DOSSIER (artes plásticas)
Tres acercamientos a Héctor Vicario
Héctor Vicario: Autorretrato
Creo poder afirmar que mi atracción por las imágenes
ha marcado mi vida, pues desde niño me atrapaban
las imágenes impresas en las revistas. Mi padre, por
ser jefe de correos en Tlacotalpan, era el interventor
del cine y yo lo acompañaba; me quedaba a ver otras
imágenes en movimiento que me fascinaban porque
además contaban historias y no me importaba ver la
misma película varias veces.
Esta atracción permaneció latente en mí mientras
estudiaba psicología, de modo que empecé también a
estudiar fotografía de manera autodidacta y me compré mi primera cámara. Después asistí como “oyente”
a la Facultad de Artes Plásticas y en 1979 abandoné la
psicología, empecé a trabajar como responsable del
laboratorio de fotografía de la Facultad de Antropología y a impartir clases. Por este motivo, el movimiento
artístico que se produjo alrededor del maestro Carlos
Jurado me sorprendió en una época de transición y la
fotografía estenopeica no me sedujo pues lo que me
interesaba era capturar la acción. Sin embargo, la utilicé como herramienta pedagógica.
En 1983-1984 asistí a un taller de análisis de la
imagen fotográfica dirigido por el maestro Nacho
López y, en ese mismo periodo fundamos el grupo
FotoApertura, apadrinado por él mismo.
Admiro a varios fotógrafos, entre ellos a Henri
Cartier-Bresson y su cualidad para captar en una imagen un momento único, lo que él llama el “momento
decisivo”; a Robert Doisneau por esa capacidad para
mimetizarse, para estar sin imponer su presencia; a
Edward Weston, a Josef Kudelka, a Sebastião Salgado,
a Nacho López, quien me enseñó a ver la fotografía
como una forma de vida y como un compromiso.
De todos estos artistas, y de muchos más, he recibido influencias; creo que he tomado de cada uno de ellos lo que más se acerca a mi sensibilidad y, consciente
o inconscientemente, lo he pasado por el tamiz de mi
manera de ver la vida, de mi ideología, de mi formación, de mis inquietudes sociales, políticas, ecológicas,
estéticas. Pienso que una buena fotografía requiere manejar el aspecto técnico para dar claridad al contenido.
Si he documentado movimientos sociales y políticos, es porque me he identificado con ellos: el movimiento de rechazo a la nucleoeléctrica de Laguna Verde; el movimiento cardenista de 1988; el movimiento
zapatista, con el que he tenido el compromiso político
más fuerte, y del que, paradójicamente, no tengo tanto material como quisiera, porque es cierto aquello
de que <em>no se puede estar al mismo tiempo en misa y en la
procesión</em> (sobre todo si uno no es asiduo a tales ceremonias).
Sin embargo, con mi lente he incursionado en diversos temas, en aspectos de la realidad que me interesan y que van de la etnografía al desnudo, pasando
por la naturaleza, el paisaje urbano y el retrato, que es
el tema de este portafolio. He tomado estos y otros retratos de amigos que pertenecen al medio académico y
art íst ico, sin pensar en hacer un registro exhaustivo de
personalidades de Xalapa, y sin proponérmelo como
tema, salvo los de las parejas, que correspondían a un
proyecto –inconcluso por falta de material– que llevaba por título “Parejas, especie en extinción”, y que al
parecer nació “salado”, pues se fueron extinguiendo
antes de poderlas fotografiar. Las que sobrevivieron
son las que presento aquí. Los retratos individuales
que más me satisfacen son los de los amigos con quienes he tenido más confianza, ya que esto me ha permitido lograr un contacto visual que capta algún rasgo
característico de la personalidad del fotografiado. Por
supuesto, no están todos los que son y seguiré enriqueciendo mi colección de retratos.
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