compartido, que a través del
performance consigue articular una sola línea argumentativa, bifurcada para abrir espacio a esa voz interior
que protesta frente a un mundo que impone sus reglas a la libertad. Transmitido a más de cien países, The
Wall. Live in Berlín permanece en la memoria como
una reunión catártica para el mundo, en la que fueron
emitidas tanto las notas del perdón como aquellas que
servirán de inspiración para el futuro.
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