Su relación con las artes no se ha limitado a la literatura.
Fue becario del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM e incursionó en la escenografía para cine y
también para danza.
A mí me interesaba estudiar cine porque en el
cuadro plástico de mi cerebro lo vislumbraba como
escenógrafo, como vestuarista y yo quería hacer todo
esto para cine. Llegué a realizar escenografías, asistí a
Gurrola, a Juan Guerrero, en el Ballet Folklórico de la
UV hace treinta o treinta y cinco años, cuando empezaba,
yo hacía los grandes telones. Ya usaba esas brochas
inmensas donde me daba la locura de salpicar de
azules los cielos y las palmeras para el danzón.
En la actualidad dirige, para la televisión universitaria veracruzana,
la serie “Los visionarios”, que abarca personajes de
distintos campos que comparten la característica de tener una
visión de largo alcance que les ha permitido dejar huella.
Aproveché muy bien esa experiencia porque he
tenido programas de televisión aquí. Incluso actualmente
estoy haciendo una serie que se llama “Los visionarios”,
que tienen que ver con la literatura, con la
música, con la plástica. Estamos armando el primero,
que es sobre el arpa más grande que se ha construido
en el mundo, en Coatepec, en un taller de chatarra de
coches. Es una maravilla y suena como las voces de los
dioses tocada por Cynthia Valenzuela. Ella se sube en
una escalera como para incendios y ahí toca como si
estuviera tocando un salterio porque sus brazos no le
dan para una armadura tan grande.
También habrá otro programa sobre Sebastián;
es un cuestionamiento porque cuando quitaron la escultura
del caballito en Reforma, la estatua de Carlos
IV hecha por el arquitecto Tolsá, y se quedó un hueco
allí, inteligentemente este visionario puso la cabeza, el
cuello con los belfos abiertos de un caballo de hojalata,
como Eiffel cuando puso su torre en el corazón de París.También fue un visionario y en esa época todo mundo
puso el grito en el cielo porque cómo iban a poner una
estructura de hierro en pleno corazón de París…
Y a propósito de caballos, en su conversación siempre intervienen
en algún momento estos nobles animales, pues las cabalgatas
matutinas son una de sus grandes afi ciones:
A mí los caballos me apasionan. Un día me cayó
uno encima y tuvieron que ponerme unos hilitos [señala
a sus hombros y a las puntadas que le dieron
en la herida], pero ese día me volví a subir como si
nada y no le guardé resentimiento. Es una terapia.
Llego al taller como bailarina, como bailarín de danza
contemporánea. Te deslizas, te destensa el caballo.
Porque hay una técnica que te lleva con los músculos
activos, te sientes volar. Se podría hacer un taller de
equinoterapia para bailarines, para escritores.
Así, remendado tras sus caídas de caballos, descendiendo de
palmeras de cinco metros, y entre bailarinas y “encueraditas”,
habla del presente y el futuro próximo de su obra.
Para el futuro inmediato, el proyecto más cercano
que tengo es que me han hablado de España, porque
hay una caja de ahorros muy importante, un banco
catalán, que desea conocer mi obra, un personaje de
la junta quiere ver mi obra y presentarla a la caja.
Entonces estoy preparando la carpeta nueva. En la
ciudad de México se está exhibiendo actualmente una
colección que va a durar dos meses en el Centro Cultural
Veracruzano. Y aquí [Xalapa], en la [Galería]
Ferrari, la obra va a estar también dos meses, cosa
inusual, pero la gente va, gusta tanto, es feliz viendo
la obra.
También estoy muy contento porque parte de la
obra que expuse en Hungría la ha adquirido el Museo
de Arte Moderno de Valencia. Yo le puse a esa exposición
La Caminera. Son ochenta piezas menos las
que se quedaron en el Museo y las que han caminado
por ahí, y pues es una colección que ya no la saco de
sus cajones, ya está curada de espanto y por un gran
curador que escogió la obra y dijo “de tanta obra va
est”. Y cuando ves la obra te sorprendes de la capacidad
de hacer de ti mismo y te sueltas el chongo, te
liberas, como cuando salgo en la mañana a la cabalgata
mañanera.
Podría concluirse este autorretrato, siguiendo los vasos comunicantes
poesía/plástica que entusiasman a Pepe Maya, con
una apreciación sobre su obra hecha por el fallecido “poeta maldito”
Roberto Vallarino:
Es la de Pepe Maya una producción que durante más
de treinta años ha crecido y se ha enriquecido con las
diversas experiencias de su autor y con el desarrollo
natural de su capacidad visual para convertir en escenas
aparentemente sencillas grandes formas paisajísticas,
composiciones eróticas, coloridos espectáculos que
en la gráfica y el óleo adquieren una dimensión sólo
reservada a la gran pintura, a la auténtica, a la que
brota del bajo vientre como una energía rotunda que
constituye un reto para las conciencias conservadoras
de su tiempo y es un oasis de frescura para quienes
saben apreciar el arte moderno. |
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